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Feijóo se abona a pedir la dimisión de Pedro Sánchez

Feijóo se abona a pedir la dimisión de Pedro Sánchez
El líder del PP no reclamó la caída de Sánchez cuando aterrizó en Madrid como líder de su partido, pero rompió la norma tras perder la investidura de 2023 y desde entonces no ha parado de reclamarla cada mes con los más variados argumentos“Infierno fiscal”, caída de la “renta real” y deuda: Feijóo retuerce la economía para atacar el punto más fuerte del Gobierno La primera vez que pidió la dimisión de Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo no había dado el salto a la política nacional, no lideraba el PP, no era diputado en el Congreso ni mucho menos candidato a la Presidencia del Gobierno. Fue en febrero de 2019 en la concentración de la Plaza de Colón en la que los por entonces dos principales partidos entonces de la oposición validaron a Vox como uno de los suyos. Feijóo evitó subirse al escenario para la fotografía que dio origen al término “trifachito”, pero respaldó con su presencia la petición de elecciones anticipadas cuando Sánchez llevaba apenas ocho meses en la Moncloa. Seis años después de la ‘foto de Colón’ contra los indultos, la petición de dimisión de Sánchez y/o adelanto electoral se ha convertido en un mantra en los discursos de Feijóo y del resto de portavoces del PP. La última fue esta misma semana en la sesión de control al Gobierno y a cuenta de los mensajes de WhatsApp entre el presidente del Gobierno y su exministro y ex secretario de Organización, José Luis Ábalos, previos a la explosión del supuesto escándalo de corrupción que implica al que fuera ‘número tres’ del PSOE. “Haga el favor. Se lo pido por favor, señor Sánchez. Váyase, convoque elecciones. Algo de bochorno le va a ahorrar a los españoles”, dijo Feijóo el pasado miércoles, en un remedo del noventero “¡Váyase, señor González!” con el que José María Aznar amartilló a Felipe González en los estertores de su último mandato. Feijóo ha convertido en una letanía sus peticiones de dimisión al presidente del Gobierno, y eso que se subió tarde a ese tren. Desde aquella manifestación de 2019, cuando todavía era presidente de la Xunta de Galicia, tuvieron que pasar cuatro años para que el hoy líder de la oposición volviera a reclamar la marcha de Sánchez.  Durante ese tiempo, Feijóo estuvo más ocupado en gestionar la pandemia provocada por el coronavirus y en preparar su asalto al liderazgo del PP nacional. Después comenzó a criticar al presidente de su partido, Pablo Casado, a quien había apoyado en 2018 para dicho cargo. Desde 2021 empezó a erosionar su liderazgo. Un año después, en 2022, le sustituyó.  Feijóo aterrizó en Madrid con el convencimiento de que el fracaso de Casado se debía a sus errores y que él sí triunfaría en las urnas frente a Pedro Sánchez. Bajo esa premisa, el líder gallego optó por ofrecer una imagen de estadista, de “hombre de Estado” dispuesto a pactar desde la oposición con el Ejecutivo. Pero cuando tenía todo dispuesto para instalarse en La Moncloa, como pronosticaban los sociólogos de cabecera del PP, Feijóo se estrelló en julio de 2023 contra una mayoría parlamentaria que prefirió mantener a Sánchez en el poder. Pese a ganar las elecciones, el líder de la derecha se quedó sin Gobierno. Sin poder “derogar el ‘sanchismo”, como había prometido. Y cambió de estrategia: ese mismo mes de noviembre, antes incluso de la investidura del líder socialista, el PP congregó en toda España a cientos de miles de personas contra la ley de amnistía. Fue la primera vez que el Feijóo líder de la oposición pidió a Sánchez que se fuera. “Va a cambiar leyes a la carta de los que delinquen, va a abrir la puerta a los referéndums de secesión, ha pactado privilegios para unos pocos a cambio de perjuicios para todos. Quien firma esto no tendría que presentar su candidatura, sino su dimisión”, dijo, empujado por el sector más ultra del PP, atónito ante el fiasco de su candidato. Un par de días después, el Congreso certificó el tercer mandato del secretario general del PSOE. La amnistía fue el hito alrededor del cual el PP intentó construir su oposición inicial al tercer Gobierno de Sánchez. Cada paso en la tramitación parlamentaria de la ley que intentaba pacificar Catalunya vino acompañado de una petición de dimisión por parte de Feijóo, aunque no siempre de una forma clara y contundente. Cada mes, una petición de dimisión En marzo de 2024, por ejemplo, aseguró durante un acto en Ávila: “Sánchez carga a sus espaldas demasiadas maletas que le impiden ser útil a su país. Que las abra, que muestre lo que hay, que haga las suyas y que abandone las responsabilidades que no ejerce”. Habían pasado 24 horas desde la aprobación de la norma por el Congreso en primera vuelta. Un mes después, en abril, fue la inédita retirada del presidente durante cinco días tras la investigación judicial abierta contra su esposa. Otra vez con una fórmula difusa: “Lo que necesita España es un nuevo Gobierno democrático, con un presidente que esté a su altura y no el cambio de régimen que pretende colar por detrás de toda esta obra de teatro”.  