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Los estudios superiores intensifican su conexión con el trabajo de calidad

Acabada la EvAU y con la nota media de cada alumno llega el momento de elegir carrera. La nota de corte del curso anterior de cada facultad sirve para orientar a los estudiantes sobre las posibilidades de acceso que tienen en las distintas carreras, aunque en función de la oferta y la demanda dicha media puede variar. Uno de los aspectos que más preocupa a los futuros universitarios es la empleabilidad del grado que van a elegir . El título no es garantía de empleo, pero los datos sí demuestran el peso que tiene sobre todo en la calidad del trabajo así como en la remuneración. «El mercado laboral mantiene las señales positivas para los egresados universitarios que ya evidenciamos en el análisis de la última década en el informe de 2024. En los últimos cinco años se han creado 500.000 puestos de trabajos para personas entre 22 y 29 años, de los cuales el 44% han sido ocupados por universitarios, el doble que personas con Ciclos Formativos de Grado Superior (CFGS) (22%) y también en un porcentaje superior a los que tenían Bachillerato o Ciclos Formativos de Grado Medio (CFGM) (25%)», afirma Joaquín Aldás, investigador del IVIE y codirector del proyecto U-Ranking, iniciativa de la Fundación BBVA y del IVIE. El número de ocupados con estudios universitarios ha crecido un 30% desde 2020 , «pero lo más importante es que el ritmo de crecimiento de los universitarios ocupados en puestos de alta cualificación ha sido todavía superior (35,5%)», añade. Entre las dudas que surgen en este campo está la de saber si las ofertas de empleo se corresponden a la formación que reciben los universitarios. «Cuando se habla de subempleo o sobrecualificación de los estudios superiores, es importante tener en cuenta que estos están formados tanto por los estudios universitarios como por los ciclos formativos de grado superior de formación profesional, y que la cifra del 35% de subempleados (65% de ajustados) que se suele emplear y difundir es un promedio de ambos niveles educativos donde el ajuste para los estudios universitarios es del 78% (22% de subempleo), es decir, mucho mejor que el promedio de los estudios superiores», aclara el investigador. Matiza además que no todas las ramas tienen la misma empleabilidad, por eso, «hay que pedir a los estudiantes que elijan el título de manera informada sabiendo la empleabilidad de cada uno que puede acabar generando un egresado universitario que tenga que trabajar en puestos para los que esa titulación no era necesaria». Como positivo ve que la tasa de subempleo ha ido cayendo desde 2020 y « apenas uno de cada cinco recién egresados de las universidades está ocupando puestos que no se corresponden con su nivel educativo». Según los datos más recientes del U-Ranking, los grados de las ramas de ciencias de la salud y de ingeniería y arquitectura son los que gozan de más y mejor empleabilidad. De los 10 primeros grados, cuatro corresponden a salud (medicina, enfermería y odontología que lideran el ranking, y farmacia) y seis corresponden a ingenierías (organización industrial, desarrollo de software y aplicaciones, ingeniería electrónica, ingeniería eléctrica, ingeniería de telecomunicación e ingeniería de la energía). Si se analizan los 20 primeros, cinco corresponden a salud y 15 a la rama de ingeniería y arquitectura. Si nos fijamos en las ofertas de empleo publicadas, Georgina Quiles, executive manager en la consultora LHH (Grupo Adecco) indica que a lo largo de 2024, solo el 21,42% de las vacantes requerían formación universitaria, lo que supone una caída de seis puntos porcentuales interanuales. Este dato lo explican distintos factores como «el desajuste entre la formación académica y las necesidades reales del mercado laboral y por otro, el auge de perfiles con formación técnica y práctica, como los titulados en Formación Profesional , que hoy concentran un volumen mayor de demanda empresarial». Además, esta evolución está vinculada también a la normalización postpandemia. «Carreras como las del ámbito sanitario o educativo, que fueron muy requeridas en años anteriores, han perdido peso en el mercado laboral actual. Educación y Pedagogía han sufrido la mayor caída del ranking con casi 10 puntos porcentuales menos, y Enfermería ha retrocedido 4,76 puntos porcentuales», indica Quiles. Si bien ADE ha recuperado el primer puesto como la carrera más demandada en las ofertas de empleo, «la irrupción de otras titulaciones y el nuevo reparto por áreas funcionales y sectores evidencian un mercado mucho más dinámico», puntualiza. Además de esta recuperación de ADE, desde LHH destacan la aparición por primera vez en segunda posición del grado en Comercio y Marketing, con un 1,57% de las vacantes. «Este cambio refleja la demanda de perfiles con competencias comerciales y