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Sánchez cree que la culpa es de Cerdán y Ábalos y no hay más que hablar

Sánchez cree que la culpa es de Cerdán y Ábalos y no hay más que hablar
Sánchez resume en siete palabras la asunción de responsabilidades en el PSOE: "Lo que ha fallado son dos personas", refiriéndose a Ábalos y Cerdán. El presidente lo tiene difícil para convencer a sus socios y los militantes socialistas de que limitar la culpa a solo dos personas servirá para seguir en el poder hasta 2027Sánchez: “Entregar las riendas del país a PP y Vox sería una tremenda irresponsabilidad” En los minutos finales de la rueda de prensa de Pedro Sánchez del lunes, escuchó varias preguntas de un redactor de este diario, preguntas que bien podría hacerse un votante socialista: qué había fallado en el PSOE para que alguien como Koldo García, José Luis Ábalos o Santos Cerdán llegaran a alcanzar tanto poder y si se había planteado presentar la dimisión. La respuesta fue sucinta: “Lo que ha fallado son dos personas. No diga tres, porque Koldo García no era de mi máxima confianza”. Esto último es cierto, pero es innegable que Sánchez eligió personalmente a Ábalos y Cerdán para que fueran sus hombres de confianza en el partido. Y ya sabe todo el mundo qué hicieron con esa confianza. Lo que cuenta es su primera frase, sus siete primeras palabras. La culpa es de Cerdán y de Ábalos y de nadie más. No es culpa suya, aunque volviera a pedir perdón, no es de la estructura de toma de decisiones en el partido, no es del PSOE, por ser “una organización limpia”, no es del Gobierno. Numerosos artículos en los medios han destacado que el informe de la UCO dejó a los dirigentes y militantes socialistas en un estado de shock. Un ministro dijo a este diario que la situación no se podía revertir a menos que se hiciera “una profunda crisis de gobierno”. Otros destacaron que habían fallado todos los controles y que se necesitaban medidas drásticas. Es poco probable que asignar las culpas directamente a esas dos personas sirva para sacarlos de la decepción y el pesimismo. Para cerrar el círculo, la Ejecutiva del PSOE aprobó la expulsión de Ábalos como militante del partido, un asunto que sorprendentemente había quedado congelado desde hace tiempo. Hace 16 meses, se aprobó su suspensión temporal de militancia y se le expulsó del grupo parlamentario. Nada más se supo de ese expediente, por lo que es legítimo sospechar que había miedo a lo que pudiera contar sobre sus actividades como ministro. Después del informe de la UCO, ya no era necesario esperar más. Por la mañana, Cerdán presentó su baja como militante del partido y su renuncia al escaño por Navarra. El segundo mensaje principal de Sánchez a todos, en especial a los socios en el Congreso, es recordarles algo que ya saben. La única alternativa a la situación actual es un Gobierno del PP y Vox, dijo en más de una ocasión, que es casi como reconocer que unas elecciones celebradas ahora mismo darían la victoria a la derecha y la extrema derecha. Afirmó que en sus contactos pendientes, que inició este lunes con Yolanda Díaz, les dirá que el Gobierno debe continuar con su “agenda de cambios”. No concretó nada más ni se refirió al “giro de 180 grados” que había reclamado la vicepresidenta. Fue la segunda rueda de prensa de Sánchez en unos pocos días, esta última tras la reunión de la Ejecutiva del PSOE, que duró casi cinco horas. Debía tomarse la decisión de sustituir a Cerdán como secretario de Organización de forma temporal hasta la cita del Comité Federal del 5 de julio. Podían haber esperado un par de semanas, aunque había un problema. Era necesario quitar de la primera fila de responsabilidades a Juan Francisco Serrano, que era la mano derecha de Cerdán. Al final, Sánchez nombró una dirección colectiva con Cristina Narbona, Montse Mínguez y Borja Cabezón, que fue director general de Asuntos Nacionales en Moncloa. Los tres recibirán la asistencia que Sánchez definió como “técnica” de la gerente del partido, Ana María Fuentes. Los medios de la derecha se