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Misoginia en el metaverso: el sueño de Zuckerberg es una zona peligrosa para las mujeres

Misoginia en el metaverso: el sueño de Zuckerberg es una zona peligrosa para las mujeres
En el metaverso abundan el acoso, el abuso y las amenazas de violencia contra niñas y mujeres. ¿Es demasiado tarde para cambiar de rumbo?Zuckerberg paga 14.300 millones para entrar en una empresa de IA y fichar a su jefe de 28 años Todo el mundo sabe que las jóvenes no están a salvo. No están a salvo en la calle, donde un 86% de las que tienen entre 18 y 24 años ha sufrido acoso sexual. No están a salvo en el colegio, donde un 79% de chicas y chicos dijeron a la agencia del gobierno británico Ofsted (encargada de velar por la calidad en la educación) que las agresiones sexuales eran habituales en sus grupos de amigos, con casi un tercio de las chicas de entre 16 y 18 años habiendo sufrido “tocamientos sexuales no deseados”. Tampoco están a salvo en las piscinas, los parques o las playas. Ni siquiera están a salvo en las redes sociales, donde “en ningún momento se protege a las niñas de ningún peligro”, según la ONG por los derechos de la infancia NSPCC. Esto no es una sorpresa para ninguna mujer que haya usado alguna vez las redes sociales. Pero es especialmente relevante ahora que Meta está construyendo un mundo completamente nuevo. El operador de algunas de las mayores plataformas sociales de Internet ha invertido miles de millones de dólares en el mundo virtual del metaverso con la esperanza de transformarlo en el futuro y no solo de las redes sociales. También en el futuro de las compras, de las actuaciones en directo, de la educación y de las empresas. La pregunta es sencilla: si hasta ahora Meta ha cosechado un fracaso estrepitoso en lo que se refiere a proteger a mujeres y niñas en sus plataformas, ¿por qué deberíamos confiar en que a partir de ahora lo va a hacer mejor? Mark Zuckerberg ha hecho una promesa grandilocuente: “En el metaverso podrás hacer casi cualquier cosa que imagines”. El tipo de promesa que puede sonar muy atractiva para algunos hombres y aterradora para la mayoría de las mujeres. El nivel de acoso y agresión que tantas de nosotras sufrimos a diario en forma de textos por las redes sociales se volverá 100 veces más real debido a la naturaleza profundamente inmersiva del metaverso, donde moderar esos contenidos también será 100 veces más complicado. El resultado es una tormenta perfecta, y lo digo desde la experiencia. Durante la investigación para mi libro 'La nueva era del machismo' pasé días metida en el metaverso. No existe una definición única del metaverso, pero la mayoría de la gente usa el término para referirse a un mundo compartido donde las tecnologías virtuales y de realidad aumentada permiten a los usuarios interactuar mediante sus avatares con otras personas, objetos y entornos. La mayor parte del mundo virtual de Meta solo es accesible para las personas que hayan comprado los auriculares Quest de la empresa, pero hay un número limitado de espacios en el metaverso que será accesible para cualquier persona con una conexión a Internet. Estos mundos virtuales parecerán mucho más reales gracias al uso de tecnologías avanzadas como el audio posicional 3D, el seguimiento de las manos, y la retroalimentación háptica (cuando los mandos vibran en coincidencia con una serie de acciones). Tu avatar se mueve, habla y gesticula cuando tú lo haces, lo que permite a los usuarios una interacción verbal y también física. No llevaba ni dos horas en mi primera incursión por el metaverso cuando presencié una agresión sexual contra el avatar de una mujer. Me acerqué a preguntarle y me lo confirmó. “Se me acercó y me agarró el culo”, dijo. —¿Suele suceder? —le pregunté. —Todo el tiempo —respondió cansada. Usé mi controlador háptico para “coger” un rotulador amarillo brillante y escribir en una pizarra gigante. “¿HAS SIDO AGREDIDA SEXUALMENTE EN EL METAVERSO?”. La respuesta fue casi instantánea. “Sí, muchas veces”, gritó alguien. “Creo que todo el mundo ha sido agredido en el maldito metaverso”, respondió automáticamente una mujer con acento estadounidense. “Por desgracia, pasa demasiado”, añadió una británica asintiendo. Las dos me confirmaron que habían sido agredidas en varias ocasiones. El acoso y los comentarios sexuales no deseados fueron una constante durante mi incursión por el metaverso. “Voy a arrastrar mis pelotas por toda la cara de tu madre”, escuché a un jugador gritarle a otro. Vi a jugadores masculinos hablando de “hacerse una paja” y haciendo comentarios sobre “violaciones colectivas”. Se repetían los comentarios sobre mis pechos virtuales. No vi que nadie reaccionara por eso. Ningún moderador. Ningún otro jugador. Según un incriminador informe que la página TechCrunch publicó en 2022, el único lugar del metaverso de Meta que en ese momento tenía moderadores humanos era la plaza principal de Horizon Worlds. Aparentemente, estaban más concentrados en informar sobre el procedimiento para hacerse selfies que en moderar el comportamiento de los usuarios. Más preocupante aún fue mi visita a mundos del metaverso donde hombres