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Netanyahu y Putin, trileros de la paz

Netanyahu y Putin, trileros de la paz
Cada lunes, te enviamos el análisis de la semana internacional ¿Dónde está la bolita? Putin mueve los vasos a una velocidad extraordinaria. A Netanyahu, en cambio, le cuesta más. El primer ministro israelí te enseña la bolita de la paz diciendo que ha ordenado a su equipo iniciar negociaciones para liberar a los rehenes y acabar la guerra y luego la esconde a la vista de todos iniciando el asalto a Ciudad de Gaza, matando a los palestinos de hambre con la primera hambruna de la historia declarada oficialmente en Oriente Medio y aprobando en Cisjordania el conocido como ‘asentamiento del juicio final’. Putin, sin embargo, te enseña la bolita: acude a Alaska a negociar y dice estar dispuesto a terminar la invasión. Luego empieza el baile de condiciones. Primero enfría las posibilidades de una reunión con Zelenski y luego asegura que Rusia tiene que ser parte de las garantías de seguridad a Ucrania. El invasor garantizando que nadie invadirá de nuevo. De pronto, la bolita de la paz ha desaparecido, pero el mundo sigue buscándola y Trump confía que sigue debajo de uno de los vasos del presidente ruso. El Juicio Final El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu (centro) con su ministro de Defensa (izquierda) y el jefe del Ejército (derecha). Ya te he hablado de Ma’ale Adumim alguna vez. Es uno de los asentamientos más grandes de Cisjordania. Una pequeña ciudad a pocos minutos de Jerusalén construida ilegalmente en territorio palestino en la que, obviamente, tienen prohibida la entrada. Junto a este asentamiento hay un terreno conocido como E1 que Israel tiene en el punto de mira desde los años 90. Es un lugar estratégico. Expandir ahí los asentamientos partiría por completo Cisjordania entre norte y sur y, además, desconectaría totalmente el territorio palestino de la que sería la capital del futuro país: Jerusalén Este. Es decir, haría imposible la creación de un Estado palestino. Por eso, la presión internacional ha conseguido paralizar el proyecto durante décadas, pero Netanyahu está desatado y lo ha aprobado esta semana. La importancia de este proyecto urbanístico ilegal para el futuro del conflicto es de tal importancia que ha sido apodado como el ‘asentamiento del Juicio Final’. Históricamente, Israel ha amagado con reactivar el proyecto en momentos de presión, por ejemplo en 2012, cuando la Asamblea General de la ONU reconoció el Estado de Palestina como miembro observador. Ahora que aliados occidentales de Israel amenazan con reconocer el Estado de Palestina en la próxima Asamblea General de la ONU del mes que viene, Netanyahu ha dado luz verde al proyecto urbanístico en E1—siguiendo con su política habitual de hechos consumados—. “Ha llegado el momento de aplicar la soberanía israelí en Judea y Samaria (Cisjordania), de eliminar definitivamente la idea de dividir la tierra y de garantizar que, para septiembre, los hipócritas líderes europeos no tengan nada que reconocer”, señalaba su ministro de Finanzas. En una cosa tiene razón: los líderes europeos son unos hipócritas. Los líderes mundiales se echan las manos a la cabeza por el anuncio del Gobierno israelí con declaraciones y comunicados que se repiten casi de manera literal desde hace 10, 20 y 30 años. Basta ya. Hay que parar a Israel. Hay que castigar a Israel por su proyecto colonialista ilegal. No es una posición política, basta con creer en el derecho internacional. Como eso no ocurre ni ocurrirá pronto —por el miedo de nuestros gobiernos—, Netanyahu mantiene su pulso contra el mundo: niega la hambruna y rechaza su declaración oficial en Ciudad de Gaza (la primera en Oriente Medio y la quinta en el mundo en los últimos 15 años), ignora los esfuerzos de los mediadores y el sí de Hamás a una propuesta casi idéntica a otras que Israel ya había aceptado (según Qatar) y desdeña las declaraciones de sus aliados internacionales —excepto de EEUU, que sigue animando a la aniquilación de los gazatíes—. Las 'garantías' de Putin Pese a los múltiples viajes, las negociaciones e incluso las amenazas y los ultimátums, Putin lleva siete meses haciendo pensar a Trump que está dispuesto a poner fin a la invasión sin haber hecho una sola concesión. Maestro