apresuraron a contar que hay una mención a Fuentes en el informe de la UCO. ABC abrió su web por la mañana con el titular: “Sánchez coloca entre los cargos para liderar al PSOE a la gerente que aparece en la investigación del caso Koldo”. No es lo que parece. Koldo García cuenta en una conversación grabada que el director general de Carreteras iba a recibir una llamada de Fuentes para que pagara el “impuesto”. No es una mordida, sino la aportación que los altos cargos de confianza hacen a las finanzas del partido, que suele rondar el 10% del sueldo. Con la intención de subrayar que confía en que el caso Ábalos/Cerdán no altere la legislatura, si eso es posible, el presidente reservó la mitad de su primera intervención a atacar a la oposición. No fue un 'y tú más', sino un 'y tú muchísimo más'. Sánchez sacó pecho por la lucha desde 2018 contra la “corrupción sistémica” del Partido Popular: “Se ha logrado que lo que antes se encubría, se obstruía, se amparaba como parte de la normalidad, ahora se persiga, se castiga como un hecho imperdonable”. Hasta pidió la dimisión de Carlos Mazón como presidente de la Generalitat valenciana sin llegar a pronunciar su nombre. Borja Sémper en la rueda de prensa del lunes en la sede del PP. Borja Sémper respondió a esos ataques en otra rueda de prensa. Una vez más, el PP descartó la moción de censura, porque solo sería “un balón de oxígeno al sanchismo”. Por tanto, va a seguir exigiendo la dimisión de Sánchez y la convocatoria de elecciones, aunque sin esperanzas. El portavoz del partido dijo que el presidente ha elegido meterse en “un búnker” y apostar por “una agonía lenta”. El paso siguiente del PP será profundizar en los ataques a los aliados de los socialistas y culparles por no forzar su retirada. Un tanto hiperventilado, Sémper avisó a esos partidos de que “quien apoye ahora al sanchismo, estará deslegitimado para hacer política” en el futuro. En una democracia, ningún partido puede decir a otro si tiene derecho a hacer política. Es suficiente con presentarse a las elecciones, ganar los votos necesarios para formar grupo parlamentario –los más modestos se quedan en el grupo mixto– y luego defender sus ideas en el Congreso y Senado. La parte más complicada es la de los votos, evidentemente, no la opinión que tengan otros partidos sobre ti. Quien ya ha tenido suficiente es Podemos, que boicoteó la serie de reuniones de Sánchez con los grupos que han apoyado sus propuestas en el Congreso. Las denominó “operación de lavado de cara de un partido corrupto”. En una conclusión similar a la del PP, su portavoz, Pablo Fernández, dio por finiquitado al líder socialista: “Sánchez no está legitimado para liderar un Gobierno progresista en nuestro país”. Sánchez decidió que no tiene más alternativa que esperar. A las preguntas sobre si teme que se descubran indicios de financiación ilegal en el PSOE, terminó diciendo que no hay tal cosa en el informe de la UCO y que hay que esperar a que culmine la investigación judicial, a la que es posible que le queden unos cuantos años. “Es que me están preguntando por cosas que ni el informe de la UCO ha sustentado”, dijo. Por cierto que sea, no parece aventurado sostener que el presidente ha perdido el control de la situación. Depende de la próxima filtración de la investigación, de la aparición de nuevas conversaciones grabadas por Koldo García o incluso de lo que pueda declarar Santos Cerdán ante el juez. Sánchez pide a sus militantes y votantes que resistan porque la alternativa es mucho peor, pero dos años más de legislatura pueden hacerse muy largos en estas condiciones. Sánchez cerró la rueda de prensa aludiendo a la hora. “Bueno, son las cinco. No he comido. Creo que también es importante y me gustaría acabar con ello esta comparecencia. Yo creo que es muy importante que haya habido un debate de más de cinco horas en la Comisión Ejecutiva Federal”. Va a necesitar mucha energía y no saltarse las comidas si quiere llegar hasta 2027.
eldiario
hace alrededor de 6 horas
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