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Cómo me convertí en una escritora peligrosa

Cómo me convertí en una escritora peligrosa
La escritora, poeta y activista Gloria Fortún ha creado una comunidad feminista en la que escribimos desde la vulnerabilidad y el deseoCristina Rivera Garza: “La amistad es lo único que tenemos frente a la máquina de odio en la que se ha convertido el mundo” Es martes, mi día favorito de la semana. A las seis, voy a encontrarme con mi tribu de Peligrosas, un refugio mullido ante las tormentas cotidianas. Un espacio de resistencia feminista y combativa del que salgo energizada, revuelta y muy inspirada. Allí me encuentro todas las semanas con un grupo de mujeres tan ancho como puede serlo la palabra diversidad. Nos juntamos dos horas para escribir, leer, contar historias, darnos calor, escucharnos. Nos llamamos Escritoras Peligrosas, y esto no es un taller de escritura. Es una comunidad que creó, hace siete años, la escritora, poeta, traductora y activista bollera Gloria Fortún, que la cuida con una generosidad desbordante. “No enseño técnicas de escritura, porque nunca son neutras. En Estados Unidos, en los 50, con el macartismo, se quiso establecer una nueva narrativa dominante, la del hombre blanco, cis, capitalista, y surgieron talleres de escritura como el de Iowa, que sigue existiendo y es muy famoso, en los que se enseña cómo escribir, cuál es el lenguaje aceptable, y se dejan fuera los demás. Para mí Las Peligrosas es un taller disidente de los talleres de escritura normativos”, nos dice Gloria en la primera sesión. Sentada en una butaca de una librería aquel primer día, amedrentada por lo que imaginaba una cuadrilla de escritoras buenísimas que no eran yo, me asaltó ese síndrome tan agarrado a las entrañas de las mujeres: soy una impostora, yo escribo artículos, guiones de radio, pero no soy escritora. Enseguida descubrí que las mujeres que me rodeaban sentían parecido. Gloria espantó ese miedo lanzando preguntas: ¿Qué es ser escritora? ¿Haber publicado? ¿Vender libros?  Escritoras Peligrosas, una comunidad feminista disidente “Todas tenemos heridas creativas. Es un término de la escritora Brené Brown. Son cosas que te dicen, muchas veces de niñas, que te hacen dejar de crear. Estás dibujando, por ejemplo, y tu madre, un profesor o una amiga que admiras, lo menosprecia, y te sume en la vergüenza. Y dejas de hacer eso que estabas haciendo libre y feliz. Es una manera de ridiculizar para coartar la libertad, cuando la creatividad solo puede fluir en libertad. Esa voz se transforma en la impostora o la censora, y se queda con nosotras para siempre, vive en la razón, y cada vez que escribimos nos dice 'esto es una tontería, o así no se escribe'. Pero también tenemos dentro otra parte que tampoco se va a ir nunca, que es la creadora, y esa no vive en la razón, vive en el cuerpo”, nos anima Gloria, y siento que me impulsa a escribir con un poco menos de miedo al fracaso. Es mentira que haya genios solitarios Gloria Fortún es la profe, la gurú, la bola de espejos que se pone delante de nosotras, ofrece todo lo que tiene y nos hace brillar. Aquí cada una de nosotras tiene un lugar para su voz, su mirada y su escritura. Gloria pone todo su empeño en que Las Peligrosas sea un espacio seguro, una red que nos sostiene. Escribimos desde la vulnerabilidad, y aquí no hay juicio. “Es algo que he aprendido gracias a mi militancia feminista y sobre todo gracias a Fundación Entredos. Me parece muy importante nombrarlo, porque nunca nadie venimos de la nada, yo no he nacido con el don de generar comunidades, lo he aprendido gracias a otras mujeres y, en ese sentido, las Peligrosas desmontan el mito del genio solitario, ese escritor que no pertenece a ninguna tradición y es un genio. Eso es mentira, todo el mundo viene de una tradición, de lo que ha leído, de la gente con la que ha aprendido”, me cuenta Gloria Fortún, cuando le digo que voy a escribir este artículo. En cada sesión del taller ella va nombrando a las mujeres que forman nuestra genealogía, fuera de los listados de grandes señoros de la literatura. Y yo empiezo a cubrir mi escritorio (porque sí, Virginia nos lo dijo, necesitamos un espacio propio) con fotos y postales de mis escritoras y creadoras en las categorías que Gloria nos propone: amorosas, diosas y peligrosas. Un