trilero. Es más, consiguió que Washington prohibiese a Ucrania atacar con misiles de largo alcance en Rusia para tratar de incentivar a Moscú a sentarse en la mesa de negociación, según ha informado este fin de semana The Wall Street Journal. Pero en Washington siguen convencidos de que Putin ha cedido, sobre todo el vicepresidente, JD Vance, conocido por sus posiciones hostiles con Ucrania. “Creo que los rusos han hecho importantes concesiones”, dijo el domingo. “Han reconocido que no van a ser capaces de instaurar un régimen títere en Kiev y que va a haber alguna garantía de seguridad a la integridad territorial de Ucrania”. Se le olvida a Vance que si hoy no hay un régimen títere en Kiev no es porque Rusia haya cedido, sino porque no ha podido. Y lo de las garantías de seguridad está por ver. Al igual que pasó en las negociaciones de 2022, Rusia quiere formar parte del grupo de países que garanticen que Ucrania no recibe una nueva agresión extranjera. Y es más: quiere tener capacidad de veto sobre el mecanismo [en el discurso oficial ruso, aquellas negociaciones de 2022 colapsaron porque Boris Johnson, entonces primer ministro de Reino Unido, forzó a Ucrania a rechazar el acuerdo de paz. En el discurso ucraniano, aunque esas presiones existieron (ellos mismos las revelaron), Ucrania no podía aceptar el acuerdo por condiciones como estas—. En el borrador de entonces, Rusia había propuesto la siguiente redacción sobre las garantías de seguridad: Los Estados garantes y Ucrania acuerdan que, en caso de un ataque armado contra Ucrania, cada uno de los Estados garantes, sobre la base de una decisión acordada por todos los Estados garantes, brindará asistencia a Ucrania, en su condición de Estado permanentemente neutral bajo ataque. Esta semana, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha insistido en que no aceptará unas garantías de seguridad para Ucrania en las que no esté Rusia y ha repetido la propuesta de 2022. “No podemos aceptar la propuesta actual de abordar las cuestiones de seguridad colectiva sin la Federación Rusa. Este enfoque es simplemente inviable”. Es decir, Moscú quiere formar parte del mecanismo que garantice que Ucrania no será invadido en el futuro. Del mismo modo, tropas de la OTAN desplegadas en Ucrania tampoco parecen ser garantía de nada, salvo de más tensiones. En este marco, Ucrania se compromete a comprar 100.000 millones de dólares en armamento estadounidense (financiado por Europa) para obtener garantías de Washington. En cualquier caso, EEUU saldrá ganando y Europa, una vez más, a la estela del imperio. Una recomendación Diecisiete instantes de una primavera. Hablando de negociaciones, esta novela de espías del escritor y periodista soviético Yulián Semiónov narra la historia del agente Maksim Isáiev (ficticio) y sus trabajos infiltrado en la Alemania nazi para tratar de descarrilar las negociaciones de rendición que EEUU estaba llevando a cabo en secreto con Alemania excluyendo a la URSS. Aunque el personaje es ficticio y se ha conocido como el James Bond soviético, esas conversaciones existieron. El libro se convirtió en un éxito en la Unión Soviética y acabó adaptado en serie de televisión. En España lo editó Hoja de Lata y para mí fue un gran descubrimiento. La semana por delante Lunes El presidente de Corea del Sur, Lee Jae-myung, visita Washington para reunirse con Trump. El supuesto cofundador del Cártel de Sinaloa se prepara para declararse culpable en EEUU. Martes El canciller alemán, Friedrich Merz, recibe al primer ministro de Canadá, Mark Carney. Francia devolverá a Madagascar varias calaveras de dos guerreros y un rey que mantiene en el Museo de Historia Natural de París desde finales del siglo XIX Miércoles Macron visita Moldavia Entran en vigor los aranceles del 25% de EEUU a India, elevando el total al 50%. Viernes Fecha límite judicial para que Elon Musk responda a la demanda de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos por las acusaciones de que se benefició indebidamente de una divulgación tardía de su compra de acciones de Twitter en 2022. Domingo Empieza la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, que reunirá a una veintena de líderes internacionales, entre ellos, probablemente, Vladímir Putin.

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