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Trump recurre a las ejecuciones extrajudiciales para aumentar la presión sobre Maduro

Trump recurre a las ejecuciones extrajudiciales para aumentar la presión sobre Maduro
El presidente de EEUU ordena el hundimiento de una supuesta narcolancha de una banda venezolana en aguas internacionales del Caribe en una demostración de fuerza, mientras mantiene un despliegue en la zona sin precedentesTrump asegura que EEUU ha matado a 11 personas en un ataque a una lancha de Venezuela a la que acusa de llevar drogas Desde la victoria de Donald Trump, en noviembre pasado, uno de los conflictos que se veían venir más claramente era el relacionado con Venezuela. Los analistas preveían un cambio en las relaciones entre los dos países, ya tensas con la Administración Biden, si bien históricamente las presidencias republicanas han tendido a ser más beligerantes con gobiernos no afines latinoamericanos. No en vano, el primer Gobierno de Trump fue uno de los principales apoyos de Juan Guaidó, quien se autoproclamó presidente encargado de Venezuela en enero de 2019. Lo primero que hizo Trump al llegar a la Casa Blanca fue cancelar los permisos a Chevron para comerciar con Venezuela, si bien posteriormente acabó restituyéndolos. Del mismo modo, la narrativa y el lenguaje duro de la Administración Trump ha ido de la mano de un acuerdo a tres bandas con Caracas y San Salvador para trasladar venezolanos de cárceles salvadoreñas a su país al tiempo que Venezuela liberaba presos estadounidenses a petición de Washington, entre ellos el triple asesino de Usera. Pero la tensión no había llegado tan lejos como este martes, cuando el presidente de EEUU anunció que habían hundido una supuesta narcolancha de una banda venezolana, el Tren de Aragua, en aguas internacionales del Caribe, con 11 personas a bordo. No obstante, en el vídeo difundido por la Administración Trump no se puede distinguir ni la carga, ni los ocupantes, ni la procedencia de la embarcación, su ubicación o su destino: “Tenemos grabaciones de ellos hablando, se trataba de grandes cantidades de drogas que entraban en nuestro país para matar a mucha gente. Y todo el mundo lo entiende perfectamente. De hecho, se ve, se ven las bolsas de drogas por todo el barco, y les dispararon”. “Obviamente, no volverán a hacerlo”, abunda Trump sobre las personas asesinadas: “Y creo que mucha otra gente tampoco lo volverá a hacer. Cuando vean esa cinta, dirán: 'No hagamos esto”. Esta práctica de matar supuestos narcos de forma extrajudicial está muy vinculada con el expresidente de Filipinas Rodrigo Duterte, que fue alabada en el pasado por el propio Trump. Según publicó Politico en 2017, el presidente estadounidense felicitó a Duterte por hacer “un trabajo increíble con el problema de las drogas” en Filipinas, donde el Gobierno practicó el asesinato extrajudicial de sospechosos. La transcripción de la conversación, publicada por The Intercept y difundida por varios medios, entre ellos The New York Times, procedía de la Oficina de Asuntos Americanos del Departamento de Asuntos Exteriores de Filipinas. “Solo quería felicitarle porque he oído hablar del increíble trabajo que está haciendo con el problema de las drogas”, le dijo Trump a Duterte, según la transcripción: “Muchos países tienen ese problema, nosotros lo tenemos, pero está haciendo un trabajo estupendo y solo quería llamarle para decírselo”. Según el Informe sobre Derechos Humanos de 2016 del Departamento de Estado de EEUU, la policía de Filipinas había matado a más de 6.000 presuntos traficantes de drogas desde la toma de posesión de Duterte. En la actualidad, el expresidente filipino permanece detenido en el centro de la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya acusado de presuntos crímenes de lesa humanidad en su mortífera “guerra contra las drogas”. Venezuela prefiere evitar el choque... de momento La reacción del Gobierno venezolano está siendo la de enfriar la polémica: ha optado por responder con un ministro de bajo perfil, el de Comunicaciones, Freddy Ñáñez, a través de un mensaje difundido en sus redes sociales, en el que apunta a Rubio más que a Trump, como ha estado haciendo últimamente Maduro, y opta por negar la veracidad del vídeo y, por tanto, del ataque, al describirlo como fruto de la Inteligencia Artificial. “Parece que Marco Rubio sigue mintiéndole a su presidente: luego de meterlo en un callejón sin salida, ahora le da como 'prueba' un video con IA (así comprobado) ¿Qué dice Gemini de este video?: 'Según el video proporcionado, es muy probable que se haya