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¿En qué va a notar Sánchez el divorcio de Junts?

¿En qué va a notar Sánchez el divorcio de Junts?
“Los primeros que lo notarán serán los ministros”, explica Jordi Turull y una de las leyes que Junts dice que no votará es la de enjuiciamiento criminal, presentada este martes por Félix Bolaños mientras restaba importancia a la ruptura con JuntsEl Gobierno desoye la ruptura de Junts y reafirma su intención de presentar los Presupuestos En Moncloa respiran aliviados porque Junts ha confirmado que no tienen ninguna intención de flirtear con Feijóo. No solo eso, sino que ni tan solo le ha pedido a Sánchez que convoque elecciones. El PSOE defiende que el Gobierno puede sobrevivir sin Presupuestos y sin grandes leyes. Vamos, más o menos como ahora. Las cuentas que presente se convertirán en un programa electoral puesto que las hará públicas sabiendo que no hay opciones de aprobarlas y que pueden ser todo lo expansivas e irrealizables que considere.  Lejos queda el Sánchez que, con razón, le decía a Mariano Rajoy que “gobernar no consiste en vivir en La Moncloa” y que su “responsabilidad” era “sacar adelante los Presupuestos y, si no, adelantar las elecciones”. Su consuelo, triste consuelo, es que Junts no quiere ir ni a la esquina con el PP, según una expresión que ellos mismos repiten cada vez que se les pregunta. El pacto con Sánchez les puede haber costado votos pero serían una broma en comparación con lo que les implicaría aliarse con PP y Vox. De todos modos, y como bien ha resumido la portavoz del PNV en el Congreso, Maribel Vaquero, la legislatura ha entrado en “una fase de agonía”. Los socios del Gobierno no esconden su malestar con el partido de Puigdemont. Ellos también sufren su desdén, cuando no su desprecio, como en el caso de ERC, como si sus siete votos valiesen más que los del resto de partidos.  A Junts le cuesta explicar en qué consiste su “ruptura” con el Gobierno teniendo en cuenta que lleva dos años subrayando que su estrategia es aprobar solo aquello que convenga a los intereses de Catalunya. Si el cambio es tan difícil de explicar es porque lo que proponen no es tan distinto. ¿Cuál es la diferencia? De entrada, que ya no se sentarán a debatir con el PSOE, que no se pasarán semanas negociando una enmienda.  “Los primeros que lo notarán serán los ministros”, explica Jordi Turull. Pese a que el titular de Justicia, Félix Bolaños, que no es de los preferidos de Junts (si es que tienen alguno), ha presentado este martes la nueva ley de enjuiciamiento criminal como si nada hubiese cambiado, Junts asegura que esta es una de las que no le va a votar al Gobierno. Otras, como la de la ampliación de la ley ELA, que además ya está acordada, la apoyará sin problema. El gran triunfo de Junts es haber logrado la amnistía. Fue el trofeo que obtuvo a cambio de investir a Sánchez. Ambos, Puigdemont y Sánchez, tuvieron que tragarse sus palabras y no poca saliva, pero es lo que les convenía, sabiendo también que no todos sus votantes estaban de acuerdo con ese pacto. Y si el líder de Junts todavía no ha podido regresar no es porque el Gobierno no se haya esforzado sino porque el Supremo está haciendo todo lo posible por no aplicar la ley. Aun así, en Junts consideran que Sánchez debería haber sido más beligerante en las críticas a los jueces del procés que se niegan a amnistiar al expresident y le afean que, por comparación, en el caso que afecta a su esposa no haya tenido ningún problema en arremeter contra el juez Peinado. Junts reconoce que han fracasado en muchas de las propuestas que pretendían impulsar en Madrid y que la mesa de Suiza ha servido para poco o nada. “Negociar con el PSOE es hacer una tertulia”, resumen. Explican que su percepción es que mientras tuvieron a Santos Cerdán como interlocutor, el entonces secretario de organización, ahora encarcelado, ‘peleaba’ más los acuerdos ante los ministerios. Con los meses, las reuniones en Zurich, Ginebra o Bruselas solo sirvieron para ir salvando en el último minuto algunas iniciativas.   En el listado del debe de Junts hay de todo, desde que el Gobierno no haya publicado las balanzas fiscales (un clásico en la mayoría de legislaturas, esté quien esté en La Moncloa) a la baja ejecución de las inversiones en Catalunya (otro clásico). Le suman otras como la propuesta de cambios legales en ámbitos como la multirreincidencia o las ocupaciones. Ahí los posconvergentes tienen el apoyo del PNV pero entonces por donde se le destapa la manta al PSOE es por el flanco izquierdo, allí donde Sánchez aspira a recuperar votos de Podemos y Sumar. En el partido de Puigdemont niegan una evidencia y es que Aliança Catalana está creciendo de manera espectacular no solo gracias a independentistas enfadados que se habían ido a la abstención sino con votantes que la última vez apoyaron a Junts. Cuando se le pregunta en las entrevistas, Turull se refiere últimamente a Aliança como a “el partido que usted menciona”. Si esta ruptura con el PSOE les permitirá recuperarse es ahora mismo imposible de saber. El primer termómetro serán las municipales.  El historiador Josep M. Muñoz rememora en su reciente ensayo ‘Una recança infinita. Mig segle de la política catalana 1975-2025’ (Arcàdia) una anécdota anterior a la etapa del título pero que es bastante ilustrativa. Explica que en los años 60, cuando la editorial Edicions 62 presentó, en la Feria del Libro de Frankfurt, la traducción catalana de ‘Catalunya dentro de la España moderna’, la obra de Pierre Vilar, el entonces ministro de Información de Franco, Manuel Fraga, se acercó al stand, hojeó el libro y formuló la gran pregunta: “¿Y cómo termina?” Ni entonces ni ahora hay respuesta. Solo se trata de otro capítulo más. 
eldiario
hace alrededor de 10 horas
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