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Un divorcio no tan traumático: todo lo que Elon Musk ha sacado de su alianza con Donald Trump

Un divorcio no tan traumático: todo lo que Elon Musk ha sacado de su alianza con Donald Trump
El multimillonario concluye su relación con la Casa Blanca con un botín de datos confidenciales, multas evitadas y el rescate de XLa guerra entre Trump y Musk: sexo, drogas, poder y dinero, mucho dinero Hace ocho meses, un Elon Musk pletórico celebraba una trascendental victoria en su apuesta más arriesgada. Había puesto todo su capital simbólico y una pequeña parte del financiero para impulsar a Donald Trump hasta la Casa Blanca. Lo logró: el hombre más rico del mundo había comprado el sillón político más poderoso, además de un puesto de “empleado especial” en el Gobierno como parte del pago. Musk, que siempre se había visto a sí mismo con una figura histórica para el avance de la civilización, se catapultaba a sí mismo al poder político con la ambición de proteger bajo su ala a fuerzas de la extrema derecha de todo el mundo. La historia no ha terminado como Musk esperaba. El multimillonario concluye su aventura en la política enemistado con el presidente más poderoso del mundo. El mismo del que dependen miles de millones de dólares de contratos públicos de sus empresas y que ahora amenaza con cancelarlos. Musk también ha visto como su imagen pública caía en picado mientras la vinculaba a la motosierra. Según las últimas encuestas, un 55% de los estadounidenses tiene una opinión desfavorable de él. Una tendencia que ha afectado especialmente a Tesla, que ha encadenado los peores trimestres en ventas de su historia. Su enfrentamiento final con Trump supuso una caída del 15% en sus acciones, que a la vez son la principal fuente de riqueza de Musk: su duelo de amenazas implicó que se volatilizaran unos 20.000 millones de dólares de su patrimonio en una sola jornada. Musk ahora cree que “cavó su propia tumba” metiéndose en política. “Es el resultado inevitable de que se desate una guerra de propaganda política contra mí cuando casi no tengo una campaña de contrapeso y, a veces, cavo mi propia tumba mucho mejor que mis enemigos”, reconocía en abril sobre sus bajos índices de popularidad. “¡Es indignante la cantidad de difamaciones que se han dirigido contra mí, especialmente por parte de mí!”, volvía a bromear en la madrugada de este lunes. Sin embargo, es una conclusión que se deja fuera parte de la historia. Musk no sale de este fugaz matrimonio de conveniencia con Trump con las manos vacías. Miles de millones ahorrados en sanciones Musk entró a Gobierno de EEUU para dirigir el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés). Su objetivo era ahorrar a las arcas públicas hasta dos billones de dólares (12 ceros) en gastos supuestamente superfluos. Seis meses después, no ha llegado ni al 10% de esa cifra, según las estimaciones oficiales del organismo, que dice haber recortado 180.000 millones de dólares del presupuesto estadounidense. Estimaciones independientes lo reducen incluso a la mitad de esa cifra. Sin embargo, lo que sí ha conseguido Musk al frente del DOGE es torpedear el trabajo de muchas de las agencias gubernamentales con investigaciones abiertas a sus empresas. Un informe de miembros demócratas del subcomité permanente de investigaciones del Comité de Seguridad Nacional del Senado cifra en 2.370 millones de dólares la cantidad que el multimillonario podría haberse ahorrado en multas. A ello habría que sumar las investigaciones no iniciadas por la posición de poder del magnate en el Gobierno y su (hasta ahora) buena relación con Trump. “Si bien la cifra de 2.370 millones de dólares representa una estimación creíble y conservadora, subestima drásticamente el verdadero beneficio que Musk podría obtener simplemente evitando riesgos legales como resultado de su posición en el gobierno”, afirma el memorando de los demócratas. En contraste, Musk desembolsó unos 300 millones en ayudas directas a los republicanos, contando con las donaciones a la campaña presidencial de Trump y la carrera por la Corte Suprema de Wisconsin, que el candidato apoyado por el multimillonario acabó perdiendo. Acceso a los datos del Gobierno Durante estos seis meses, el DOGE ha accedido a bases de datos de la administración estadounidense, incluyendo información confidencial del Tesoro o de la Seguridad Social. Esto ha generado un fuerte debate legal y ético, ya que varios tribunales han zanjado que lo hicieron sin los requisitos éticos y de privacidad necesarios. “Los miembros del equipo de Musk y DOGE, que trabajan en el gobierno a pesar de tener claros intereses en el sector privado, tienen un acceso sin precedentes a datos no públicos muy valorados en la floreciente industria de los data-brokers. Incluso si su acceso a los datos generara solo el 10% de la información de mercado que proporciona dicha industria, su valor ascendería a 43.400 millones de dólares”, recogía un análisis publicado en mayo por el Economic Policy Institute, un think tank progresista radicado en Washington. Los empleados del DOGE son jóvenes ingenieros especialistas en inteligencia artificial. El propio Musk es uno de los