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El PP se atornilla al adelanto electoral y dinamita los acuerdos con el Gobierno en la Conferencia de Presidentes

El escándalo Leire Díaz y la manifestación “contra la mafia” envenenan el clima de la reunión, que acabó sin tregua y sin acuerdos. Los barones populares, con distintos tonos y matices, siguieron la consigna de Génova de boicotear el cónclave, pero dejaron sola a Ayuso en su cruzada contra las lenguas oficialesBarones del PP usan la conferencia de presidentes para pedir en bloque un adelanto electoral y Sánchez replica que serán en 2027 Cuando se habla de mafia, uno tiende siempre a recordar a Marlon Brando sentado en una silla de despacho haciendo de Vito Corleone en El Padrino. Pero más allá de la ficción, la organización criminal acumula una amplia historia y un poder cautivador entre los curiosos. Ahora es el PP quien la usa de reclamo para referirse al Gobierno que, en su argot propio, es “una organización criminal” y una banda de malhechores comandados por un “capo”, que es Pedro Sánchez. En el Palacio de Pedralbes de Barcelona, donde este viernes se celebró la XXVIII Conferencia de Presidentes, ni Sánchez ni Salvador Illa ni ningún otro participante llevaba el sombrero inclinado hacia la derecha para indicar que estaba siendo vigilado. Tampoco hacia atrás para avisar de que había peligro. De hecho, la única amenaza para la normalidad institucional que se espera de los representantes públicos fue la de la madrileña Isabel Díaz Ayuso, que la había explicitado ya un día antes con la palabra sin necesidad de sombrero. A la baronesa le molestan las lenguas oficiales y llegó dispuesta a irse de la reunión si cualquiera de sus homólogos osaba hablar en su lengua materna. Lo cumplió a medias. Siempre dispuesta a la bulla. Siempre en busca de un chusco protagonismo. Ninguno de sus compañeros del PP le siguió en la afrenta, que duró exactamente el tiempo que saboreó un café en el hall del palacio y acabaron las intervenciones del president de Catalunya, Salvador Illa, y el lehendakari, Imanol Pradales, quien lamentó el bochornoso espectáculo. Uno más del nombre que envenena los sueños de Feijóo, un expresidente autonómico que dejó de formar parte de este cónclave cuando abandonó la Xunta y que en el viaje a Madrid perdió también la moderación y la institucionalidad para subirse a la ola populista y faltona de su más polémica baronesa. La ruptura del PP con Pedro Sánchez es absoluta y este viernes fue más evidente que nunca. La inquilina de Sol, que provocó, según el lehendakari, Imanol Pradales, “una evidente incomodidad” entre sus correligionarios, había protagonizado otro numerito cuando la ministra de Sanidad, Mónica García, siguiendo el protocolo y las reglas mínimas del respeto institucional, fue a saludarla con dos besos y le espetó si iba a besar a una asesina, en referencia a las 7.291 muertes en las residencias de mayores durante la pandemia. No consta que García le respondiera si ella iba a hacer lo propio con una 'porrera', que es cómo retrató ella a la ministra hace unos días. El resto de barones no solo no se ausentaron, sino que alguno como el gallego Alfonso Rueda hizo una defensa de las lenguas oficiales e incluso habló en gallego durante unos segundos para proseguir luego en castellano. El murciano, Fernando López Miras, ironizó sobre el panocho. El asturiano probó con el bable y el aragonés amagó con el yeso o fragatín. Todos y cada uno de los participantes parecieron chotearse de la madrileña, cuya pantomima más que a desplante sonó a una nueva entrega de su habitual show, además de a su desprecio por las lenguas oficiales reconocidas en la Constitución. Ya saben: Madrid es España dentro de España y ella es el paradigma del casticismo más casposo. Salvador Illa recibe al murciano Fernando López Miras, este viernes, en Barcelona. El ambiente venía ya caldeado por el escándalo de la ya ex militante socialista Leire Díez y por la manifestación convocada por el PP para este domingo contra “la mafia”, un calentón para aprovechar el caso Leire Díez y el enésimo intento de Feijóo de que la calle le otorgue la legitimidad que le niega el Parlamento. Sánchez, cuya pretensión inicial fue compartir propuestas sobre vivienda con los diferentes territorios, había cedido a la exigencia del PP de incluir un extenso catálogo de asuntos. Hasta 14 puntos formaron parte del orden del día y ni un solo acuerdo fueron capaces de alcanzar los 19 líderes territoriales (17 presidentes autonómicos y de las dos ciudades autónomas). Tampoco resoluciones o recomendaciones que, al parecer, algunos presidentes autonómicos sí estaban dispuestos a aceptar, pero el presidente del Gobierno rechazó. No hubo tregua pese a los matices y los diferentes tonos entre dirigentes y “la notoria existencia de dos PP”, en palabras de uno de los barones socialistas. Moreno Bonilla no es Ayuso ni Mazón es Gonzalo Capellán (La Rioja). Pero todos elevaron quejas al Gobierno porque el que no atacó las reformas del Gobierno en materia de justicia cargó contra el reparto de inmigrantes, demandó más financiación, situó la