El Barça que ha sabido sufrir debe tener premio

Hoy el Palau despide la larguísima y desgastante fase regular de la Euroliga de baloncesto. El resultado ante la Virtus de Bolonia, equipo sin opciones, dictaminará cómo queda clasificado el Barça y contra quién se enfrentarán los de Peñarroya si quieren llegar a la Final Four. Al empezar la temporada había plantilla para ello. E, incluso, para ganarla. Pero las graves lesiones de Laprovittola, Núñez y Metu, junto a la larga ausencia de Vesely, han mermado mucho las posibilidades de un equipo que, eso sí, jamás ha dejado de competir. A pesar de lo incomprensible de no suplir a Laprovittola (más allá del fiasco de Neto y del tiro al pie con Heurtel), el Barça permanece ahí, entre los mejores. En Europa, este Barça de las muletas siempre ha dado la cara y, en los finales de partidos apretados, no ha tenido suerte o dirección de banquillo o acierto en la pista en un montón de noches que han sido traumáticas sobre la bocina. Y, eso sí, el esfuerzo europeo lo ha pagado caro en la Liga ACB. A estas alturas, el quinto lugar y las 11 derrotas en la liga doméstica no resisten la prueba del algodón. Pero, en Europa, que con las actuales circunstancias el equipo esté entre los ocho mejores, con números de Real Madrid, Efes o París, debe ponerse en valor. Por más que uno piense que el equipo podría estar más trabajado, que Punter o Parker no deberían ser tan irregulares y que el desaprovechamiento de Willy es un sinsentido, las 20 victorias en 34 encuentros es un buen número. Digno. Para sentirse orgulloso y para esperar que lo que vendrá será mejor. Especialmente si, a partir de hoy, se recupera una buena versión de Jan Vesely. Este Barça que ha sabido sufrir debe tener premio.

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