fuego que caldea mi energía creativa y me impulsa a escribir sobre lo que de verdad deseo contar, sobre lo que me importa. Como Gloria dice, “cada una tenemos una cerilla, y nuestra cerilla alumbrará una parte del mundo”. Una red de cuidado feminista El verano pasado atravesamos un momento durísimo cuando una de las Peligrosas falleció y el dolor nos dejó arrasadas y nos unió, aún más. Otras se han quedado sin casa y sin trabajo, o se han puesto enfermas, y hemos montado una red de cuidados en la que una manada de Peligrosas acude con sopas, abrazos, cartas, presencia. Gloria anuda esas redes con rituales que ya se han hecho costumbre para mí: nos mandamos postales en Navidad, nos regalamos cuadernos, nos entrega un diploma a fin de curso, siempre acompañada de un elemento terrenal y mágico, como ella, en forma de animal totémico, piedra brillante o carta de una baraja conjunta. Una sesión de Escritoras Peligrosas Este tesoro que yo encontré el año pasado llevaba bullendo desde 2018, cuando Fortún abrió un taller de escritura en la fundación Entredós en Madrid. La pandemia trajo las videollamadas y se sumaron mujeres de otros sitios. Ahora hay tres grupos en los que participamos más de cien mujeres desde México, Chile, Alemania, Colombia o Bélgica. Las Peligrosas han crecido como un árbol que extiende sus ramas a un comité editorial, que se ha encargado de la publicación de dos Antologías peligrosas con relatos y poemas, un comité que organiza retiros de escritura de fines de semana o el alquiler de una casa para estancias en verano, otro grupo de tertulia poética y uno más de creación escénica. Somos viejas y jóvenes, mujeres cis y trans, bolleras, bis y heteros, madres y no madres, en paro, empleadas o jubiladas, con diferentes caminos recorridos y mochilas a la espalda. Llegamos, cada semana, con nuestros dolores, nuestros sueños, nuestra pena y nuestra alegría. Gloria nos propone una tarea de escritura y un peligro: una acción que nos lleve a tener una vida de escritoras. Recuerdo el peligro de la primera semana: deja de hacer una cosa obligatoria y escribe. Parecía fácil, y no fui capaz: poner una lavadora o hacer los deberes con mi hijo me parecieron imprescindibles. Conseguir un rato para escribir, como madre monomarental con padre mayor y varios trabajos, es complicado. El aliento de la comunidad Peligrosa me insufla aire cuando me desanimo o me bloqueo, es un abono para que florezca mi escritura. Adulta funcional Gloria Fortún, además de la creadora de Las Peligrosas, es autora del poemario Todas mis palabras son azores salvajes, de la novela Roja catedral y del reciente poemario: Adulta funcional (Dos Bigotes). “El título viene de todas las veces que yo me he dicho a mí misma: aquí estoy, enamorada o inspirada, y al mismo tiempo tengo que poner lavadoras, hacer la comida o irme a cuidar a mi madre. Con la selva que tengo en mi interior y tener que estar haciendo algo tan mundano. Es esa dualidad”, me explica Gloria, que ha reunido poemas escritos en los últimos dos años, en los que le han pasado muchas cosas: ha hecho terapia, ha perdido a su padre, su madre tiene demencia, su hija se ha hecho adolescente y ella tiene casi 50 años. De todo eso hablan sus poemas, y también de su identidad atravesada por ser una señora bollera y gorda. “Para mí siempre ha sido muy importante, y lo reflejo en mis tres libros. Una cosa que digo mucho en las Peligrosas es: ¿Quién quieres que sea tu audiencia? Escribe para esa audiencia. Y luego, si te lee más gente, genial. A mi audiencia no la tengo que convencer de que ser bollera no está mal y que ser gorda es igual de maravilloso que ser delgada. Siempre he decidido poner esa experiencia en el centro porque está superinvisibilizada”, me explica Gloria, que hace hablar a su cuerpo gozoso en sus versos. “Me parece revolucionario que una señora de 40 y muchos años, gorda y bollera, esté sintiendo placer y amando a su cuerpo. Me parece un discurso que no es tan fácil de encontrar. Por eso, cuando dicen lo de 'ya está escrito todo', digo que no, que hay cosas en las que estamos partiendo desde cero, casi sin referentes”, concluye Gloria Fortún. Sigamos escribiendo, señoras, porque lo nuestro solo lo podemos escribir nosotras. 
eldiario
hace alrededor de 8 horas
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