cupure logo
delqueparapormayogobiernoespañalasunalos

El Gobierno choca con el ‘no a todo’ del PP a pesar de la interlocución por aranceles, el apagón o el gasto en Defensa

El Gobierno choca con el ‘no a todo’ del PP a pesar de la interlocución por aranceles, el apagón o el gasto en Defensa
Los de Feijóo acaban por votar en contra del plan antiaranceles tras semanas de conversaciones y refuerzan su estrategia de colisión con Sánchez Trump recula y anuncia que EEUU rebajará los aranceles a China al 80% antes de la reunión entre ambos países La noche que Donald Trump salió a declararle al mundo la guerra comercial con una pizarra de cartón, en la Moncloa se abrió la expectativa de un cambio de fondo en la política española. Alberto Núñez Feijóo había practicado hasta ese momento respecto a Estados Unidos su habilidad para no posicionarse claramente sobre los temas que marcan la agenda pública. Entre críticas al Gobierno, el PP navegó como pudo las primeras semanas de Trump en la Casa Blanca sin una condena nítida al aluvión de amenazas a Europa o a las disparatadas promesas respecto a Gaza o Ucrania. Pero esa noche fue diferente y el líder de la oposición apenas tardó unos minutos en oponerse a la política arancelaria del mandamás americano, en línea con el discurso de Pedro Sánchez. “La guerra comercial es una mala noticia. Los aranceles no harán más grande a nadie, sino más pequeños a todos. Europa debe responder con firmeza, proporcionalidad e inteligencia, y España ayudar y acompañar a nuestros sectores con una estrategia de país única y coordinada”, reaccionó Feijóo en sus redes sociales antes incluso de que finalizara la comparecencia pública de Trump. El Gobierno, entonces, no solo puso en valor esa reacción. En la Moncloa hay quien llegó a contemplar el radical cambio de paradigma en la política global impuesto por Estados Unidos como una oportunidad estratégica para el PP. Principalmente, para tomar distancias de una vez por todas de una ultraderecha seguidista de Trump, atrapada entre sus eslóganes patriotas y su incapacidad para defender los intereses de Europa oponiéndose a la agresión norteamericana. Esa tesis fue alimentada, además, por el propio Feijóo, que en los siguientes días a la comparecencia de Trump llegó a pronunciar discursos inauditos no ya por sus críticas a Vox, sino porque llegó incluso a alabar los pasos dados por Pedro Sánchez. “Es un acierto convocar a los agentes sociales y a los sectores productivos”, dijo sobre la iniciativa tomada por el presidente, antes de señalar a los de Abascal. “Es un ataque a nuestra agricultura, a nuestra industria, a nuestra gente. Nadie que diga ser patriota puede respaldar esta decisión, ni tampoco minimizarla”. “Si esto sirve de verdad para que rompa con los ultras que amenazan Europa desde dentro, pues lo damos por bueno. Porque nos jugamos mucho, nos lo jugamos todo. Tenemos que protegernos y es mucho mejor hacerlo unidos”, valoraron entonces en la Moncloa, donde decidieron que estrechar la interlocución con los diferentes grupos políticos, incluida la oposición, suponía en sí mismo un mensaje necesario para la ocasión. Entre las filas socialistas, sin embargo, se tentaban la ropa antes de dar por hecho el sempiterno amago de golpe de timón de Feijóo. Entre otras cosas porque, apenas dos semanas antes, la expectativa se había vuelto a esfumar en cuestión de minutos. Pedro Sánchez convocó a Alberto Núñez Feijóo a la Moncloa para abordar el incremento del gasto militar urgido por Europa y por la OTAN ante la deriva americana y sus posicionamientos con Rusia y Ucrania. El encuentro duró 45 minutos y en el equipo del presidente valoraron que había ido “sorprendentemente bien” en cuanto al tono pero también respecto al fondo. Al que, según fuentes del Ejecutivo, el líder del PP no puso ni un solo pero. Pero la sintonía duró exactamente lo que se tarda en ir desde el Palacio de la Moncloa al Congreso de los Diputados, donde Feijóo convocó a la prensa para ahuyentar cualquier atisbo de mano tendida