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‘Fix Streaming’, un movimiento para que los instrumentistas también disfruten del éxito económico de una canción

‘Fix Streaming’, un movimiento para que los instrumentistas también disfruten del éxito económico de una canción
El Sindicato de Músicos en Reino Unido ha impulsado una iniciativa que busca cambiar la ley para que las canciones reproducidas por 'streaming' generen ingresos a los ejecutantes de la músicaEl fin de la ‘monocultura’: ¿lo tienen más difícil los músicos de ahora para llegar al nivel de éxito de los de antes? Cualquiera en Reino Unido sería capaz de reconocer Back to Black con solo escuchar los primeros acordes. El hit de Amy Winehouse se ha convertido en uno de los grandes clásicos de la música británica desde su publicación en 2006, afianzando la leyenda de la aclamada artista tras su trágico fallecimiento en 2011, cuando solo tenía 27 años. Un clásico cuyo éxito comercial, pese a que se traduce en cerca de 3.000 millones de reproducciones en Spotify y YouTube, no pueden disfrutarlo todos los que lo hicieron posible. Mientras que el streaming permite tanto a los herederos como a la discográfica seguir beneficiándose de su atemporalidad, instrumentistas como Christopher Elliott no se lucran por ello. A pesar de que su trabajo como arreglista consiste en añadir elementos musicales, los llamados “arreglos”, a una composición existente como una canción, su contribución no se considera una composición. En el caso de Back to Black de Amy Winehouse, el ejecutante de música añadió al arreglo partes de cuerda, metal y percusión. Sin embargo, esta contribución, que Elliott considera que “fue significativa” y por la que recibió una “compensación justa por ese encargo puntual”, no lo lleva a ganar ninguna cantidad de dinero por cada reproducción que el tema recibe en plataformas de streaming. De esto, en cambio, sí se benefician los artistas, los compositores, los sellos discográficos y las editoriales. “Es increíblemente gratificante sentir una sensación de logro cuando nuestro duro trabajo contribuye al éxito de una canción en la que hemos colaborado”, cuenta Christopher Elliott a elDiario.es. “Naturalmente, hay un sentimiento de orgullo, sabiendo que hemos hecho un buen trabajo y que nuestros esfuerzos están siendo reconocidos”, añade. Pero este reconocimiento no se percibe a través de aplicaciones como Apple Music, Deezer o Spotify, donde no recibe derechos de autor, al contrario que cuando se emite en la radio o en la televisión. Estos derechos se otorgan porque también dirigió la sesión en la que se grabó su arreglo, pues si Elliott no hubiera dirigido la sesión, tampoco podría reclamar esos derechos de autor específicos. El músico Chris Elliott Como director, el instrumentista es considerado intérprete junto con los músicos de cuerda y metal que participan en el tema, siendo así beneficiario de derechos de autor de intérprete. “Para asegurarme de recibir estos derechos, me aseguro de dirigir todas mis sesiones. Esto se debe a que una empresa llamada PPL [un colectivo británico de derechos de autor de música] reconoce mi papel como director y me concede estos derechos de autor”, explica Elliott. No obstante, los servicios de streaming han revolucionado la forma en que se consume música, proponiendo playlists basadas en géneros específicos o modificando sus algoritmos en función de las preferencias de los usuarios. “Este aspecto aleatorio es similar a escuchar una emisora de radio y, en mi opinión, Spotify debería pagar derechos de autor al intérprete de la música por su difusión a los suscriptores”, sostiene el instrumentista británico, que agrega que “PPL debería esforzarse por establecer un sistema en el que las empresas de streaming paguen derechos de autor por cada reproducción de una canción a los músicos que la interpretaron”. Naomi Pohl, secretaria general del Sindicato de Músicos de Reino Unido, declara a este periódico que “todos los músicos de sesión deberían beneficiarse del auge del streaming, tanto en las nuevas grabaciones como en el catálogo”. La idea pasa por extender a la música en streaming el principio de la “Remuneración Equitativa” (ER), que asegura que una parte de los ingresos vaya directamente a una organización de gestión colectiva y, desde ahí, se distribuya a todos los músicos que participaron en la grabación. “Queremos que se actualice la ley de derechos de autor para que todos los intérpretes, destacados y no destacados, reciban unos derechos de autor garantizados por las canciones reproducidas en streaming”, formula Pohl, agregando