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Harvey Weinstein cumple dos semanas de sesiones en un juicio por violación en el que están prohibidas las palabras “víctima” y “superviviente”

Harvey Weinstein cumple dos semanas de sesiones en un juicio por violación en el que están prohibidas las palabras “víctima” y “superviviente”
Hasta ahora han declarado en Nueva York dos de las tres mujeres que le acusan de agresiones sexuales, una de ellas no participó en el proceso de 2020 que fue anulado por un error en el procedimientoJordan Harper, autor de 'Silencios que matan': “Hollywood es un lugar propicio para la explotación de los más frágiles” Harvey Weinstein ha vuelto al banquillo. El que llegó a ser uno de los hombres más poderosos de Hollywood, era también un abusador sexual, según demostró el juicio que le condenó a 16 años de cárcel. El productor enfrenta más procesos judiciales y, el que se está desarrollando ahora en Nueva York, es en realidad una repetición del primero, por el que fue condenado a una pena de 23 años. Aquel juicio, que llegó tras dos investigaciones periodísticas que encendieron la llama del movimiento MeToo —la que realizaron Jodi Kantor y Megan Twohey para The New York Times y la que hizo Ronan Farrow para New Yorker— fue anulado hace un año en un proceso de apelación por haberse admitido en la vista unos testimonios que le señalaban por unos abusos diferentes a los que estaba siendo juzgado. El objetivo de la acusación era demostrar su carácter depredador, pero cometió un error técnico. Este juicio no es exactamente igual al anterior, que tuvo lugar en 2020, puesto que el instructor permitió que una nueva acusación se uniera al proceso, por lo que serían tres mujeres contra Weinstein. El nombre de la mujer que le acusa, la productora polaca Kaja Sokola, no ha sido público hasta el inicio del proceso, que arrancó el pasado 23 de abril, y que se suma a las acusaciones de la asistente de producción Jessica Mann y la entonces aspirante a actriz Miriam Halley. Mimi Haley a su llegada al juicio contra Harvey Weinstein, el 1 de mayo El juicio se está desarrollando con condicionantes y sobresaltos. El primero, durante la elección del jurado, cuando muchos de los preseleccionados admitieron que no podían ser imparciales al haber seguido con abundante información el juicio de hace cinco años y tener una opinión formada al respecto. Después, el juez impuso que nadie pudiera mencionar la condena por violación del año 2020, anulada por error procesal, ni tampoco los problemas de salud del acusado. Además, el magistrado accedió a la petición de la defensa de Weinstein para que no se puedan usar los términos “superviviente” o “víctima” para referirse a las mujeres que le acusan de violación. Por otro lado, el juez que preside el tribunal accedió a que el fiscal pudiera presentar un testimonio sobre la experiencia psicológica de las víctimas de la violación que puede arrojar una explicación sobre por qué estas tardan en denunciar los hechos. “Solo quería sus cuerpos” La frase que más resonó en la sala de justicia durante la primera sesión, la pronunció Shannon Lucey, una de las fiscales adjuntas, mirando a un jurado compuesto por siete mujeres y cinco hombres: “El acusado solo quería sus cuerpos y cuanto más se resistían, más violento se volvía”. Esta fiscal recordó el gran poder del exproductor: “Tenía en Hollywood un control enorme sobre aquellos que trabajaban en el mundo del cine y la televisión. Decidía quién entraba y quién salía (...) Tenía todo el poder y ellas ninguno (...) Estas tres mujeres no fueron las únicas, agredió a muchas más”, dijo Lucey. Harvey Weinstein junto a su equipo legal, en la sesión del 8 de mayo Frente a esta visión, el abogado principal de Weinstein, Arthur Aidala, calificó a las mujeres que le acusan como “amigas con derecho” y añadió que “un casting realizado en un sofá”, como informalmente se llamaba en Hollywood a los abusos ocultos bajo peticiones de intimidad, “no es la escena de un delito”. Aidala es conocido por haber representado a Ghislaine Maxwell, la exnovia de Jeffrey Epstein, condenada por colaborar en su red de tráfico sexual, así como al ultraderechista y exasesor de Trump, Steve Bannon. La noticia inesperada llegó cuando otra de las abogadas del acusado, la polémica Jennifer Bonjean, anunció el 1 de mayo que abandonaría el juicio. Bonjean es conocida por su estilo y sus tácticas agresivas, que demostró en la defensa de otros acusados de abuso sexual como el cantante R. Kelly. Además, ayudó a Bill Cosby a anular una de sus condenas y representó a Keith