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La incierta reconstrucción de España

La foto de familia tiene huecos que cuesta llenar. Faltan Rudy, Llull , Ricky , Abrines.. Falta Lorenzo Brown, que hasta hace unas semanas estaba en los planes. Y aunque aún está, se empieza a echar en falta también a Sergio Scariolo, en su último baile con la selección antes de irse para dirigir al Real Madrid. España echa a andar el largo camino hacia el próximo Eurobasket (27 de agosto al 14 de septiembre) con la seguridad de que se está ante un cambio de ciclo, un relevo generacional que genera incertidumbre. Se viene de dos tropiezos consecutivos, eliminados en la segunda fase del Mundial 2023 y a las primeras de cambio en los Juegos de París 2024, pero se recuerda que la selección es la vigente campeona continental tras el título logrado en Berlín, en 2022. De aquellos rescoldos debe emerger un grupo con una media de edad muy joven y en el que el rostro más visible es el seleccionador. Se buscan nuevos líderes, referentes actualizados, por más que la empresa sea complicada. «Se han marchado algunos jugadores históricos, como Rudy o Llull y es imposible suplir su carisma, ejemplo, compromiso», concede Scariolo, agasajado por los éxitos de los últimos quince años durante la presentación oficial del equipo en la sede de Endesa. «Sería poco inteligente buscar sus mismas cualidades en otros jugadores. Pero sí hay margen de crecimiento en liderazgo. Todos pueden demostrar, con hechos, que pueden asumir ese rol». Los aplausos del público dejan claro que el técnico italiano ha dejado huella en el equipo nacional. Y gracias al volúmen de los mismos, y a la jerarquía que también les otorga la Federación, queda claro que los elegidos para dar un paso al frente son los hermanos Hernangómez, Willy y Juancho, convertidos en primer y segundo capitán, y Santi Aldama, el único NBA en la plantilla. «Tengo la suerte de haber compartido vestuario con jugadores que me lo han enseñado todo. Siempre estaré agradecido por ello. Y ahora tengo el privilegio de poder compartir con los nuevos todo lo que he aprendido», dijo Willy, mucho más metido en su nuevo papel que Juancho, contento de poder delegar en su hermano la responsabilidad principal, y muy confiado en lo que todos y cada uno de los jugadores puedan aportar: «Hemos visto campeonatos donde ese rol varía de un partido a otro. Lo importante es darlo todo con humildad, sacrificio y confianza en el equipo». Willy, Juancho y Aldama cuentan con una segunda unidad de garantías. Gente comprometida, que en más de una ocasión ha tenido que sacar las castañas del fuego en las incómodas ventanas colocadas en medio de la temporada, y que recibe como un premio el poder quedarse en la selección hasta el final. Ahí están Darío Brizuela, Santi Yusta, Joel Parra, Xabi López-Aróstegui, Alberto Abalde, Jaime Pradilla y Yankuba Sima. Y luego están los jóvenes, los que acaban de incorporarse a La Familia. Sangre nueva que creció viendo ganar medallas a la selección, y a los que les toca ahora dar el relevo. Son Sergio de Larrea, Mario Saint-Supery, Josep Puerto y Eli Ndiaye. «Es importante tener paciencia con ellos», explicó Scariolo sobre estos últimos. «No debemos ponerles más presión de la que ellos mismos ya se imponen. Pero también hay que exigir que den pasos sucesivos para asentarse». Algo en lo que insistió Juancho: «Tienen talento de sobra. Han jugado muchos minutos de calidad y todos pueden aportar. Si no se confiara en ellos, no estarían aquí». Para llegar listos al debut contra Georgia, el 28 de agosto en Limasol, España disputará seis amistosos. Los dos primeros en Málaga, contra Portugal y República Checa (5 y 7 de agosto). Luego, ida y vuelta contra Francia, en Badalona y París (14 y 16 de agosto) y otro doble duelo con Alemania, en Madrid y Colonia (21 y 23 de agosto). Más que partidos de prueba, serán estaciones de paso para construir confianza, automatismos y roles. Entre medias, Scariolo tendrá que hacer aún tres descartes para los 12 jugadores que viajarán a Chipre con una primera meta: alcanzar la fase final y las eliminatorias, que se disputarán en Riga (Letonia) a partir del 6 de septiembre. España comparte grupo con Italia, Grecia, Bosnia, Georgia y Chipre. Lo que antes se daba por hecho -pasar de ronda y aspirar a medalla- ahora requerirá mucho más esfuerzo. Tal y como recordó Elisa Aguilar, presidenta de la Federación, Scariolo siempre ha mordido chapa cuando ha dirigido a España en un Eurobasket. Será un reto hacerlo de nuevo. «El objetivo es ser fieles a nosotros mismos», concluyó Scariolo. «Eso incluye cohesión, dejar los egos de lado, funcionar colectivamente. También inventar recursos para superar déficits físicos o de experiencia, como puede ocurrir en una etapa de relevo generacional como esta. Ser un equipo del que los aficionados se sientan orgullosos. Que compite, que no tiene egoísmos, que lo da todo. A veces eso lleva a una medalla; otras, una canasta que no entra puede dejarte fuera. Lo importante es llegar al límite de nuestras posibilidades cada día».
abc.es
hace alrededor de 18 horas
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