que están abiertos a “debatir soluciones voluntarias con la industria, como que las discográficas paguen una parte de los ingresos por streaming a un fondo común que se reparta entre los intérpretes”. La iniciativa #FixStreaming Puesto que no existe ningún requisito legal ni obligación contractual para que una empresa de streaming pague derechos de autor a los intérpretes o ejecutantes de música a través de las distintas sociedades de gestión colectiva de todo el mundo, el Sindicato de Músicos en Reino Unido examina ahora mismo este caso a través de la iniciativa #FixStreaming, desde la cual piden al Parlamento británico “que cambie la ley para arreglar el streaming, de modo que los creadores obtengan una parte justa de los ingresos”. Naomi Pohl reivindica que “los artistas destacados con contratos modernos con las principales discográficas deberían recibir al menos un 25% de derechos de autor”. “Sin embargo, muchos artistas tienen contratos antiguos, a veces firmados antes de que el streaming se convirtiera en una forma popular de consumir música, y es posible que tengan una tasa de derechos de autor mucho más baja y/o deudas no recuperadas con la discográfica”, explica la secretaria general del Sindicato. “Esto significa que, en realidad, muchos artistas reciben mucho menos del 25% y, en algunos casos, nada”, asegura a este periódico. Rachel Bolt es un buen ejemplo de instrumentista que ha participado en canciones de éxito, pero que no recibe ningún tipo de derechos de autor por el streaming. “Es posible que ella haya recibido 120 libras por una sesión de grabación de tres horas durante la cual hizo varias canciones de éxito. Aunque recibe derechos de autor por la reproducción de esas canciones en la radio, no recibe ningún derecho de autor por el streaming”, asevera Naomi Pohl. “El Sindicato de Músicos nunca dejará de luchar hasta que los músicos de sesión reciban una remuneración justa por las obras reproducidas en streaming. En particular, deberían recibir una compensación adicional por las canciones populares. La nueva tarifa mínima de sesión acordada de 180 libras es el pago por tres horas de trabajo”, comenta, declarando que “no es proporcional ni justo cuando una canción tiene éxito”. UFi, la Unión Fonográfica Independiente, e IMPALA, la asociación de sellos independientes, están de acuerdo en que existe un problema grave, descrito a elDiario.es como un “mercado de dos niveles”, donde las grandes compañías se llevan casi todo: “Lo realmente preocupante es que los grandes —y en particular Universal, que lidera el mercado— tienen tanto poder que pueden imponer su visión sobre cómo se deben repartir los ingresos del streaming”. Sin embargo, se oponen a la Remuneración Equitativa, argumentando que “acabaría drenando valor del mercado comercial, reduciría el capital disponible para invertir en nuevos artistas y proyectos, y no aumentaría los pagos a los artistas como se suele pensar”. “'Remuneración equitativa' no significa 'pago justo' en el sentido común del término. Es un mecanismo legal que sirve para compensar a los titulares de derechos cuando su obra se utiliza en contextos donde no pueden negarse, como la radio”, informa UFi, que considera que “acuerdos como el que se alcanzó en Francia en 2022 son mucho más eficaces para asegurar un cambio real y duradero”. Este acuerdo francés garantiza remuneración mínima para los artistas principales y los músicos de sesión, con mejoras en los pagos en caso de éxito, basadas en ciertos criterios. Se garantizan tarifas mínimas para los artistas principales, con mejoras si alcanzan ciertos niveles de éxito, y pagos fijos para los músicos de sesión, también con complementos si se cumplen determinados umbrales de streaming. Chris Elliott se mantiene optimista en cuanto a un cambio positivo. “Mi consejo para los jóvenes músicos y arreglistas sería que intentaran componer su propia música o colaboraran con otros, componiendo canciones con otros músicos. Tener algún tipo de propiedad intelectual, es decir, una parte de una canción o de una composición, les reportará ingresos residuales en el futuro si esa música se emite”, admite el instrumentista, que siempre aconseja no rechazar jamás una oportunidad de trabajo. “Nunca se sabe a quién se puede conocer en un estudio o incluso en un pasillo, y esa persona podría ser la que te abra las puertas. Muchas de las oportunidades que se me presentaron llegaron porque tenía una actitud positiva sobre lo que podía estar a la vuelta de la esquina”, concluye.
eldiario
hace alrededor de 1 mes
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