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La Justicia confirma 10 años de cárcel para un sacerdote que abusó de dos monaguillos menores

La Justicia confirma 10 años de cárcel para un sacerdote que abusó de dos monaguillos menores
El Tribunal Superior de Madrid ratifica la condena impuesta al religioso que entre 2012 y 2019 practicó tocamientos a dos jóvenes aprovechando el tiempo que pasaban con él en las instalaciones de una parroquia de Torrejón de ArdozUn tribunal condena a un sacerdote a diez años de cárcel por abusar sexualmente de dos monaguillos menores en Madrid El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha confirmado la condena de diez años de prisión impuesta a un sacerdote por abusar de dos monaguillos menores de edad en su parroquia de la localidad de Torrejón de Ardoz. Los jueces aceptan sustituir el delito de agresión sexual por otro de abusos, pero mantienen intacta la sanción penal contra el religioso al entender que la declaración de sus dos víctimas es creíble y no “una maniobra orquestada” para perjudicarle, tal y como pretendía hacer creer su defensa a los magistrados. El cura, expulsado del sacerdocio hace más de un año, todavía puede acudir al Tribunal Supremo. El sacerdote, tal y como reveló elDiario.es, llegó en 2012 a la parroquia torrejonera de Santiago Apóstol y ese mismo año empezaron los abusos contra uno de los monaguillos. El religioso aprovechaba los momentos que pasaba a solas con ellos en la sacristía para perpetrar sus abusos, con tocamientos o intentando besarles. Todo empezó cuando uno tenía 12 años de edad y el otro 14, y se prolongaron incluso durante un viaje de la congregación a Jerusalén. Los hechos no llegaron a oídos del entonces obispo Juan Antonio Reig Plá hasta años después, cuando los chicos ya no estaban a la parroquia, se contaron entre ellos lo que había pasado y se decidieron a denunciar: los dos, que no se conocían, habían pasado lo mismo y decidieron acudir a las autoridades eclesiásticas. Sus padres no supieron nada hasta que un día llegaron a sus casas varias cartas del tribunal eclesiástico de La Rota llamándoles a declarar en un proceso penal canónico que, con los años, terminó con su expulsión del sacerdocio. Plá llevó entonces las acusaciones hasta la Fiscalía, que se querelló contra el religioso en 2022. El cura acusado siempre ha negado los hechos y se ha apoyado en dos argumentos fundamentales: que los chicos se intentan vengar de él por haber sido muy rígido con ellos durante su infancia y también que los tribunales no le han permitido defenderse de manera adecuada por no haber comparecido supuestos testigos que iban a declarar a su favor, aunque nunca fueron identificados correctamente por el pedófilo. También que los forenses nunca han examinado sus alegaciones de estar físicamente imposibilitado para abusar de dos menores, aunque alegando dolencias posteriores a los hechos. En una sentencia que ha podido examinar este periódico, el TSJM ha decidido confirmar la condena de diez años de cárcel que le impuso en primera instancia la Audiencia Provincial, ratificando también el resto de sanciones al margen de la prisión: la prohibición de contactar con sus víctimas o acercarse a ellas durante siete años, de trabajar con menores durante dos décadas y finalmente indemnizar con 2.000 euros a cada uno de los dos monaguillos de los que abusó sexualmente aprovechando su puesto en la parroquia y la intimidad que le proporcionaba. No hubo “maniobra orquestada” por los monaguillos Los magistrados solo aceptan cambiar por abusos los delitos de agresión sexual por los que había sido condenado, aunque mantienen intacta su condena. Además, consideran que existen pruebas suficientes para condenarle, especialmente las declaraciones de los dos monaguillos. Y los jueces establecen que el sacerdote no ha podido demostrar “que todo es fruto de una maniobra orquestada por ambos jóvenes”, sin que sea suficiente que su defensa “introduzca su propia hipótesis para considerar que los hechos no han tenido lugar”. Las sentencias del caso revelan que la estrategia del religioso condenado siempre ha sido cuestionar a las dos víctimas y achacar su denuncia conjunta ante la Iglesia a haber sido muy estricto con ellos. En su último recurso, su versión pivotaba en torno a defender que le habían denunciado porque él había amenazado con “informar a otros sacerdotes” de que uno de los chicos había tenido problemas con las drogas. Tampoco consideraba creíble que nadie se enterase de que estuvo siete años abusando de los monaguillos. El TSJM confirma lo que ya dijo la Audiencia Provincial: no hay ninguna prueba de lo que dice. Los jóvenes, lejos de urdir una estrategia para perjudicar al párroco, ni siquiera contaron los hechos a sus padres, que solo conocieron la denuncia cuando llegaron las cartas del tribunal eclesiástico que investigaba al sacerdote. Explican también los jueces que es habitual que los delitos sexuales solo sean presenciados por sus víctimas: “Los hechos acontecían cuando la sacristía estaba cerrada”. Si tardaron varios años en denunciar los hechos ante el Obispado, recuerda el TSJM en su sentencia todavía recurrible, es porque los jóvenes estaban en ese momento “iniciando su edad de desarrollo sexual” y uno de ellos incluso “pensó que era algo normal y que sería una forma del acusado de quitarle los nervios antes de salir a celebrar la Eucaristía y actuar como monaguillo delante de los feligreses”. Los tribunales, con la Sala de lo Penal del Supremo a la cabeza, llevan años explicando que el retraso en denunciar un delito sexual no incide negativamente en la credibilidad de las víctimas. El propio Tribunal Constitucional ha establecido que la tardanza de una víctima en presentar una denuncia por este tipo de hechos no puede ser usada por los jueces en beneficio del agresor. Las víctimas, recuerda el tribunal territorial madrileño, “han mantenido en todo momento su versión de los hechos” frente a la versión exculpatoria sin pruebas del acusado. “No concurre en las víctimas ánimo espurio alguno y es que, no hay que olvidar que los jóvenes no comentaron nada hasta el año 2020 por la amistad y confianza existente” entre el pedófilo y la familia de una de las víctimas. En el juicio celebrado en la Audiencia Provincial, los padres de uno de los jóvenes mostraron el dolor que supuso saber que una persona de su máxima confianza, de quien incluso habían cuidado durante una hospitalización, hubiera abusado de su hijo.
eldiario
hace alrededor de 7 horas
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