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La reducción de la jornada laboral llega al Congreso sin los apoyos para salir adelante

La reducción de la jornada laboral llega al Congreso sin los apoyos para salir adelante
Los partidos tienen ya abierto el plazo para registrar enmiendas a la espera de que Junts cumpla su amenaza y registre su petición de devolución Junts complica el camino de la ley para reducir la jornada laboral La ley para reducir la jornada laboral a 37 horas y media ya está en el Congreso de los Diputados. La medida estrella de Sumar arranca su camino parlamentario después de una tortuosa negociación en el seno del Gobierno, pero lo hace sin los apoyos necesarios para salir adelante. La norma cuenta con el respaldo de los partidos de izquierda, incluido el PSOE, pero choca con el principal obstáculo para el Ejecutivo desde el inicio de la legislatura: Junts ya ha anunciado una enmienda a la totalidad que pone en peligro su tramitación.  Después de pasar los filtros correspondientes, el Consejo de Ministros aprobó hace dos semanas en segunda vuelta el texto de Trabajo y este martes la Mesa de la Cámara Baja lo tramitó por la vía de urgencia. Desde este viernes los partidos tienen ya abierto un plazo de ocho días para presentar enmiendas aunque ese límite suele prorrogarse cada semana para dar aire a las negociaciones. Otras leyes como la de familias acumulan más de un año en el cajón. La velocidad para tramitar la reducción de la jornada dependerá casi en exclusiva de las negociaciones con Junts, que han empezado de la peor manera posible. Horas después de su aprobación, el partido de Carles Puigdemont anunció que presentaría una enmienda a la totalidad, la herramienta que tienen los grupos para tumbar una ley del Gobierno e impedir que se siga tramitando. Si el partido termina formalizándola, tendrá bastante fácil ganarla, pues basta con que PP y Vox la apoyen. Tras la publicación del texto en el boletín de las Cortes este viernes, los grupos ya tienen la posibilidad de registrar sus enmiendas y Junts puede convertir su amenaza en un hecho. Aunque desde Sumar restan importancia a ese movimiento y lo consideran como una puerta abierta a la negociación. “Las enmiendas se presentan y luego se retiran”, argumentan para desdramatizar. Fuentes de los independentistas en el Congreso dan muy poco margen a las conversaciones y sostienen que para empezar a negociar la reforma, Yolanda Díaz tendría que tirar el texto “a la basura” y arrancar desde cero. “Tabula rasa”, resumen. “La ley que nos presentan es inaceptable. Es un buen titular porque el titular de que trabajemos menos y vivamos más es genial, pero el riesgo al cierre de empresas es descomunal y la jornada pasará de 40 a cero porque habrá muchas empresas que tendrán que cerrar”, sintetizan esas fuentes. El pasado lunes, Carles Puigdemont fue duro pero no tan tajante al referirse a esta cuestión en una rueda de prensa desde Waterloo. “Desde Madrid se les quiere imponer una reforma del horario laboral sin considerar su impacto en el tejido empresarial, sin consenso y sin apelar al diálogo social”, lamentó. “Si queda igual, ya dijimos que así no, representaría más coste para las empresas y cero ganancia para los trabajadores. ¿Qué reforma es esta?”, dijo el líder de Junts.  Sumar se agarra a estas palabras para defender que la formación está abierta a negociar. “Hemos podido escuchar a Puigdemont y entendemos que ha expresado la voluntad de modificar el texto, pero se ha abierto a la negociación y esa es una buena noticia para Catalunya y para España”, dijo este lunes el ministro de Cultura y portavoz de Movimiento Sumar, Ernest Urtasun. “Dialogaremos hasta la extenuación”, defendió sobre una medida que, afirmó, va a “beneficiar a 2,2 millones de trabajadores en Catalunya”.  Aunque fuentes de la coalición de Yolanda Díaz mantienen su confianza en negociar con el partido de Puigdemont y creen que terminará apoyando el texto, desde Sumar lanzan desde hace tiempo mensajes al Partido Popular para que apoye una medida que, según sus cálculos, apoya un 80% del electorado.  “Son las formaciones las que tienen que decidir si escuchan a la ciudadanía, voten a quien voten, o atienden a sus intereses. Vamos a escuchar a todas las formaciones y por supuesto, el compromiso con las pequeñas empresas y las empresas catalanas”, dijo hace unos días Yolanda Díaz en una entrevista en Antena 3, en la que apeló a Alberto Núñez Feijóo. “Vamos a ver para qué sirven 137 diputados del PP. ¿Van a colocarse del lado de los españoles?”, dijo.  El PSOE asegura que la ley es una prioridad política En la Moncloa aseguran que la reducción de la jornada laboral también supone una prioridad política para la parte socialista del Ejecutivo. Pero admiten que, como pasó en su día con la reforma laboral, han dejado todo el terreno de la negociación a Yolanda Díaz para que sea la vicepresidenta segunda quien ahorme una mayoría parlamentaria que amenaza la postura de Junts.  “Las conversaciones las está llevando Yolanda Díaz y a nosotros nos dice que sale, que ve margen con Junts. Pero nunca se sabe. Desde luego para nosotros sería una muy mala noticia desde el punto de vista de la acción de Gobierno, pero también incluso electoral que una medida así no saliera adelante, porque afecta de verdad a la vida de la gente. Por eso le pedimos responsabilidad a los grupos”, explica una persona del Gobierno que mantiene interlocución con la ministra de Trabajo sobre este asunto. El propio presidente, hace una semana en el Cercle d’Economía de Barcelona, interpeló directamente a los empresarios catalanes sobre la reducción de la jornada laboral, consciente de la línea directa de las patronales con Junts, uno de los grupos políticos que ejerce en el Congreso de defensor de los intereses del empresariado. “Le pido a la patronal española y también a la catalana que no se cierren a esta iniciativa, porque creo que la economía europea debe mantener su peso global apostando por el capital humano y por la innovación, no por bajar los precios o por jornadas extenuantes”, les dijo.  Sánchez definió entonces la reforma como “una demanda social, que estamos convencidos de que contribuiría a mejorar la productividad y estabilidad de nuestra fuerza trabajadora y, por tanto, a nuestras empresas”. Y resaltó que, en su opinión, la política laboral desarrollada por su Ejecutivo “ha demostrado ser ejemplo de éxito en esta cuestión, y es lo que debemos seguir haciendo en el futuro”. Desde el Ejecutivo admiten que el camino que queda por delante con Junts no será fácil, pero que pasa por implementar “medidas de acompañamiento” a las empresas catalanas, una de las exigencias de los de Puigdemont para no impedir que por ley se trabaje menos. “Si tienen voluntad real de acuerdo, desde luego lo sacaremos. Porque esas medidas de acompañamiento que reclaman a las empresas estamos dispuestas a verlas, claro”, explican desde el equipo del presidente.  Los equipos negociadores ya trabajan en tratar de atar los apoyos. No solo de Junts, también del PNV. Y conscientes de que cualquier cambio para atraer a los independentistas puede, como en otras leyes en la legislatura, alejar a los socios más de izquierda, como Podemos, que ya ha anticipado que espera que no haya cambios para dar su voto a favor. Los próximos días serán importantes para saber si Junts concreta sus amenazas y complica realmente el camino de la reforma más importante para las ambiciones de Sumar en la legislatura.
eldiario
hace alrededor de 7 horas
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