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La fábrica jienense de Santana volverá a producir vehículos de la mano de China

Desde 2011, la fábrica de automóviles de Santana en Linares (Jaén) ha mantenido sus puertas cerradas. En sus casi 70 años de historia, de sus cadenas de montaje han salido modelos de Land Rover bajo licencia, Suzuki e Iveco e incluso vehículos militares que fueron a parar al Ejército español. Su historia ha estado marcada por problemas de gestión y con la pérdida progresiva de su tejido industrial, la comarca se había sumido en la depresión económica. Los rumores de la resurrección de la planta de Linares corrían desde el pasado septiembre, cuando el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y la alcaldesa de Linares, Auxi del Olmo, se reunieron con . Pasados ocho meses, poco después de que se celebrase el Salón del Automóvil de Shanghái, se confirmaba que Santana Motors volvería a la fábrica que fundó en 1956 de la mano de Zhengzhou (ZZ) Nissan y Anhui Coronet para construir todoterrenos «que reflejen la tradición de calidad y robustez de Santana», según reza su comunicado. La marca, tradicionalmente ligada a modelos 4x4, aún no ha confirmado qué será lo primero que produzca, pero en la imagen de anticipo que envió se puede deducir que se trata de un pick-up. Este, además, contará con motores diésel e híbridos enchufables. Desde la Consejería de Economía, Hacienda y Fondos Europeos de la Junta de Andalucía, señalan que el proyecto de Santana se enmarca en el Plan de REacción para Linares anunciado en enero de 2021. El Gobierno regional ofrece, a través de su agencia Trade, 244 millones de euros en fondos para el desarrollo industrial, así como asesoría fiscal, de localización y apoyo en la implantación. «Cabe destacar que Trade no solo ofrece sus incentivos, sino que ayuda a los proyectos en su búsqueda de financiación en otros ámbitos públicos, sean nacional o europeos». El Parque Científico Tecnológico del Transporte Santana, como se llama oficialmente el proyecto de Linares, está previsto que comience su andadura en 2026 con una inversión inicial de 10 millones de euros solamente en equipamiento. En términos laborales, esperan alcanzar los 170 puestos de trabajo –serán 72 en la primera fase– y lograr una capacidad productiva de 20.000 unidades durante los próximos tres años. Además de Santana Motors, en el parque industrial jienense se asentarán otras empresas de componentes, como Desay SV, que dará empleo a 300 personas para fabricar sus sistemas multimedia de vehículos. Así, desde la Junta afirman que su prioridad es la «reactivación de industrial en un territorio que fue el epicentro automotriz de Andalucía». La alcaldesa de Linares, Auxi del Olmo, celebró que «todo el trabajo que venimos realizando para revitalizar este parque está dando muy buenos resultados. Nuestro compromiso es generar actividad empresarial que dinamice la economía e impulse la creación de puestos de trabajo». Desde la propia Santana señalan que están «orgullosos de unir fuerzas con nuestros socios impulsando así la industria automotriz y el desarrollo económico en Linares». Creada en 1956 como la empresa de maquinaria agrícola Metalúrgica de Santa Ana, Santana pasó en 1961 a fabricar, bajo licencia británica, todoterrenos Land Rover y también produjo cajas de cambio para la fábrica de Citroën en Vigo. Los japoneses de Suzuki entraron en 1985 en la empresa linarense con la intención de potenciarla, para lo cual compraron en 1993 hasta el 84 % del capital y modernizaron la factoría central y las empresas auxiliares, donde se fabricaron modelos como el Samurái, Vitara y Jimny. Pero la falta de productividad de la empresa, con un elevado absentismo laboral durante la época de recogida de la aceituna y donde costaba más dinero fabricar un vehículo que en las plantas de Suzuki en Canadá, según denunciaron los ejecutivos japoneses, llevó a la multinacional automovilística nipona a presentar suspensión de pagos en 1994 . La Junta de Andalucía asumió la propiedad y gestión de la factoría, tras inyectar 99 millones de euros, a los que se unieron otros 48 millones desembolsados por el Gobierno central. A partir de entonces, la sangría causada a las arcas públicas por Santana Motor no paró de crecer: en 2001 se aportaron otros 240 millones para financiar 600 prejubilaciones, a los que siguieron 42 millones más aportados por el Instituto de Fomento de Andalucía (IFA) para un plan estratégico, así como sucesivas ampliaciones de capital e inyección de incentivos y subvenciones, algunos de ellos cuestionados por los servicios de la Competencia de la UE.
abc.es
hace alrededor de 7 horas
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