adultos se dirigían a niñas aparentemente pequeñas que no los conocían. En un karaoke virtual, los avatares de las cantantes sobre el escenario tenían cuerpos de jóvenes de 20 años, pero a juzgar por sus voces, muchas de las niñas que los manipulaban tendrían nueve o diez años. Mientras que las voces de los hombres del público haciendo comentarios, gritándoles y siguiéndolas fuera del escenario eran indudablemente de adultos. Meta tiene una responsabilidad especial en la resolución de este problema. Es verdad que hay otras empresas creando plataformas de juegos de realidad virtual y espacios de trabajo virtuales, como Roblox o como Microsoft, pero entre 2017 y 2023 hasta un 47% de los casos de pederastia por Internet ocurrió con productos de Meta, según la investigación de NSPCC. De acuerdo con el informe de la ONG, estos delitos se hicieron a través de al menos 150 aplicaciones, juegos y sitios web. No estamos hablando de incidentes aislados ni de historias de terror elegidas al azar. De acuerdo con una investigación de la organización no gubernamental CCDH (especializada en combatir la desinformación y la divulgación de discursos de odio por Internet) la frecuencia promedio en la que un usuario es agredido en el metaverso es cada 7 minutos. La investigación detectó 100 posibles violaciones en las políticas de Meta registrando el comportamiento de sus usuarios durante solo 11,5 horas. Entre esas violaciones había contenidos sexuales explícitos, acosos, abusos, pederastia y amenazas de violencia. En otro informe, la CCDH detectó repetidos casos de acoso y de abuso sexual explícito a menores. Como el de un adulto que le preguntó a un joven usuario ‘¿tienes una polla en la boca?’. O el de otro adulto que gritó ‘no quiero correrme sobre vosotras’ a un grupo de niñas que le habían dicho claramente que eran menores de edad. Una niña utilizando unas gafas de realidad virtual. El mundo virtual de Meta se llenó de denuncias de abusos desde su creación. Las usuarias denuncian haber sido manoseadas, agredidas y violadas virtualmente. También han descrito acoso de otros jugadores que las siguen de manera insistente, se niegan a dejarlas solas y hasta las siguen a otras salas y otros mundos. El periódico solicitó comentarios a Meta por este artículo, pero la empresa no envió ninguna respuesta. “Anoche no solo me manosearon, sino que otras personas allí presentes apoyaron ese comportamiento”, escribió en el grupo oficial de Facebook para la plataforma Horizon una usuaria que probaba la versión beta del metaverso en diciembre de 2021. La respuesta de Meta fue incluso más reveladora que la propia agresión virtual. Vivek Sharma, entonces vicepresidente de Horizon en Meta, dijo a la revista The Verge que había sido un incidente “absolutamente desafortunado”. Tras revisar lo ocurrido, la empresa concluyó que la usuaria que estaba probando la versión beta no había usado las funciones de seguridad integradas en Horizon Worlds, entre las que figuraba la posibilidad de bloquear a otro usuario para evitar toda interacción con él. “Aun así, es un buen comentario porque quiero que [la función de bloqueo] sea muy fácil de localizar y de usar”, dijo Sharma. Su respuesta es reveladora. En primer lugar, el eufemismo “desafortunado” para describir lo ocurrido, como si fuera equivalente a una mala calidad de sonido. En segundo lugar, el traslado inmediato de culpa y responsabilidad a la víctima del abuso (“debería haber utilizado ciertas herramientas para evitarlo”), en vez de reconocer que lo primero es evitar que algo así ocurriera. Por último, lo más importante, minimizar a una mujer maltratada en Internet a un “buen comentario”. Gran parte del discurso que ha seguido se ha centrado en determinar si las agresiones sexuales o violaciones ocurridas en la realidad virtual deben o no considerarse como tales, si eso puede afectar a las víctimas que han sufrido este tipo de agresiones en la vida real. Pero esto no viene al caso. Lo primero es entender el angustioso y profundo impacto que la experiencia de acoso, agresión sexual, o violación en el metaverso ha tenido sobre muchas víctimas. “Esta niña ha experimentado un trauma psicológico similar al de alguien que ha sido violada físicamente”, dijo en 2024 un alto cargo involucrado en la investigación de la policía británica por una violación virtual en grupo a una menor de 16 años en el metaverso. En segundo lugar, la tecnología que hace que el metaverso parezca el mundo real está avanzando a marchas forzadas. Ya se pueden comprar trajes de cuerpo entero que prometen “mejorar tu experiencia de realidad virtual con elaboradas sensaciones hápticas”. Tienen mangas, guantes y chalecos con docenas de puntos de retroalimentación. La ropa con tecnología háptica acercará la agresión virtual mucho más a las sensaciones físicas de la vida real. Razón de más para abordarlo en este momento, antes de que las cosas empeoren, independientemente de lo “realista” o no que sea. Más allá de lo parecida o diferente que sea esta nueva forma de abuso en comparación con los daños físicos en el mundo real, lo que verdaderamente importa es que estamos ante formas abusivas, angustiosas, intimidatorias, degradantes