creado mediante inteligencia artificial (IA): el video muestra un barco que es atacado y luego explota de una forma que parece una animación simplificada, casi de dibujos animados, en lugar de una representación realista de una explosión; el video contiene artefactos de movimiento y una falta de detalle realista, algo habitual en los videos generados por IA. El agua, en particular, se ve muy estilizada y poco natural. Este tipo de video, a menudo conocido como deepfake o video generado por IA, es cada vez más común”, dice. Y añade: “Basta ya Marco Rubio de alentar la guerra e intentar manchar las manos de sangre al presidente Donald Trump”. La decisión de Caracas de señalar como falso el vídeo del ataque es una salida que evita la confrontación directa con Washington: si Maduro asume públicamente que Trump ha ordenado matar a 11 ciudadanos venezolanos en aguas internacionales, se vería obligado a responder y elevar la espiral de tensión, lo que conduciría a escenarios imprevisibles. Si tacha el vídeo como falso, puede eludir la confrontación. Al menos de momento. “Asesinato”, “ejecución sumaria” Mientras tanto, el presidente colombiano, Gustavo Petro, un país con experiencia en el combate contra el narcotráfico, ha afirmado en X sobre el ataque de EEUU: “Si esto es verdad, es un asesinato en cualquier parte del mundo. Llevamos décadas capturando civiles que transportan drogas sin matarlos. Los que transportan drogas no son los grandes narcos, sino los jóvenes muy pobres del Caribe y el Pacífico”. Por su parte, Kenneth Roth, exdirector ejecutivo de Human Rights Watch (1993-2022), profesor visitante en la Escuela de Política, Aplicación y Administración de Princeton, ha señalado: “Trump admite que ordenó una ejecución sumaria, lo que constituye un delito de asesinato. Los narcotraficantes no son combatientes a los que se puede disparar sin más. Son sospechosos de delitos que deben ser detenidos y procesados”. “Legalmente cuestionable” Juan Sebastián González, exdirector principal del Consejo Nacional de Seguridad para el Hemisferio Occidental con Joe Biden, ha explicado en X: “El ataque militar estadounidense contra una supuesta embarcación venezolana dedicado al tráfico de drogas suscita graves preocupaciones. Incluso si se acepta la versión de la Administración Trump, esta acción es legalmente cuestionable tanto en el marco de la legislación estadounidense como del derecho internacional”. “Tal y como están las cosas”, desarrolla González, “la Administración está reivindicando la autoridad para hundir cualquier barco que 'considere' vinculado al tráfico de drogas, lo que supone una pendiente resbaladiza. Sin controles, EEUU corre el riesgo de matar a pescadores, migrantes u otros civiles... y tendríamos que creer a pies juntillas lo que dice la Administración”. Y añade: “Las reglas de combate existen por una razón: minimizar las bajas civiles. Destruir un barco en el mar sin abordarlo ni verificarlo abre la puerta a la tragedia. La Guardia Costera, no la Marina, es la herramienta adecuada para la lucha contra el narcotráfico en el Caribe. Está entrenada, equipada y legalmente facultada para estas misiones”. Según el exasesor de Biden, “el procedimiento operativo estándar consiste en interceptar la embarcación con el apoyo de helicópteros y aviones, inutilizarla cuando sea necesario, detener e interrogar a la tripulación y compartir la información para ayudar a las fuerzas del orden a construir casos más importantes contra los cabecillas. La lucha contra el tráfico de drogas es vital. Pero debemos hacerlo de forma legal, responsable y con herramientas diseñadas para la misión. En cambio, la Administración está malgastando una gran cantidad de dinero de los contribuyentes en un teatro político que no contribuye al objetivo de combatir el tráfico de drogas ni a derrocar a Maduro”. “Se puede utilizar la fuerza para detener un barco, pero, por lo general, deben ser medidas no letales”, afirma a la BBC Luke Moffett, de la Universidad Queen's de Belfast, quien añade que el uso de tácticas agresivas debe ser “razonable y en defensa propia”. Moffett también afirma que el uso de la fuerza podría equivaler a un “asesinato arbitrario extrajudicial” y a “una violación fundamental de los derechos humanos”. En virtud del artículo 2(4) de la Carta de las Naciones Unidas, los países pueden recurrir a la fuerza cuando son atacados y están ejerciendo su derecho a la legítima defensa. Sin embargo, Michael Becker, del Trinity College de Dublín, declaró a BBC Verify que la operación estadounidense “extiende el significado del término más