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Ester Expósito: “He elegido personajes que no buscasen explotar mi físico ni sexualizarme”

Ester Expósito: “He elegido personajes que no buscasen explotar mi físico ni sexualizarme”
La actriz es la protagonista de 'El talento', thriller sobre la clase y la meritocracia que dirige Polo Menárguez con guion de Fernando León de AranoaUna película sobre el asesinato de una niña palestina sacude al Festival de Venecia: “El silencio protege el genocidio” Vídeo - Entrevista completa Cuando se estrenó Élite, Ester Expósito tenía solo 18 años. La serie de Netflix fue un fenómeno que colocó a sus actrices y actores en el centro de un éxito mundial difícil de gestionar. Sin embargo, ella ha trabajado de forma constante en direcciones que no siempre son las más previsibles. Lo más fácil hubiera sido encadenar proyectos de consumo fácil para mantener contentos a sus seguidores. Sin embargo, ha ido encadenando películas (desde entonces se ha centrado más en el cine) que no solo la retan como actriz, sino que tienen detrás a cineastas prometedores como Pedro Martín-Calero, que subvirtió las normas del terror patrio para hablar de la violencia contra las mujeres en El llanto, que ganó el premio al Mejor director en el pasado Festival de San Sebastián. También ha trabajado fuera de nuestras fronteras, donde ha encontrado papeles sorprendentes con directores como Amat Escalante, una de las voces más provocadoras y prometedoras del cine mexicano. Siempre sin olvidarse del cine español, donde regresa como protagonista absoluta de El talento, adaptación personal de La señorita Else, de Arthur Schnitzler, que ha escrito Fernando León de Aranoa y que ha dirigido Polo Menárguez. Un dilema moral que se ríe de los ricos, cuestiona la meritocracia y pregunta hasta dónde uno está dispuesto a llegar por no ser expulsado de su clase social. ¿Impone que llegue un guion que ponga ‘escrito por Fernando León de Aranoa’? Impone, impone. Yo ya conocía a Fernando porque habíamos tenido una reunión cuando El buen patrón, y ya eso fue para mí un momento muy especial. Cuando Polo Menárguez me trajo este guion y vi que Fernando formaba parte de él me hizo mucha ilusión. Polo me trajo incluso el libro en el que está un poco inspirada la historia. Luego leí el guion y no me había pasado nunca algo así, quedarme pegada cada página y decir ‘yo tengo que hacer esto’. Luego pasaron cuatro años hasta el verano pasado cuando pudimos grabar por fin la película, pero Polo me iba llamando para tranquilizarme y mantenerme informada. Me acuerdo que le dije una vez: Polo, tranquilo, yo esto lo quiero hacer, y esto lo vamos a hacer sea como sea. ¿Qué había en ese guion para estar tan segura de que quería hacerlo? La historia, el personaje… todo lo que se tambalea en el transcurso de esa noche me parece tan poderoso. Y habla de temas delicados o sensibles para la gente. Me parece novedoso el tema del desclasamiento. Cómo dejas de formar parte de la clase privilegiada en la que llevabas casi toda tu vida y de repente te ponen todo el peso de tu futuro y el de tus padres a los hombros. Y cómo encima hay una persona, el personaje de Pedro Casablanc, que se aprovecha de esa nueva circunstancia y situación para ejercer un abuso de poder o intentarlo y hacer ese chantaje terrible que le hace. Y hay otro tema que me interesa mucho, que es el de la sexualización y cosificación del cuerpo femenino. De cómo puede llegar a ser una moneda de cambio. Cómo a veces en ciertos ámbitos como la prostitución está tan normalizado el que se pueda comprar con dinero el cuerpo de una mujer. La película también hace reflexionar de qué formas tan distintas vemos el cuerpo de la mujer y del hombre, y cómo ellos tienen mucho menos pudor porque se sienten mucho menos cosificados.  