okupación como problema de primer orden, rechazó la condonación de la deuda autonómica, atacó la ley de amnistía o vetó el uso de los pinganillos para la traducción simultánea que Ayuso llegó a calificar de “esperpento” y “maniobra del independentismo”. El presidente del Gobierno había pedido dejar la confrontación “en el perchero para centrarse en los problemas de los ciudadanos”. Y el anfitrión, el president de la Generalitat, Salvador Illa, hizo lo ídem, tras exponer los progresos de Catalunya bajo su mandato en ámbitos como la vivienda, la formación profesional, la transición energética o la inmigración. Todo intento para “trabajar alejados de la crítica fácil y de la tentación de boicot permanente”, como pidió Illa, fue baldío. Al igual que cualquier reconocimiento de que el marco de la reunión, el palacio de Pedralbes de Catalunya, era un signo de la normalidad institucional que el Gobierno de España pretendió primero con los indultos y después con la amnistía a los líderes del procés. Los populares cumplieron la consigna de Génova de boicotear la cita con una acción conjunta que pedía a Pedro Sánchez anticipar las elecciones generales, en línea con lo que lleva exigiendo Feijóo casi desde el día siguiente de que se constituyera el Gobierno. La única excepción entre los populares fue el presidente de Ceuta, que además agradeció y puso en valor el real decreto que establece el reparto obligatorio de menores inmigrantes entre todas las comunidades. “Un señor”, a juicio de uno de los ministros presentes en la reunión. Pidió elecciones generales Juan Manuel Moreno Bonilla ante la situación “crítica y convulsa”, la falta de mayoría social y parlamentaria del Gobierno, la “incapacidad de presentar” unos Presupuestos y la creciente “desafección y desconfianza”, si bien el presidente de la Junta tenía más interés, según fuentes participantes en el cónclave, en “meter el dedo en el ojo a la vicepresidenta primera y candidata a Andalucía, María Jesús Montero, que en seguir directrices de Génova”. Así lo hizo para cargar contra la falta de financiación y pedir, como hicieron también otros, una convocatoria del Consejo de Política Fiscal y Financiera. Las pidió la cántabra María José Sáenz de Buruaga porque la situación de España “es insostenible” y porque “hay síntomas clarísimos de agotamiento, parálisis y decadencia institucional”. Las pidió el gallego Alfonso Rueda y hasta el valenciano Carlos Mazón, que está como para dar clases de lo que se debe y no hacer en política después de su ejemplo durante la DANA en la que fallecieron 228 personas. Aun así echó en cara a Sánchez la falta de ayudas para los afectados y que la cita concluyese en un “no a todo”. Y las pidió también el castellano y leonés Alfonso Fernández Mañueco, en su caso con un matiz: el de que la gestión de Sánchez estaba repercutiendo negativamente en su región. No lo hizo el socialista castellano manchego, Emiliano García Page, que días antes sí las había sugerido en declaraciones públicas. “Ni era el sitio, ni era el momento y mucho menos tras ver la actitud del PP”, aseguraron desde su equipo. Page, que cree que “España es un puzle roto”, preso del frentismo y con las piezas averiadas, sí cuestionó la financiación singular de Catalunya, pero mostró su apoyo a la condonación de la deuda autonómica. “Porque la pedí incluso antes que Puigdemont”, dijo. Ayuso y otros barones del PP, este viernes, en Barcelona. La respuesta de Sánchez a tanta insistencia para que se pongan ya las urnas fue categórica después de pedir respeto para los tiempos que marca la democracia: “Serán en 2027, cuando tocan”. Su determinación no fue del agrado de los presidentes del PP como tampoco lo fue su llamada a la “honestidad, el espíritu constructivo y la naturaleza de concordia”. Ninguna de sus propuestas contó con el beneplácito de los barones. Ni siquiera la de un Acuerdo Estatal de Vivienda que triplique la inversión para pasar de los 2.300 millones invertidos en el periodo 2022-2025 a 7.000 para los próximos cinco años, de los cuales el Gobierno de España aportaría un 60% Las comunidades en su mayor parte respondieron que la ausencia de un modelo de financiación les impide afrontar ese 40% que les reclama Sánchez. Fueron cinco horas de un cónclave del que todos salieron con la impresión de que “todo no” y de que las Conferencias de Presidentes son ya una extensión de la confrontación que se vive en el Congreso de los Diputados y que ha dejado de ser un órgano de deliberación y de entendimiento entre gobiernos. El lehendakari, Imanol Pradales, fue el más explícito en el resumen. “Bochornoso. No quiero vivir en un país en el que se pueden tomar cañas en libertad, pero no hablar en tu lengua”, afirmó, en alusión al show de Ayuso. ¿Merece la pena volver a la siguiente?, se preguntaron todos sin atreverse a dar una respuesta concluyente. La próxima Conferencia de Presidentes tendrá lugar en Asturias, a petición de Adrián Barbón, si no se cumple, como pretende instalar el PP, que el ciclo de este gobierno ha acabado ya. Veremos...
eldiario
hace alrededor de 17 horas
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