y ofensivas, con efectos negativos sobre las víctimas. Con las redes sociales ya hemos visto de qué manera la proliferación de este tipo de conductas impide a las mujeres y a las niñas usar plenamente las nuevas tecnologías y beneficiarse de ellas. Si se hace realidad la visión de Zuckerberg, las salas de juntas, las aulas, los quirófanos, las salas de conferencias y los espacios de reunión del futuro pasarán al mundo virtual. Será devastador que esta permisividad con prejuicios y abusos en el metaverso cierre estos espacios a mujeres, niñas y otros grupos marginados. Si lo permitimos ahora, con el metaverso en su etapa de infancia, estaremos introduciendo la desigualdad en los cimientos de este nuevo mundo. El avatar de Mark Zuckerberg en el metaverso, en la última presentación de la compañía. “El tipo de comportamiento descrito no tiene cabida en nuestra plataforma, por eso para todos los usuarios tenemos una protección automática llamada límite personal, que mantiene a la gente que no conoces a metros de ti”, escribieron en un comunicado los responsables de comunicación de Meta tras la violación virtual a una menor de edad. “Queremos que todos los que utilicen nuestros servicios tengan una buena experiencia y encuentren fácilmente las herramientas que pueden ayudar a evitar situaciones como estas y así poder investigar y tomar medidas”, escribieron a propósito de otro incidente en el que una investigadora sufrió una agresión virtual. Meta parece centrarse siempre en los usuarios, que sean ellos los que encuentren y activen herramientas para evitar el acoso o denunciar los abusos cuando se producen. Pero no habla de evitar los abusos ni de tomar medidas serias contra los agresores. En la investigación del CCDH que identificó 100 posibles violaciones a las políticas de realidad virtual de Meta, solo 51 de esos casos pudieron ser denunciados ante Meta usando el formulario creado por la plataforma para ello. La plataforma se niega a evaluar violaciones de sus políticas si no puede relacionarlas con una categoría o con un nombre de usuario predefinido en su base de datos. Peor aún, Meta no acusó recibo tras ninguna de esas 51 denuncias de infracción de sus políticas (incluidos el acoso sexual y la pederastia), por lo que no se tomó ninguna medida. No sirve de mucho decir que tu sistema de denuncias es la solución a los abusos si no respondes a las denuncias. No cabe duda de que las características de seguridad de Meta seguirán evolucionando y adaptándose. Pero ya hemos visto en las redes sociales que las mujeres y las niñas son como el canario en la mina de carbón. Para las empresas, el abuso contra ellas y su sufrimiento se transformará en datos para ajustar sus productos y aumentar sus beneficios. El trauma de las adolescentes es solo más material para seguir adelante. Hay algo increíblemente deprimente en todo esto. ¿Por qué no ir un poco más allá si de verdad queremos reinventar el mundo? ¿No podríamos soñar con un mundo virtual donde las personas que tan a menudo sufren abusos estén seguras por sistema, con la prevención y la erradicación de los abusos garantizada, donde no tengan que asumir la responsabilidad de protegerse a sí mismas cuando esos abusos aparecen inevitablemente? Nada de esto es lloriquear o pedir demasiado. No nos engañemos pensando que todos tenemos la suerte de usar las herramientas de Meta a cambio de nada. Estamos pagando con el rastreo y recolección de nuestros datos, nuestros contenidos, nuestras fotografías, nuestras ideas y, a medida que se desarrolla el metaverso, los movimientos de nuestras manos y hasta de nuestros ojos. Todo ello se puede usar para adiestrar herramientas de inteligencia artificial de una potencia enorme, algoritmos de predicción del comportamiento que se venden a precios desorbitados para ayudar a las empresas a predecir nuestro comportamiento como consumidores. No es ninguna exageración decir que ya estamos pagando un precio muy elevado por usar las plataformas de Meta. No habrá una manera fácil de salirse del metaverso si se generaliza y se vuelve omnipresente en el funcionamiento fundamental de nuestra vida cotidiana, como espera Zuckerberg. No podemos dejar escapar a las tecnológicas con el argumento de que el problema es demasiado grande o difícil de abordar. Si fueran empresas de alimentos, o con locales en la calle, no lo aceptaríamos como excusa para eludir la regulación. El gobierno debe estar dispuesto a actuar con las tecnológicas, con una normativa que exija reglas de seguridad desde la fase de diseño, antes de poner los productos a disposición del público. “Espera, solo estoy construyendo el futuro aquí”, me dice Horizon Worlds mientras espero para acceder al metaverso. Mientras en el mundo real luchamos por erradicar el acoso y el abuso endémicos contra mujeres y niñas, el metaverso representa el riesgo de un retroceso. Estamos caminando con los ojos cerrados hacia un espacio virtual donde el derecho de los hombres sobre el cuerpo de las mujeres vuelve a generalizarse y a normalizarse casi con total impunidad.
eldiario
hace alrededor de 18 horas
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