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Francia se asoma de nuevo a la inestabilidad con una cuestión de confianza que amenaza con tumbar a Bayrou

Francia se asoma de nuevo a la inestabilidad con una cuestión de confianza que amenaza con tumbar a Bayrou
Macron ha pedido a sus aliados que negocien con los socialistas de cara a la formación de un nuevo gobierno y la aprobación de los presupuestosEl primer ministro de Francia se someterá a una moción de confianza en septiembre que podría tumbar su Gobierno La previsible dimisión del Gobierno francés tras la cuestión de confianza de este lunes volverá a sumir a Francia en un periodo de incertidumbre política. Se trata del último episodio del ciclo de inestabilidad que se inició con las legislativas anticipadas de 2024 —convocadas por el presidente Emmanuel Macron tras la victoria de la extrema derecha en las elecciones europeas— que dieron como resultado una Asamblea Nacional profundamente fragmentada, sin una mayoría clara. Como ya ocurrió con Michel Barnier y su efímero Gobierno, el Ejecutivo de François Bayrou no estaba en situación de resistir la tramitación de los presupuestos, que debía afrontar a finales de septiembre. El primer ministro no pudo asegurarse los votos suficientes y todo indicaba que tendría que forzar su aprobación por decreto (en Francia, la Constitución permite al Ejecutivo aprobar los presupuestos por esa vía). La oposición en bloque había anunciado que, en ese caso, respondería con una moción de censura. Así que Bayrou decidió acelerar el proceso y pidió a Macron la convocatoria de una cuestión de confianza, previa al comienzo de la tramitación de los presupuestos, con el objetivo de “comprometer la responsabilidad del Gobierno en una declaración de política general”. El lunes expondrá su plan presupuestario ante la Cámara, una intervención que versará sobre la “cuestión central” del “control” de las finanzas francesas, en palabras del primer ministro. Sin mayoría en el Parlamento y con cifras de impopularidad récord, todo apunta a que Bayrou no obtendrá la confianza de los diputados –de hecho, se prevé que una amplia mayoría vote en su contra–. En ese caso, según establece el artículo 50 de la Constitución francesa, el primer ministro se verá obligado a “presentar al presidente la dimisión del Gobierno”. Corresponderá entonces a Macron nombrar un sucesor o bien convocar nuevas elecciones (una posibilidad que, por el momento, el jefe de Estado ha descartado). El propio Bayrou pareció dar por hecho el resultado de la votación en una entrevista en televisión el pasado jueves. “Los gobiernos caen, incluso gobiernos muy buenos, ya lo saben ustedes”, afirmó el veterano político centrista, aliado de Macron desde 2017. En todo caso, el todavía primer ministro consideraba que “cualquier acción [en materia presupuestaria] es imposible si no hay un acuerdo mínimo”. Debate sobre la deuda “Desde hace meses Francia está descubriendo la situación que yo llevo años señalando: que se está hundiendo bajo el peso de la deuda”, advirtió Bayrou. “Y para que los franceses vean la gravedad de esa situación, he puesto sobre la mesa el futuro del Gobierno”. Un discurso alarmista sobre las consecuencias de la deuda —un “peligro mortal para las finanzas del país” — que gran parte de los economistas consideran no sólo exagerado, sino perjudicial. El mal estado de las finanzas que Bayrou sigue invocando podría transmitir a los mercados y a los agentes económicos una sensación de inestabilidad aún mayor. “Francia no tiene ninguna dificultad para obtener préstamos en los mercados”, escribían esta semana cinco economistas del círculo de reflexión Fondation Copernic en una tribuna en el periódico Le Monde. “Sin embargo, el discurso alarmista de François Bayrou puede tener un efecto de profecía autocumplida, sobre todo porque la deuda pública es el medio que utilizan los inversores financieros para influir en la política económica de los Estados”. La mayoría de los expertos coinciden en que la actividad económica se ha visto muy afectada por la incertidumbre política que existe en Francia desde la disolución del Parlamento en junio de 2024. Se esperaba una mayor recuperación, tras la pandemia de la COVID y la