analíticas, vinculados a áreas como ventas, experiencia de cliente y desarrollo de negocio», resalta la executive manager. También destaca el crecimiento de la demanda en el área de Ingeniería y Arquitectura, cuya presencia ha aumentado en 2,92 puntos porcentuales dentro de las ofertas que requieren formación universitaria. «Esta área ya representa el 27,16% de dichas ofertas. Muchas de las titulaciones más favorecidas están vinculadas a la industria y a perfiles STEM », añade. El peso creciente de los perfiles técnicos e industriales evidencia «lo importante que es adaptar la formación a lo que realmente necesita el mercado laboral, especialmente en un país como España, donde existe un fuerte desajuste entre estudios y empleo». Desde esta consultora de recursos humanos recuerdan que los universitarios siguen aspirando a empleos mejor remunerados que aquellos que no tienen estudios superiores. «Las estadísticas muestran que, en promedio, los egresados universitarios tienen mayores ingresos a lo largo de su vida laboral en comparación con quienes no poseen una titulación superior», indica Georgina Quiles. Además, «muchas posiciones de responsabilidad, liderazgo o especialización técnica aún requieren o valoran positivamente una formación universitaria. Esto les abre la puerta a escalas salariales más altas». Reconoce que sin bien hoy se valora más la experiencia o habilidades blandas y digitales, «una carrera universitaria sigue siendo una base que permite adquirir pensamiento crítico, resolución de problemas y capacidad analítica, competencias que se asocian con roles mejor remunerados». El investigador del IVIE, por su parte asegura que el título universitario es un factor determinante para conseguir ese empleo de calidad. Según el informe referido, de los 223.110 nuevos empleos ocupados por jóvenes universitarios entre 22 y 29 años, el 89% se encuadra dentro del grupo de empleos de alta cualificación, esto es, grupos 1 (directores y gerentes), 2 (técnicos profesionales, científicos e intelectuales) y grupo 3 (técnicos profesionales y de apoyo) de la clasificación nacional de ocupaciones. «Los nuevos entrantes universitarios en el mercado laboral tienen una probabilidad mayor de ocupar puestos acordes a su formación», afirma Joaquín Aldás. Las ingenierías son una de las carreras con mayor salida laboral y tal y como explican desde la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), «se trabaja siempre en colaboración estrecha con el sector empresarial para conocer las necesidades del mercado de trabajo, con el fin de adecuar la formación académica y en competencias», resalta Isabel Carrillo, vicerrectora de Estudiantes, Empleabilidad y Extensión Universitaria de la UPM. En la UPM trabajan para alinear la formación con las necesidades reales del mercado, «reforzando no solo la excelencia técnica, sino también la adquisición de competencias transversales , el vínculo con empresas y la capacidad de innovar», indica la vicerrectora. Cuentan con distintas herramientas que ayudan a dar los primeros pasos en fomento de la empleabilidad, tales como convenios con empresas punteras que facilitan prácticas, TFG/TFM y primeros contratos. Carrillo reconoce que actualmente hay una alta demanda de ingenieros cualificados en las empresas en todos sectores y los titulados y tituladas suelen tener muy buena recepción en el mercado laboral por su formación y competencias. «Las empresas buscan cada vez más perfiles que combinen base técnica sólida y otras capacidades extraacadémicas : idiomas, creatividad, resolución de problemas, trabajo en equipo, capacidad de analizar y resolver problemas, etc.». Teniendo en cuenta que la formación en el área de la Ingeniería y la Arquitectura es muy transversal desde el punto de vista tecnológico, las iniciativas energéticas, «la ingeniería civil, ingeniería biomédica, las TICs o las distintas áreas industriales, por ejemplo, han demandado, más intensamente, en los últimos años esa transversalidad, por lo que podemos afirmar que las salidas profesionales y laborales, tanto en trabajo por cuenta ajena como en el desempeño de las profesiones es bueno para todos los titulados y titulados». Así mismo, indica que hay sectores emergentes como el de la moda con componente tecnológico o el deporte con enfoque en rendimiento, tecnología y salud. Las propias universidades saben la importancia que tiene la empleabilidad a la hora de elegir carrera y centro y se trabaja mucho para ayudar a sus alumnos a conseguir su primer empleo. «Dentro del modelo académico de la UIE la inserción laboral de los estudiantes se ve reforzada por distintos factores como el énfasis en el proceso de aprendizaje de forma continua , para poder asentar los conceptos clave de cada asignatura, desarrollar las habilidades necesarias y alcanzar los resultados de aprendizaje establecidos; los programas actualizados y conectados con las necesidades