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Sijena cambia las reglas del juego: "Si las pinturas se pueden mover, también puede hacerlo la Dama de Elche"

Sijena cambia las reglas del juego: "Si las pinturas se pueden mover, también puede hacerlo la Dama de Elche"
En 1925, hace justo un siglo, al magnate estadounidense William Randolph Hearst se le antojó un poco de románico y se hizo enviar, piedra a piedra, el claustro del monasterio cisterciense de Santa María la Real de Sacramenia (Segovia). El 'ciudadano Kane' de carne y hueso planeaba completar con tan aparatoso capricho su castillo de San Simeón, pero las 35.784 piedras del claustro acabaron abandonadas a su suerte en un almacén del Bronx. Ese mismo año, en pleno frenesí de expolio y compraventa de arte medieval, el Tribunal Supremo autorizó de forma harto controvertida la venta de los frescos de la ermita soriana de San Baudelio de Berlanga, popularmente conocida como "la capilla Sixtina del arte mozárabe", y las pinturas acabaron despiezadas y dispersas entre Museo Metropolitano de Nueva York, el Museo de Bellas Artes de Boston y el Museo de Arte de Indianápolis. Seguir leyendo....

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