inflación, pero el crecimiento del producto interior bruto (PIB) se ha estancado. Tanto el gubernamental Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos como el Banco de Francia prevén que solo alcance el 0,6% este año, con una tasa de desempleo que crece ligeramente y un consumo que no remonta. Aunque todas las fuerzas políticas coinciden en la necesidad de abordar los problemas económicos, el plan de austeridad propuesto por Bayrou en julio fue rechazado por la izquierda y la extrema derecha. Y aunque la semana pasada Bayrou afirmaba estar “dispuesto a debatir con [los socialistas] sobre cualquier punto, incluido sobre el trabajo”, la negativa rotunda del Partido Socialista (PS) a otorgarle su confianza en la votación del lunes condena al primer ministro. Macron mira a los socialistas Los líderes del Partido Socialista consideran que Bayrou no respondió a los compromisos hechos en febrero, cuando la abstención de la mayoría de diputados socialistas fue decisiva para que el primer ministro superase una moción de censura apoyada por el resto de la oposición, tras la aprobación de los presupuestos de 2025. Y critican que, desde el anuncio de los presupuestos en julio hasta la convocatoria del voto de confianza, el jefe del Gobierno no se haya puesto en contacto con ellos en ningún momento.   En realidad, los dirigentes del PS francés ya se proyectan hacia el futuro. La semana pasada presentaron un plan presupuestario alternativo que podría servir de punto de partida para una negociación con el bloque centrista que apoya a Emmanuel Macron. Proponen reducir el déficit en 21.700 millones de euros en 2026, aproximadamente la mitad de los 44.000 millones propuestos por el actual Gobierno, con visos a llegar al 3% de deuda en 2032 y no en 2029, como defiende Bayrou. Según publican varios medios franceses, Macron reunió esta semana en el Elíseo a Édouard Philippe (Horizontes), Gabriel Attal (Renacimiento) y al propio François Bayrou (MoDem), líderes de los tres partidos del bloque centrista, para insistir en la importancia de la unidad ante la crisis política y presupuestaria que amenaza al país, y sobre la necesidad de negociar con los socialistas. Aún se desconoce si dicha negociación pasaría por la entrada de los socialistas en el Gobierno. En ese caso, sería en detrimento de los conservadores de Los Republicanos, que por el momento descartan participar en cualquier pacto que incluya al PS. En una entrevista publicada el pasado miércoles en el periódico Financial Times, el ministro de Economía y Finanzas, Éric Lombard, afirmó que los compromisos con los socialistas sobre el presupuesto serán “inevitables” si la cuestión de confianza derriba a François Bayrou. Lombard, un socialdemócrata que en el pasado trabajó para varios gobiernos socialistas, considera que “hay margen para el debate” entre los dos proyectos. No obstante, existen importantes obstáculos a cualquier tipo de acuerdo entre socialistas y macronistas, en particular, en materia fiscal. Los socialistas piden una mayor imposición a las grandes fortunas y a los beneficios de las multinacionales, algo a lo que Emmanuel Macron siempre se ha negado. Además, queda por ver si los socialistas están dispuestos a renunciar a reclamar la anulación de la reforma de las pensiones que Macron aprobó en 2023. Tensiones sociales Esos debates se desarrollarán con fuertes tensiones sociales como telón de fondo. Las ocho principales organizaciones sindicales francesas se han puesto de acuerdo para fijar el 18 de septiembre como una jornada de movilización contra las medidas presupuestarias propuestas por el Gobierno Bayrou. Y una semana antes está previsto que comience el movimiento Bloquons tout (Bloqueemos todo), una iniciativa convocada en las redes sociales para el 10 de septiembre, que reclama diferentes acciones de protesta contra el Ejecutivo. Un movimiento cuyo impacto real nadie es capaz de prever y que recuerda al de los chalecos amarillos. De momento, cuenta con el apoyo de Francia Insumisa, el partido que más está insistiendo en llamar a la movilización masiva, tan sólo 48 horas después de la previsible caída del Gobierno.
eldiario
hace alrededor de 5 horas
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