Raniere, líder de la secta sexual Nxivm. El motivo de su deserción son los problemas de agenda con otro juicio, según dijo. Acuerdos de confidencialidad La productora de cine Miriam Haley ha sido la primera en prestar declaración. Ella relató que, en 2006, Weinstein la citó en un hotel donde este le pidió que le hiciera un masaje, ella se marchó de allí disgustada. En una cita posterior, él comenzó a “besarla y manosearla” a pesar de los frecuentes intentos de Haley por rechazarlo. Weinstein la empujó contra una cama y se subió en ella, detalló la fiscal. Finalmente, logró huir. Weinstein intentó comprar el silencio y la inacción judicial haciendo firmar a Haley un acuerdo de confidencialidad por el que recibió 475.000 dólares. Una testigo, la escritora y podcaster Elizabeth Entin, que en 2006 era compañera de piso de Miriam Haley, dijo que presenció el “impacto” de aquella “violación” y la animó a denunciar: “Me contó que Harvey Weinstein le había puesto sus genitales en la boca por la fuerza”, declaró. En la sesión del pasado 2 de mayo, Haley abandonó la sala entre lágrimas después de que la abogada de Weinstein pusiera en entredicho la veracidad de su testimonio: “¡No me digas que no fui violada por ese jodido malnacido!”, expresó Haley. La defensa de Weinstein ha intentado anular el juicio, por motivos diferentes, durante las sesiones de estas dos primeras semanas, sin éxito. Una nueva acusación La siguiente —y última por ahora— mujer en declarar fue, el pasado miércoles, Kaja Sokola. La exmodelo relató que en 2006, teniendo ella 19 años, acudió, junto a su hermana, a una cita de trabajo con Weinstein en el restaurante de un hotel neoyorquino. Él le pidió que le acompañara a su habitación un momento para buscar unos guiones. Allí, él la empujó sobre la cama, le quitó las medias y la ropa interior y la inmovilizó para practicarle a ella sexo oral. Ella se negó pero él no la “escuchaba”. Sokola estaba inmovilizada por el peso de su cuerpo. La productora recuerda que, cuando él terminó, le dijo: “¿Has visto? No eran tan difícil”. Se vistió y volvió con su hermana, a quien no le dijo nada de este incidente. Kaja Sokola durante el juicio contra Harvey Weinstein el pasado 8 de mayo En el juicio ha declarado también la hermana de Kaja Sokola, quien ha admitido que notó una “extrema tensión” en su hermana pero el día transcurrió tal y como estaba previsto. También afirmó que desconocía que su hermana hubiera estado implicada en un caso de conducta sexual hasta que leyó un artículo de la revista Rolling Stone en 2022, en el que ella relataba que había sido “atacada” por el productor cuando ella tenía 16 años, tres años antes de los hechos por los que ahora le acusa. En la vista, Sokola explicó que Weinstein le llevó a su apartamento y, en el baño, él tocó su vagina y le cogió la mano para ponerla sobre el pene de él y masturbarle. Según explicó la Fiscalía, años después Sokola llegó a un acuerdo con Disney, Bob Weinstein (hermano de Harvey) y la productora Miramax por tres millones de dólares para evitar los tribunales. La Fiscalía añadió que Sokola ha sufrido diferentes problemas desde entonces, como un trastorno alimentario, abuso de sustancias y otros problemas de salud mental. Reclamación de “encubrimiento” de la policía y la fiscalía Paralelamente a la celebración de la vista, el equipo legal de la modelo italiana Ambra Gutiérrez, quien denunció a Weinstein en 2015 por tocamientos en una oficina de Nueva York, solicitó a los fiscales federales de Manhattan que investiguen un supuesto “encubrimiento” de las autoridades para desechar su caso. Así lo declaró su abogada, que es exfiscal de la Oficina de Delitos Sexuales de la Fiscalía de Brooklyn, acompañada del ex jefe del Departamento de Policía de Nueva York que supervisó a los detectives involucrados en la investigación de 2015. “La Policía de Nueva York y la Fiscalía de distrito tomaron esas medidas para complacer al señor Weinstein, un poderoso magnate del mundo del entretenimiento, rico e intimidatorio que a menudo financiaba al Departamento de Policía y se hacía amigo de sus altos mandos”, dijo la abogada de Ambra Gutiérrez a la prensa el pasado 30 de abril, según recoge EFE. El juicio se prevé largo y todavía resta, la semana que viene, la declaración de Jessica Mann, quien consiguió mantener su identidad en secreto desde que denunció que el productor la violó en 2013 hasta que se produjo el primero juicio en 2020. Weinstein se ha declarado no culpable de todas estas acusaciones.
eldiario
hace alrededor de 8 horas
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