Habla también de la meritocracia, eso que se dice de que el talento todo lo puede, ¿cree en eso? El talento no siempre puede con todo y es muy bonito verlo. Yo sé que aparte del talento y de todo el esfuerzo hay algo que no sé si es el destino, el azar o cómo queramos llamarlo. Necesitas estar en el lugar adecuado en el momento adecuado. Hay gente talentosísima que de repente no le va bien y hay gente que a lo mejor te puede gustar menos y ahí está. Ha mencionado la sexualización, ¿cómo actriz ha sentido eso, ha cambiado algo? Algo sí, pero no solo son los papeles que te ofrecen, sino que el público no ve igual a los personajes femeninos que a los masculinos ni trata igual a los actores que a las actrices. ¿Está cambiando algo? Supongo que sí, que algo habrá cambiado, pero le queda mucho camino todavía. Por eso me gusta pronunciarme de vez en cuando y decir lo que pienso al respecto. En cuanto a lo profesional yo me siento muy afortunada de los proyectos que me han llegado y que he podido hacer. También yo me he encargado de tomar decisiones de personajes e historias en las que no se me buscase solo por mi físico o queriendo explotar mi físico y sexualizarme. De hecho, desde Élite yo no he vuelto a tener una escena de sexo hasta una película que acabo de hacer. Y creo que han pasado ocho años. Que no digo que esté mal hacerlas. De hecho, ahora he hecho alguna, pero estaba justificado y yo entendía por qué estaban ahí. Pero no he creído que tuviera que hacerlas hasta este momento. ¿Siente que se ha ganado la posición en esta industria para decir ‘esto no lo hago’, ‘esto no me gusta’? Yo he trabajado para ello, pero también he tenido la suerte de que las cosas se han dado a favor y me han permitido tener una carrera estable en la que tengo el enorme privilegio de poder elegir en lo que quiero formar parte. Y eso también me permite… bueno, y aunque no me lo permitiese, yo soy bastante rebelde. Entonces siempre iba a intentar hablar y decir lo que pienso en los rodajes, pero me he sentido bastante escuchada por casi todos los directores con los que he trabajado, y han sido hombres. Ojalá empiece a trabajar con más mujeres, pero he de decir que siempre he tenido muy buena relación con ellos, que me he sentido escuchada y tomada en cuenta. Viendo las últimas películas que ha hecho da la impresión de que busca hablar de temas que le importen. ¿Hay una decisión deliberada en ese sentido? Sí. Desde que salí de Élite solo he hecho cine, a excepción de Bandidos, una serie en México. No es porque no me guste hacer series, sino que me apetecía hacer mucho cine y que fueran historias que por un motivo u otro me moviesen. Que cuando mirara atrás, independientemente del resultado final, entendiera por qué las hice. No quiero hacer cosas por hacer o porque me vayan a traer más repercusión o más dinero. Yo esto lo hago porque me gusta. Si no creo en el proyecto no lo voy a disfrutar, y por eso he estado haciendo historias que, o creía que el personaje me retaba en algún sentido, o me movían a mí leyéndolas y creía que de alguna manera podían mover también al espectador y dejarle con un poso cuando saliera del cine. Esto también obliga a que cuando se sienta en una entrevista le preguntemos por esos temas. Por la violencia machista, por la sexualización… ¿Cómo lo lleva, siente que le obligan a posicionarse en ciertos asuntos? Cuando me preguntan por algo sobre lo que todavía no tengo una opinión formada lo digo, no me duelen prendas. Creo que siempre estamos aprendiendo y podemos cambiar de opinión. A lo mejor un día digo una cosa completamente diferente a la que dije en otro momento, porque me he desarrollado y he formado otra opinión. Pero no me incomoda ni me molesta que me pregunten. Prefiero que me pregunten por esas cosas a que me pregunten por mi vida privada o mis novios. Hay temas en los que no me molesta mojarme para intentar seguir poniendo luz y conciencia y, si puedo, ayudar en algo. Algunas veces he hablado de que no se opine del cuerpo de las personas, y si puedo ayudar a chicas que puedan estar pasando por algo parecido o señalar a la