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Ahora van a por las vacaciones

Ahora van a por las vacaciones
No es una broma. La derecha ha puesto en el punto de mira las vacaciones tratando de recuperar el terreno perdido con los avances sociales. Las vacaciones remuneradas son un derecho adquirido. Salvo, parece, para Pedro Sánchez. Mientras, 16 millones de ciudadanos no salen de vacaciones, estragados de informativos que solo viven para las playas No es una broma. La derecha ha puesto en el punto de mira las vacaciones y los días festivos tratando de recuperar el terreno perdido con los avances sociales. No importa que muchos de ellos lleven ya incluso un siglo funcionando. Sin duda, suprimir o reducir ese dispendio a los empleadores nunca viene mal, pero sobre todo es porque sienten una especial incomodidad al ver que cualquier pelanas puede acceder a un descanso en sus tareas cuando siempre fue un privilegio reservado a las élites. Lo que les gusta a los ricos es distinguirse por la exclusividad de su forma de vida. Pero, a la vez, la propaganda costumbrista hace creer que todo el país está de vacaciones creando equívocos e incluso conflictos. Cinco de agosto. Se diría que somos cuatro gatos los que permanecemos en nuestro lugar habitual de residencia e incluso sin “gozar de vacaciones”. Pero no somos cuatro, somos muchísimos más porque -aunque quizás a menor ritmo, quizás-, todos los servicios siguen funcionando y sin duda no lo hacen solos. Según Eurostat, con datos de la semana pasada, más de 120 millones de personas en la UE no se pueden permitir costear ni una semana de vacaciones fuera de su domicilio. El 27% de los casi 450 millones de habitantes de la Unión Europea. Calculan que en España son 16,2 millones los que no alcanzan a poder pagar una semana de vacaciones, y con más porcentaje sobre la media de la población europea: el 33,4%. Otros están peor, Alemania por ejemplo, quién lo diría. Son cifras que han mejorado respecto a 2019, fecha del anterior estudio. El SMI ha crecido un 54% en España entre 2018 y 2025 -de 736 a 1.184 euros brutos al mes en 14 pagas- e influye lógicamente en el poder adquisitivo. Por compararlo en una banda de tiempo más ancha: en 2004 esa semana tipo de vacaciones no se la podían costear el 44% de los ciudadanos en nuestro país. Hay más estudios y encuestas con datos diferentes pero las de Eurostat suelen ser fiables. España fue uno de los primeros países en establecer por ley un periodo de vacaciones remuneradas. Lo hizo el gobierno de la República en 1931, fueron siete días anuales. Checoslovaquia lo había implantado en 1924: seis días. El gobierno de Maura, aquí, lo instauró para los funcionarios en 1918. Los convenios colectivos fueron ampliando el periodo hasta 15 días, pero no de forma general. Los 21 días se aprueban en 1976 y, en 1980, llegan 23 días. Ahora ya son 30 días naturales. Las vacaciones remuneradas son un derecho adquirido. No una dádiva empresarial, como parece empieza a distribuir la derecha. Se ha demostrado, además, que ese periodo de descanso y desconexión beneficia a la salud. O así ocurría cuando no se embarcaban con el estrés de las saturaciones y aquella estupidez de la “depresión posvacacional”. Lo cierto es que esto no tiene nada que ver con lo que venían disfrutando toda su vida los ricos, dicho tal cual. Lo suyo no ha sido nunca tomar vacaciones, sino veranear: todo el verano o gran parte de él. Sin contar otros muchos periodos en el año. Ahora que están subidos a la ilusión de que van a llegar a la Moncloa ya ni disimulan su clasismo. Les ha venido a ver un ángel del infierno con el asunto de la “seguridad” por alguna de las guerras que nunca es parar el genocidio de Israel sobre los palestinos. La presunta broma de Feijóo sobre las vacaciones sobrevaloradas no era sino un globo sonda que ratificó la portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo. En plena promoción presidencial oficiosa, ha preguntado si no sacrificaríamos vacaciones, festivos, pensiones, a cambio de lo que ellos entienden por seguridad, por libertad y por democracia. Trump y la OTAN reclaman un dineral para ese fin -cuando el mayor peligro para nosotros es el presidente autócrata de Estados Unido, padre putativo de la Alianza Atlántica, además-. Durante toda su vida, la marquesa de Casa Fuerte se ha limitado a trabajar en el PP y en FAES, tras estudiar Historia en la Universidad de Oxford y hacer una tesis doctoral sobre el palpitante tema de “el obispo Juan de Palafox, virrey de Nueva España”. Háblele usted de vacaciones. Ella sí lo hace y no se queda siquiera ahí. Llega incluso a mencionar a la Seguridad Social como algo a prescindir llegado el caso. Y recalca que no es una pregunta retórica, y que Francia ya lo propone. Su análisis amplio -aquí para los interesados- contempla como modelo “la democracia liberal” que ve amenazada y ni siquiera nombra entre sus enemigos al fascismo. Enlazo un