de las empresas, y el enfoque práctico de buena parte de las sesiones», explica Álvaro Gómez Vieites, decano de la Facultad de Empresas y Derecho de la UIE. También las prácticas curriculares en empresas tienen un seguimiento personalizado mediante tutores tanto en las empresas como desde el área académica y el contacto permanente con el mundo empresarial a través de visitas a empresas, invitación a directivos y empresarios a las sesiones de clase o desarrollo de trabajos fin de grado orientados a resolver problemas reales de las empresas. Gómez Vieites reconoce que en un mundo tan cambiante como el actual, la posesión de un título de grado o posgrado no garantiza un trabajo de calidad. «Es necesario poner especial énfasis en el aprendizaje continuo y en la actitud y motivación necesarias para poder adaptarse a los cambios», subraya. Pero tiene claro que si el grado ofrece un programa de contenidos actualizado e innovador «constituye un excelente punto de partida para que el egresado pueda realizar un trabajo de calidad. Deberá asumir, eso sí, el reto de la actualización continua de sus conocimientos y habilidades». En el caso del IEB, el departamento de orientación profesional está focalizado en el servicio a los alumnos que buscan ser candidatos y a las empresas que buscan dichos candidatos. Cuenta con una plataforma web con doble funcionalidad: asistir a los alumnos y alumni tanto en su incorporación al mercado laboral como en su progreso dentro del mismo y ser una referencia para las empresas que realizan búsquedas. También tiene un servicio de asesoramiento personalizado al que pueden acceder todos los alumnos, así como un ambicioso programa de actividades, que incluye conferencias, seminarios, foros y talleres, «todos diferentes en cuanto a sus contenidos, pero todos iguales en cuanto a su objetivo: invitar a la reflexión sobre el desarrollo de las carreras profesionales y tener una visión actualizada de las últimas tendencias», resalta Juan Manuel de Lara, jefe de Orientación Profesional del IEB. Indica además que es muy importante, a la hora de encontrar trabajo, «contar con una comunidad activa entre los antiguos alumnos y profesores que facilita el 'networking' y el desarrollo profesional continuo». Y otro aspecto a tener en cuenta es que el cambio es una constante en el mundo laboral donde no solo se demanda un modelo de inteligencia lógico-deductivo. «Según nuestra última encuesta a nuestras principales empresas, las habilidades más demandas son la capacidad de investigación, la empatía y el trabajo en equipo», puntualiza De Lara. Almudena Eizaguirre, directora general del Deusto Business School, asegura que los universitarios españoles están perfectamente preparados para iniciarse en el mundo laboral. Pero también recuerda que deben ser conscientes de que, en la actualidad, nadie puede esperar que las competencias adquiridas durante los años de la carrera puedan mantenerse a lo largo de toda la vida profesional. «En un mundo cambiante y con un mercado laboral también en constante evolución es imprescindible seguir formándose a lo largo de toda la carrera profesional», subraya la directora general. Un aspecto que cuidan mucho en Deusto Business School y de manera especial en executive education, «convencidos de que en la sociedad actual no tiene sentido que nadie espere mantener sus competencias profesionales durante toda su carrera sin renovar sus conocimientos». Otro aspecto que se cuida es el de estar siempre muy cerca del tejido empresarial, lo que les permite conocer de primera mano sus necesidades. «La conexión y el compromiso con el tejido empresarial, social e institucional está tan interiorizado para nosotros que forma parte de los ejes de referencialidad y nuestra propia misión recoge el interés por reforzar los lazos con el entorno empresarial», resalta Eizaguirre. Trabajan para contribuir en colaboración con otros agentes «a un mundo más próspero, justo e inclusivo que dé respuesta a los principales retos de la sociedad y de las organizaciones y creemos que las aulas son el germen de transformación de las empresas», puntualiza. En Deusto Business School creen que la sobrecualificación de los universitarios en los trabajos ha ido disminuyendo en los últimos años y en la actualidad hay sectores que se enfrentan a algunas dificultades para encontrar suficiente mano de obra cualificada . «Es cierto que en algunas ocasiones los recién egresados pueden tener la sensación de que su acceso al mercado laboral se concreta a través de puestos de menor cualificación a los que aspirarían a ocupar, pero el ajuste suele realizarse a los dos o tres años de experiencia profesional», indica la directora general. En el caso de Deusto Business School, de media, seis meses después de haber finalizado sus estudios, la tasa de empleabilidad de sus alumnos es del 98%.

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