respecto a un plan de gasto en defensa que en realidad comparte y que fue comprometido por un Ejecutivo de su propio partido. Ante la prensa, y tras la reunión a solas con el presidente, llegó a acusar a Sánchez de poner en riesgo la democracia en España. “El PP está dispuesto a dialogar y a negociar siempre que, tanto el fondo como la forma, sean serios y limpios. Lo que he escuchado en esta reunión no es ni serio ni limpio. Por ese lado, pues, lamentablemente malas noticias”, dijo para alejar el horizonte de prestarle al Gobierno ningún tipo de apoyo. “No me ha pedido ningún apoyo y no puedo ni quiero ocultar a los españoles, que tal y como están las cosas, es muy difícil. Nosotros estamos dispuestos a dialogar si muestra voluntad y respeto. Pero en una democracia no puede haber un incremento de gasto, un presupuesto, un compromiso internacional que no esté autorizado previamente por el Congreso. No hay presupuestos sin mayoría parlamentaria. Lo contrario conduce a algo muy peligroso, la autocracia”, concluyó. En privado, el Gobierno trasladó entonces una frustración que se reforzó unas semanas después con la muerte del papa Francisco. Para el funeral de Bergoglio, el presidente dio la orden a su equipo de cursar invitación formal al líder de la oposición para que formara parte de la delegación española encabezada por el rey. Un gesto que no impidió que Feijóo arremetiera públicamente contra Sánchez por no acudir él. “Es una descortesía difícil de explicar”, manifestó. “Se ha dicho muchas veces que el problema entre el Gobierno y la oposición era de falta de interlocución y que era por culpa nuestra, que no tomábamos la iniciativa. Y esto demuestra que no es verdad. Les tendemos permanentemente la mano y el desprecio, por su parte, es la norma. Es frustrante, sí. Pero tampoco nos coge por sorpresa. Vivimos en la certeza de que no podemos contar con ellos para nada, ni incluso cuando los intereses del país están en juego”, critican en la Moncloa, donde incluyen la gestión del apagón como un capítulo más de esa misma saga. “El presidente llamó a Feijóo, ha habido una coordinación e interlocución perfecta con las Comunidades Autónomas gobernadas por ellos... Y el resultado ha sido que Feijóo ha usado el apagón para insultar al hermano del presidente. Lo de siempre”. El paradigma de esa conclusión, a juicio del Ejecutivo, es el decreto antiaranceles votado esta semana en el Congreso. El voto en contra del PP a las medidas económicas impulsadas para proteger al tejido productivo español de la guerra comercial americana es el colofón al recorrido que emprendió Feijóo aquella noche, cuando parecía que tendía su mano al Gobierno, pero no. “Aquel día habló como nunca pero, al final ha hecho lo de siempre, el 'no a todo'”, resumen en la Moncloa. En el Gobierno admiten su sorpresa porque confiesan que esta vez su apuesta pasaba porque el PP se abstendría. Lo creían así, según el Ejecutivo, no solo por el tono mantenido por Feijóo en su reacción a Trump, sino por cómo discurrieron las conversaciones durante varias semanas entre el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, y el jefe económico de Génova, Juan Bravo. Y también, apuntan, porque el paquete de medidas estaba hablado con la patronal, preocupada por la protección de las empresas exportadoras. Pero al final la foto del hemiciclo de este jueves fue la de casi siempre: el voto en contra del PP y Vox, juntos y solos, frente a una propuesta del Gobierno respaldada por el resto de la Cámara. Y más allá de los lamentos públicos, en la Moncloa se refuerza la conclusión de que el PP ha vuelto a desaprovechar otra oportunidad para “estar a la altura”, marcar un perfil de responsabilidad ante las adversidades más allá de la trifulca política y arrebatarles el discurso que ahora vuelven a servir en bandeja al presidente de que, da igual las veces que se la llame, porque la oposición nunca responde al otro lado.
eldiario
hace alrededor de 6 horas
Compartir enlace
Leer mas >>

Comentarios

Noticias políticas