En mayo, el PP volvió a convocar movilizaciones contra el presidente del Gobierno. En la Puerta de Alcalá, mientras Isabel Díaz Ayuso copiaba los gritos de Javier Milei, Feijóo reclamó a Sánchez una convocatoria electoral para volver a medirse en las urnas cuando no había pasado un año desde el 23J. “Le pido que retire la ley de amnistía, la legislatura está perdida. Ponga punto final, disuelva las Cortes, convoque elecciones y vayamos con la verdad por delante”, dijo. Era la precampaña de las elecciones europeas que se celebraron el 9 de junio con triunfo para el PP. Tras los comicios, Feijóo abandonó las frases alambicadas y las metáforas y, otra vez, volvió a pedir la dimisión de Pedro Sánchez sin subterfugios.  Lo hizo por ejemplo tras pactar con el Gobierno un asunto tan relevante como la renovación del Consejo General del Poder Judicial tras un lustro de secuestro por la derecha. El 25 de junio se anunció el acuerdo. Un par de semanas después, en sede parlamentaria, Feijóo le espetó al presidente: “Váyase a su despacho y redacte su tercera y definitiva carta”. Fue el primer coqueteo del líder del PP con el imperativo del verbo ir. Repitió la petición ese mismo mes, cuando el juez de Madrid que instruye la causa contra Begoña Gómez, Juan Carlos Peinado, citó a declarar como testigo al presidente. Insistió en agosto, en la apertura del ciclo político tras el parón vacacional. Desde Galicia reclamó un “cambio político” en España e instó Sánchez a “dimitir”. Los escándalos judiciales alrededor del Gobierno y del PSOE modificaron la estrategia del PP, que pasó de centrarse en la amnistía a reclamar la marcha de Sánchez por las supuestas corruptelas ante las que, en el mejor de los casos, decían desde la oposición, dejó hacer. A finales de octubre de 2024 Feijóo compareció en el Escritorio del Congreso, un espacio noble del Palacio, anejo al Hemiciclo, pensado para declaraciones más o menos solemnes. Allí volvió a reclamar la dimisión de Sánchez “por segunda vez en sede parlamentaria” En realidad lo había hecho bastantes más veces. Apenas una semana antes, por ejemplo, en otra sesión de control al Gobierno en la que espetó al presidente: “Márchese ya. Su agonía política será una broma al lado de su agonía judicial. Usted ya tiene su sentencia política. Su dimisión es de libro”. Un mes después, en noviembre, volvió a comparecer en la misma sala, esta vez por el ‘caso Ábalos’ para explicitar de nuevo su petición: “Sánchez debe dimitir”. Incluso se ofreció a “los socios” del Gobierno de coalición para liderar una moción de censura que apenas unas semanas atrás había descartado. La petición iba dirigida en realidad solo a dos partidos, el PNV y Junts. Ninguno hizo siquiera ademán de debatirlo. Ya en 2025 los motivos por los que Feijóo ha pedido la dimisión de Sánchez son más variados, y los anuncios han perdido solemnidad. El PP ha reclamado elecciones por la falta de presupuestos, el apagón de abril, el parón en la Alta Velocidad a Sevilla por un robo de cobre, el juicio a su hermano o por los informes de la UCO sobre Koldo. Lo hizo entre semana y también en festivo. En Madrid y en Bruselas. En el PP asumen que Sánchez no va a dimitir. No solo porque el propio presidente insiste desde el principio de la legislatura su vocación de concluirla, sino porque el presidente no tiene incentivo alguno para convocar elecciones porque su Gobierno no aguantaría esta vez, según las encuestas. Con todo, los estrategas de Génova perseveran. Esta misma semana, Feijóo volvió a pedir la dimisión de Pedro Sánchez. Esta vez, por los ‘wasap’ viejos con Ábalos que ha publicado ‘El Mundo’.  El líder del PP se tomó su tiempo en dar el paso de reclamar la dimisión de Sánchez, consciente de que es difícil repetir el éxito comunicativo que logró Aznar entre 1993 y 1996. Pero una vez abierta la espita es difícil volver a cerrarla y ya no le queda más remedio que reclamar continuamente la marcha del presidente del Gobierno aun a riesgo de vaciar de contenido una petición que tanto le costó hacer por primera vez.
eldiario
hace alrededor de 9 horas
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