resumen de su diagnóstico, con el que ya vamos servidos. Feijóo no tiene problemas de vacaciones. Una de sus casas -de su mujer- está al lado del mar para un gran disfrute incluso con sus problemillas legales. Y siempre queda salir a navegar mejor o peor acompañado. A Ayuso, la presidenta de Madrid, le hemos pagado al parecer un palacete en la sierra, a alternar con el pisazo que paga su novio el comisionista y otro de procedencia menos clara. Dispone de sus frecuentes viajes al continente americano para promocionar no se sabe bien qué relacionado con su trabajo real. A ella y los negocios que representa, sin duda. Eso sí que es vivir a cuerpo de reina. Ahora, nos cuentan, se va a Ibiza “a casa de unos amigos” en agosto. El resto carece de los mismos derechos de cuna o de pernada política. Por eso arremeten con verdadera saña contra Pedro Sánchez que ha osado tomar vacaciones también en una casa del Patrimonio del Estado en Lanzarote, y encima llevarse un cuerpo de seguridad suficiente para afrontar la brutal campaña de odio impulsada por la derecha política y mediática. La Razón y sus Marhuendas y Morodos están que no viven pensando que Sánchez pueda disfrutar unos días al sol con su familia, cuando sueñan verlos a la sombra, lawfare mediante. Ya habían abierto la veda días atrás con las declaraciones de la presidenta del PP en Lanzarote y del Parlamento de Canarias, Astrid Pérez, afirmando que esa isla no lo quiere y que “no es digno de ella”. Sin aclarar que se refería al PP, exclusivamente. El Debate, el periódico ultra de la Asociación Católica de Propagandistas, se apunta también con un deleznable artículo de una experta en el que prácticamente cuestiona que tome vacaciones el presidente. El Debate incluye además uno de sus habituales vómitos de Ussía contra su objetivo favorito. No, parece que a Pedro Sánchez no le otorgan ese derecho. Y bien que se ha ganado unas vacaciones siquiera aguantando a esa gentuza que le zahiere a diario en una de las campañas de odio -no la primera, ni la única- más bestiales que se recuerda. Todo esto en fuerte contraste junto a un despliegue, con portadas y todo, de la muy sonriente y elogiada familia real en Mallorca. No olviden, sin duda, a los más de 16 millones de ciudadanos que no pueden pagarse unas vacaciones. Y a los que no quieren o no pueden irse por variados motivos, incluidas enfermedades. Estraga de verdad que los informativos vivan solo para las playas, los restaurantes, los viajes, los incidentes en los viajes -los quejicas de los aviones son insuperables-, sin dedicar tiempo a quienes siguen en su casa al lado de un ventilador o una piscina. Explicaba un usuario de la red bluesky cómo Canal Sur televisión estaba dedicando 20 minutos a un retraso del AVE de 2 horas. Bastante tiempo, se supone que justificado. Y añadía: “A mi padre le tardó un TAC un año por el destrozo de la Sanidad Pública andaluza. Está muerto. Pero esto Telebonilla no te lo cuenta”. Mi comentario tiene más de 108.000 visualizaciones en redes y casi 7.000 favoritos. Además... de multitud de insultos en defensa de la política sanitaria del PP, al parecer. Qué decisivo es saber lo que verdaderamente importa e ir a por ello, desechando lo superfluo. Paradojas de un agosto distinto, el mes que aún sigue pareciendo -erróneamente- aquél en el que nunca pasa nada. La maldad no descansa, bulle vibrante en los Estados hundidos de Trump, en el polvorín genocida de Netanyahu, en la trampa perenne de la derecha española, tan sucia como la peor, en el odio enfermizo de tantos descerebrados. y el calor muele, incluso a los descreídos del cambio climático y otras averías humanas.. Por lo demás, Madrid es una ciudad más vivible en agosto, más humana y menos saturada. Por lo que leemos, multitud de vecinos de esta comunidad se han ido a las playas a quejarse de que sufren madrileñofobia por la envidia de los provincianos que no gozan de una presidenta como Ayuso. Hay menos gente en Madrid y se nota, salvo en el corazón de la Gran Vía y aledaños. Una experiencia turística a la que se prestan muchos viajeros de fuera y que ofrece el espectáculo de sus señas características, un aire como de nuevos ricos -sin serlo en su mayoría- con cuanto conlleva. Mendigos tirados en las aceras, mientras en las terrazas de Montera, a 38%, pasan la tarde ciudadanos entre un fuerte olor a calamares fritos y papas bravas. Mucho saldo. Hasta trajes de novia -de outlet- a 30 euros. Madrid es el epicentro de ese movimiento político que vuelve a difundir su antaño exitoso dogma: hemos tenido vacaciones, festivos, pensiones, sanidad... más allá de nuestras posibilidades. Del común de los mortales, no de ellos. Lo grave, muy grave, es que hay gente -jóvenes sobre todo- que no aciertan a entender el valor incalculable de los derechos perdidos. Atentos, luego no digan que cómo pudo pasar esto.
eldiario
hace alrededor de 7 horas
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