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#5, el Smart con 630 litros de maletero

Atrás quedaron los días en los que Smart era una marca de pequeños biplaza diseñados para circular por calles estrechas y aparcar de manera óptima en ciudades europeas con problemas de espacio. Esta semana, la marca –que es una propiedad conjunta de Mercedes-Benz con el Grupo Geely– ha presentado lo que jura que será su modelo más grande. Esto, dado el pasado de vehículos compactos de Smart, no es de extrañar, pues el #5 es un SUV de 4,70 metros de largo y 630 litros de maletero –no veremos un siete plazas por parte de la compañía–, es decir: tirando a grande. Está disponible con dos baterías distintas, una de 74 kWh y otra de 100 kWh, lo que le dotan de una autonomía de unos 465 o 590 kilómetros, respectivamente. Aparte de eso, los vehículos no se pueden configurar más allá de los distintos niveles de equipamiento, de los que hay seis disponibles. En lo que varían, una vez se supera el nivel Premium, es que estos tienen disponibles dos motores, uno por eje, lo que le dota de tracción total. A partir de ese momento la potencia también aumenta considerablemente, hasta llegar a los 646 caballos de la versión Brabus. Esta edición es capaz de alcanzar los 100 km/h en menos de 3,8 segundos pero es lo suficientemente dócil como para conducir cómodamente si se tiene tacto en el pie. Si no, los acelerones son súbitos, potentes y muy divertidos, pero agotan rápidamente la batería. Esto significa que estamos viviendo en una edad dorada de los coches eléctricos, donde los fabricantes todavía no han tenido que reducir sus potencias a un nivel razonable para maximizar sus autonomías y los recursos que se destinan a la construcción de acumuladores. ¿Tiene sentido un SUV de casi cinco metros con 646 caballos? Absolutamente ninguno, pero esto no evita que haya marcas que estén dispuestas a llevarlos al mercado. Lo cierto es que es divertido de conducir, pero probablemente el dueño de uno de estos coches use esa potencia para llevar a cabo adelantamientos y poco más, sabiendo que una batería cargada es más valiosa. Por ello, las versiones con 360 caballos son lo suficientemente ágiles y poderosas como para hacer el coche divertido de conducir y reducir considerablemente las preocupaciones de gestión energética. Estéticamente, el coche está bien acabado –es imposible no ver similitudes con el Mercedes-Benz EQB— y cuenta con tres pantallas táctiles en el salpicadero que ocupan todo su grosor. El pasajero, además, tiene acceso a aplicaciones de streaming de series, juegos o música. Dos defectos que se le pueden sacar a los Smart #5 son, por un lado, que un coche que tiene un aspecto resistente para salir del asfalto cuenta con una chapa bastante endeble y, por otro, que el sistema de navegación, en situaciones de baja cobertura, es propenso a perderse y por poco me dejó tirado en mitad de una cadena montañosa. Salvo eso, un gusto el circular con tanta potencia bajo el pedal y en los altavoces. Los pedidos del #5 ya están abiertos y su precio, para la versión Pro, parte de los 47.640 euros.

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