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Alerta por el aumento de accidentes de tráfico con animales: Vigila los siguientes puntos

En la última década, la siniestralidad vial con implicación de animales ha experimentado un notable incremento en España, llegando a duplicarse. Sólo en el último año se registraron 36.087 siniestros con animales , lo que representa aproximadamente un tercio del total de los accidentes de tráfico en carretera. El 88% de estos percances se concentran en carreteras convencionales, donde los niveles de protección y control del entorno suelen ser menores que en las vías de gran capacidad, cuyos accesos son los principales puntos de entrada de fauna a la calzada. El tipo de siniestro más común es el atropello a animales , que representa el 98% de los casos. Sin embargo, también se registran salidas de vía -alrededor del 1%- derivadas de maniobras evasivas por parte de los conductores al intentar evitar la colisión. En cuanto a la tipología de fauna implicada, el 86% de los siniestros corresponde a animales silvestres, destacando el jabalí como la especie más frecuente (42%), seguido del corzo (32%) y, en menor medida, los animales caninos (8%). Por zonas geográficas, el mayor número de siniestros con implicación de animales se produce en la España despoblada y en la España Verde, siendo Galicia, Castilla y León y Castilla la Mancha las comunidades más afectadas. Asimismo, los meses de otoño e invierno, suelen ser los que mayor número de siniestros registran. Todo estos datos han sido extraídos de un informe elaborado por la Asociación Española de la Carretera (AEC) en el que se analiza el concepto y contenido de los tramos con mayor concentración de siniestros, recopila experiencias tanto nacionales como internacionales orientada a reducir este tipo de siniestros y se evalúa la eficacia de las distintas medidas adoptadas. Pero la creciente presencia de fauna en las carreteras ha llevado a la implantación, por parte de las diferentes administraciones, de un amplio abanico de medidas para reducir la siniestralidad vial derivada de colisiones con animales. Estas acciones están estructuradas en el informe, en cinco grandes bloques: intervenciones dirigidas al conductor, a los propios animales, medidas de separación física, soluciones para la permeabilidad ecológica y otras iniciativas complementarias. Primero, una de las estrategias prioritarias para reducir la siniestralidad con fauna consiste en actuar directamente sobre el comportamiento del conductor. Para ello, se utilizan herramientas clásicas como la señalización de advertencia -incluida la señal P-24 que alerta sobre la posible presencia de animales-, que en muchos casos se complementa con iluminación LED o carteles de alto impacto visual. También se están aplicando enfoques innovadores basados en neuromarketing, mediante el uso de colores llamativos, imágenes emocionales y símbolos fácilmente reconocibles, especialmente en puntos donde el riesgo de accidentes es elevado. A esta línea se suman los sistemas inteligentes de señalización dinámica, que detectan la presencia de animales en tiempo real mediante sensores térmicos o tecnología de visión artificial, ya en funcionamiento en territorios como Girona, Castilla y León o La Rioja. Estas acciones se completan con la limpieza y control de vegetación en los márgenes para garantizar una mejor visibilidad, limitaciones de velocidad ajustables mediante paneles informativos, y sistemas de alerta integrados en los vehículos que advierten al conductor ante posibles riesgos en la vía. Segundo, además de las medidas dirigidas a los conductores, las administraciones están desarrollando soluciones específicas para reducir la presencia de fauna en la calzada. El objetivo es evitar que los animales se acerquen a las vías y, con ello, reducir el riesgo de accidentes. Entre las medidas más destacadas se encuentran los disuasores visuales, como reflectores y prismas que desvían la luz de los vehículos para ahuyentar a la fauna, y los sistemas acústicos, que utilizan ultrasonidos, en muchos casos activados por el paso de vehículos. A estas tecnologías se suman barreras olfativas basadas en feromonas o repelentes, conocidas popularmente como «vallas perfumadas», que crean una línea invisible pero efectiva para mantener alejados a animales silvestres de las zonas de circulación. Tercero, el uso de barreras físicas sigue siendo una de las estrategias más eficaces para reducir la presencia de animales en las carreteras. El vallado cinegético, presente en numerosos tramos de la red viaria, es la solución más común para impedir el acceso de la fauna silvestre. Sin embargo, su efectividad se multiplica cuando se complementa con infraestructuras específicas como pasos de fauna o rampas de escape, que permiten a los animales desplazarse de forma segura sin invadir la calzada. Junto a estas estructuras, se instalan también sistemas de escape que permiten la salida de animales que hayan accedido accidentalmente a la vía, como puertas de retorno, escotillas integradas en las vallas o los conocidos pasos canadienses, diseñados para ser infranqueables para la fauna sin obstaculizar el paso de vehículos. En algunas regiones, como Asturias, Galicia o Castilla y León, se están ensayando soluciones más innovadoras, como los vallados virtuales: dispositivos que combinan luz y sonido y se activan mediante sensores térmicos para disuadir a los animales antes de que alcancen la calzada. Por último, con el objetivo de preservar la biodiversidad y evitar el aislamiento de especies silvestres, España ha apostado por la creación de infraestructuras que facilitan el paso seguro de animales a través de la red viaria. Entre las soluciones más destacadas se encuentran los ecoductos, puentes cubiertos de vegetación que permiten a la fauna cruzar por encima de las carreteras sin exponerse al tráfico. A estas estructuras se suman pasos inferiores adaptados, conocidos como culverts, y túneles diseñados específicamente para anfibios, pequeños mamíferos u otras especies vulnerables. En zonas especialmente sensibles, como corredores ecológicos o rutas migratorias, también se han habilitado pasos a nivel señalizados que permiten el cruce regulado de animales, contribuyendo así a mantener la conectividad ecológica entre hábitats fragmentados. Estas medidas no solo protegen a la fauna, sino que también mejoran la seguridad vial.

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