allá de su límite. El hecho de que los funcionarios estadounidenses describan a las personas asesinadas por el ataque estadounidense como narcoterroristas no las convierte en objetivos militares legítimos”. Además del derecho internacional, el derecho interno estadounidense también tiene un papel en este caso. La Constitución de Estados Unidos establece que solo el Congreso tiene la facultad de declarar la guerra, al tiempo que el artículo II de la Constitución establece que “el presidente será el comandante en jefe del Ejército”, lo que lleva a algunos expertos constitucionales a entender que esto otorga al presidente la facultad de autorizar ataques contra objetivos militares –como Osama bin Laden, por ejemplo–. Pero no está claro si esa disposición se extiende al uso de la fuerza contra supuestos activos de cárteles de la droga. ¿Derrocar a Maduro? El presidente de EEUU, Donald Trump, ha ido allanando el camino para el ataque de este martes. Así, en julio firmó un decreto en el que ordenaba al Pentágono utilizar la fuerza militar contra algunos cárteles de la droga latinoamericanos que su administración ha calificado de organizaciones “terroristas”, como ha hecho con el Tren de Aragua. En agosto, Estados Unidos anunció una recompensa de 50 millones de dólares por la captura de Maduro, el doble de la recompensa que se ofreció en su día por Osama bin Laden. Los halcones del Partido Republicano y han celebrado estas medidas como prueba de que la Casa Blanca está decidida a derrocar a Maduro. “Tus días están seriamente contados”, ha afirmado hace un par de semanas el exasesor de seguridad nacional de Trump Mike Flynn, animando a Maduro a huir a Moscú. El entorno de Maduro también ha afirmado que se está preparando una operación para cambiar el régimen en Venezuela, y el propio presidente venezolano advirtió esta semana de que los partidarios de la línea dura de la Casa Blanca estaban tratando de llevar a Trump a “una guerra terrible” a toda la región. “Señor presidente Donald Trump, debe tener cuidado porque Marco Rubio quiere manchar sus manos con sangre, con sangre sudamericana, caribeña [y] venezolana. Quieren llevarlo a un baño de sangre... con una masacre contra el pueblo de Venezuela”, ha dicho Maduro en las últimas horas. “No creo que sea cierta la idea de que vaya a haber una invasión”, afirmó la semana pasada James Story, el máximo diplomático estadounidense para Venezuela entre 2018 y 2023. Según él, Trump se opone en general a “entrometerse militarmente en los asuntos de otros países”. Geoff Ramsey, investigador principal del Centro Adrienne Arsht para América Latina del Atlantic Council, se mostró de acuerdo en The Guardian: “No se trata de un despliegue centrado en un cambio de régimen. Puede que sea un intento de enviar un mensaje a los elementos descontentos del ejército venezolano de que ahora es el momento de levantarse contra Maduro. Pero hemos visto cómo esa aproximación se ha intentado y ha fracasado repetidamente en los últimos 25 años”. Ramsey afirmó que el discurso duro ocultaba el hecho de que Trump había suavizado su postura hacia Venezuela, que las sanciones se habían aliviado en las últimas semanas, que la administración Trump estaba “coordinando activamente con el régimen de Maduro los vuelos de deportación”, de los cuales unos dos aterrizan cada semana en el principal aeropuerto internacional de Venezuela. Ramsey creía que la movilización militar de EEUU frente a las costas venezolanas era en parte un intento de “lanzar un hueso a una parte de la base de Trump que estaba insatisfecha con la realidad del alivio de las sanciones” y con lo que percibía como su política blanda hacia Maduro: “Hay muchas lanchas rápidas que transportan cocaína por el sur del Caribe, y creo que, en última instancia, Washington está más interesado en enviar un mensaje que en emprender realmente cualquier tipo de acción militar dentro del territorio venezolano”. Daniel Byman, director del programa de guerra, amenazas irregulares y terrorismo del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un grupo de expertos de Washington, ha afirmado en The Washington Post: “El ataque forma parte de un nuevo enfoque más militarizado que ha adoptado la Administración Trump [junto a la ampliación de las fuerzas estadounidenses en la región, los vuelos de drones sobre México y otras acciones]. Se trata de un cambio significativo, pero no sorprendente”. Las bandas, “organizaciones terroristas” En febrero pasado, la Administración Trump designó a la banda Tren de Aragua como organización terrorista extranjera, la primera organización