gente y decir ‘dejemos de hacer estas cosas que creo que no están bien y están supernormalizadas’ pues yo encantada de hablar. Hablaba de cosificación, de opinar del cuerpo de las mujeres. Antes me han dicho el número de seguidores que tiene en Instagram, más de 24 millones, imagino que la cantidad de insultos y comentarios será muy grande, ¿cómo se vive con eso? De lo que me mandarán yo me entero de la mitad o de un cuarto. No leo cada mensaje y no me obsesiona. No porque no me duela, sino porque ya he dejado de interesarme. Agradezco un montón todo el cariño y apoyo que me mandan, pero no creo que sea sano estar todo el rato metido y recibiendo feedback de tu trabajo, de tu aspecto, de lo que subes. Uso las redes más como una herramienta con la que me divierto, subo fotos que me gustan o promociono mis proyectos, que eso es muy útil. Pero sí ha habido momentos en los que me he cansado de estar tan expuesta. Yo entiendo que soy una figura pública, estoy expuesta por mi profesión y es lo que hay y la gente va a opinar. Pero hay algo sobre lo de opinar públicamente que te cansa y te preguntas, ¿por qué está tan normalizado esto?, ¿por qué no te da vergüenza ir a un Instagram y comentarle a alguien lo que piensas de su aspecto físico? Debería darte vergüenza, debería estar señalado. Pero como no se señala y hay total impunidad, pues alguna vez he creído necesario señalarlo y decir esto que hacéis está mal. Hace unos años, en el Festival de Venecia, si decías que eras español, como antes te mencionaban a la selección de fútbol, te hablaban de Élite y de Ester Expósito, ¿cómo se vive tan joven un fenómeno tan grande? Es muy loco. Al principio te crees que lo llevas bien. Luego, de repente dices, ¡Ostras! ¿Dónde ha quedado la persona? Parece que solo está la actriz. Y si eres alguien tan implicado con tu trabajo como yo, que es un poco mi vida y me cuesta mucho separar lo personal de lo profesional, pues es complicado y hay momentos en los que te hartas. Aunque seas un privilegiado, tú no lo sientes así o no lo ves así. Y me ha pasado. Aunque nunca he dudado, nunca he dicho voy a mandar a la mierda todo porque es que no sabría hacer otra cosa, sí que a veces te hartas y te cansas de estar tan expuesto. Por eso distancio bastante mi vida privada del foco, porque quiero guardar las pocas cositas que me pueden quedar para mí sola. Por eso cuando puedo me escapo a Galicia con mi gente a desconectar. Me gusta poner una distancia para tener un espacio para mí y para reconciliarme y reencontrarme con la Ester que era antes de trabajar y antes del boom.  En la película pasa una cosa que últimamente se ve en la ficción, y es que nos gusta reírnos de los ricos, ¿se ha encontrado en estos años de éxito mucha gente como la que sale en la película? Sí, me he encontrado. Es verdad que nos gusta reírnos de ellos. Es que yo he visto a gente que podrían ser ellos, que es que les ves y dices, esto lo he escuchado muchas veces. Gente que si se hace un personaje así te dicen que te has pasado, que está sobreactuado. ¿Cuesta moverse en esos ambientes? Dice que vuelve a Galicia cuando necesita desconectar, ¿también para ver que el lujo de los festivales y las alfombras rojas no es real? Es que yo tampoco le he dado nunca mucho bombo a eso. Tanto ese mundo como el otro, los dos son reales y hay que convivir y abrazar a ambos y aprender dónde está el equilibrio entre ambos. Por eso para mí es muy necesario desconectar Separarme del foco un tiempo y estar simplemente trabajando, o de vacaciones, o con mi familia o bailando, que me encanta bailar y voy a clases. Hacer cosas que nutran tu epicentro. Esto me lo dice mi psicóloga, que hay que nutrir el epicentro de la persona, no solo trabajar y trabajar. También hay que nutrir a la niña y hacer cosas que uno disfruta y que te aporten sabiduría, placer o diversión. Vídeo de la entrevista completa Vídeo: Lourdes Jiménez

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