empresarios más relevantes en esta industria. Tanto por la propia Tesla, que investiga la conducción autónoma y la robótica humanoide; como por xAI, que desarrolla modelos de IA generativa y ya es una de las empresas más relevantes del mercado. “Aunque es difícil estimar con precisión el valor de estos datos —en parte porque su verdadero valor reside en los conocimientos que una entidad podría extraer o aprovechar—, el acceso a datos únicos evidentemente otorgaría al personal de DOGE ventajas de mercado sin precedentes”, recoge el Instituto: “Por ejemplo, ¿cómo podría el acceso de DOGE a conjuntos completos de declaraciones de impuestos influir en el desarrollo futuro de software de IA que pudiera venderse a la industria de preparación de impuestos, valorada en más de 14.000 millones de dólares? ¿O cómo podría el acceso de DOGE a datos combinados sobre registros financieros (como hipotecas o préstamos estudiantiles) utilizarse para informar decisiones empresariales en los mercados de préstamos en el futuro?”. Reflotar X Antes de la alianza con Trump, X estaba “al borde de la quiebra”, según reconoció el propio Musk. Tras convertirla en una máquina de propaganda de la candidatura del republicano, el magnate sudafricano ha conseguido reforzar su posición como plataforma central en el debate púbico occidental. X es menos neutral que nunca, pero su peso en la agenda pública no ha disminuido. Tras desembolsar 44.000 millones de dólares por la red social en 2022, los conflictos de Musk con los anunciantes llevaron a la plataforma a una situación límite. El multimillonario despidió a un 70% de la plantilla, pero los ingresos de la empresa cayeron de 4.600 millones en su primer año a menos de 3.000 en 2023. La facturación volvió a descender al entorno de los 2.600 millones en el primer trimestre de 2024. La alianza con Trump fue el punto de inflexión para X. Fue esta cercanía con el expresidente, y el hecho de que Musk asumiera un papel destacado en su campaña, lo que ayudó a convencer a algunos anunciantes a regresar a la plataforma, tal y como recoge el Wall Street Journal en una crónica de la resurrección de la plataforma. Este cambio en la narrativa sobre el futuro de X permitió a Musk vender miles de millones de dólares en deuda que antes era poco atractiva y que algunos habían valorado en tan solo 60 centavos por dólar, pero que ahora se vendió a precios mucho más altos, incluso a 97 y 100 centavos por dólar. La liquidez volvió a X y eso permitió que su entonces joven spin-off centrada en la inteligencia artificial (xAI) pudiera hacer inversiones importantes en la infraestructura necesaria para desarrollar sus modelos. Apoyada en los datos personales de sus usuarios, la empresa de IA creció hasta superar la valoración de la red social que la había alumbrado. El paso final llegó en mayo, cuando Musk fusionó ambas empresas con una valoración conjunta estimada por parte de los inversores de unos 110.000 millones de dólares, según el empresario. Los tiempos de la crisis de X han quedado definitivamente atrás y con ellos el mayor riesgo para la fortuna del magnate sudafricano. Sus productos desde la Casa Blanca El principal producto que desarrolla xAI es Grok, un chatbot similar a ChatGPT. Es el que completa la estrategia de Musk. Tal y como han informado diversas fuentes internas a Reuters, el personal del DOGE ha estado presionando a los trabajadores de las diversas agencias gubernamentales para que utilicen este sistema en su trabajo, incluida Seguridad Nacional. Un portavoz del DOGE negó esas presiones. “DOGE no ha presionado a ningún empleado para que use herramientas o productos en particular”, declaró el portavoz, quien no respondió a más preguntas sobre el uso de los datos del Gobierno que podría estar haciendo la IA de Musk. “DOGE está aquí para detectar y combatir el despilfarro, el fraude y el abuso”, añadió. En su web, xAI avisa que los datos que recopila Grok podrían usarse para entrenar a la IA, así como “con fines comerciales específicos”. Un acceso que, de nuevo, planteó dudas sobre posibles conflictos de interés de los trabajadores de DOGE, que han estado recomendando el uso de los productos de su jefe por encima de sistemas de IA de otras empresas de la competencia. Esta dinámica se enmarca dentro de una política más amplia que Musk impulsó desde su nombramiento como empleado especial del Gobierno: posicionar a la Administración como cliente y altavoz comercial de sus propias empresas. Una de sus primeras decisiones fue convertir a Starlink en el proveedor oficial de conexión a Internet de la Casa Blanca. Otro episodio especialmente controvertido ocurrió durante la visita del presidente de Sudáfrica al Despacho Oval. En la encerrona al mandatario en la que participó Trump, se vinculó la inseguridad y las altas tasas de homicidios en el país con la ausencia de Starlink en las comisarías. Días después, el gobierno sudafricano accedió a modificar la ley que habría obligado al multimillonario a vender parte de Starlink a comunidades históricamente discriminadas durante el apartheid, una exigencia que Musk había rechazado frontalmente.
eldiario
hace alrededor de 5 horas
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