criminal venezolana en recibir tal designación. En julio, el Departamento del Tesoro también sancionó como entidad terrorista global al llamado Cártel de los Soles, una red de militares que, según acusa el Gobierno estadounidense, está comandada por Maduro. Washington relaciona a los Soles con el tráfico de narcóticos y su apoyo al Tren de Aragua y al Cártel de Sinaloa. En este sentido, John Feeley, exembajador de Estados Unidos en Panamá con experiencia en operaciones antidroga en América Latina, detalla en The Wall Street Journal que la política tradicional de la Guardia Costera de EEUU para detener los barcos que trafican con drogas implican que los guardacostas lleven consigo un destacamento policial. Las unidades suelen estar dirigidas por un oficial de la Guardia Costera con hasta 24 meses de formación jurídica, que está facultado para realizar detenciones, dijo. Tras identificar un barco que transporta drogas, la Guardia Costera intenta que la tripulación se detenga y se rinda. Si el barco intenta huir, un francotirador armado con un rifle calibre 50 a bordo de un helicóptero puede recibir la orden de destruir los motores. “Se hace todo lo posible por preservar la vida”, dijo Feeley. “Lo que no hacemos es disparar a los barcos como en una serie de Netflix. Podemos disparar en defensa propia, pero rara vez lo hacemos porque la mayoría de los narcos se rinden”. A continuación, la Guardia Costera registra los barcos en busca de drogas. “No se sabe si hay drogas a bordo hasta después de abordar”, subraya. EEUU “lo volvería a hacer” “El presidente tiene muy claro que va a utilizar todo el poder de Estados Unidos, toda la fuerza de Estados Unidos, para enfrentarse a estos cárteles de la droga y erradicarlos”, ha declarado el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, a los periodistas en Miami antes de volar a México: “Vamos a enfrentarnos a los cárteles de la droga dondequiera que estén y dondequiera que operen en contra de los intereses de Estados Unidos”. Rubio, no obstante fue incapaz de responder a preguntas clave formuladas por los periodistas. ¿Cuál es la base legal para realizar este ataque? “¿La base legal?”, responde Rubio: “Mire, no voy a responder en lugar de los asesores legales de la Casa Blanca. Pero puedo decir que todas esas medidas se tomaron anticipadamente. El presidente ha designado a estos actores como organizaciones terroristas, y eso es justamente lo que son. Cuando se inundan las calles estadounidenses con drogas se está aterrorizando a Estados Unidos, y eso va a terminar”. ¿Tienen previsto actuar en suelo venezolano contra el régimen de Maduro?, le preguntan a Rubio, quien no da una respuesta clara: “Esta es una operación antinarcóticos y vamos a enfrentarnos a los carteles de drogas dondequiera que se encuentren y dondequiera que estén operando en contra de los intereses de Estados Unidos. La principal obligación del presidente es preservar el interés nacional y la seguridad nacional de nuestro pueblo. No conozco ningún presidente que se tome esto tan en serio como nuestro presidente actual, el presidente Trump. No voy a especular sobre lo que podría ocurrir más adelante”. Ya en México, Rubio ha dicho este miércoles que interceptar cargamentos de droga “ya no funciona” y advirtió de que Washington volverá a atacar embarcaciones. “En vez de interceptarlo, lo destruimos. Y lo haremos de nuevo”, dijo Rubio en una rueda de prensa conjunta con el canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente, informa Efe. “Preocupación” en la ONU La ONU ha reconocido este miércoles estar “muy preocupada” por lo que llamó “la tensión creciente entre Estados Unidos y Venezuela”, tras el asesinato ayer de 11 supuestos miembros de la banda criminal transnacional de origen venezolano Tren de Aragua por un ataque estadounidense en el mar Caribe. El portavoz del secretario general de la ONU, Stéphane Dujarric, subrayó que las diferencias entre los países “deben resolverse de acuerdo con la ley internacional y la carta de Naciones Unidas”, informa Efe. Pero al ser preguntado por la legalidad de ese ataque, el portavoz evitó pronunciarse y aludió a la complejidad de la lucha contra las drogas y el crimen transfronterizo. “Todos sabemos que el tráfico internacional de drogas y el negocio transnacional de drogas suponen una gran amenaza para la región y más allá”, recalcó, e insistió en que quienes luchen contra ello deben hacerlo “según el imperio de la ley”.
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hace alrededor de 16 horas
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