cupure logo
lossánchezperoquebarçacontrumpjuntsvoxmazón

To Junts or not to Junts

To Junts or not to Junts
Junts ha decidido romper con el Gobierno porque sufre el mismo fenómeno que todos los partidos conservadores de Europa: la ultraderecha que linda con ellos les empieza a poner nerviososUn año de la dana: irresponsabilidad y encubrimiento Hay acuerdo general en que, al romper Junts con el Gobierno, le sucede algo al Gobierno. Pero pocos se han fijado en que Junts rompe con el Gobierno porque le sucede algo a Junts.  El de Puigdemont es un partido peculiar. Unos días tiene comportamientos propios del fenómeno fandom, con los groupies jaleando a su líder carismático cuando hace el ridículo. Irrumpió en Barcelona como una fantasmagoría para decir: “Hoy he venido aquí para recordarles que aún estamos aquí”. Y se fue. Y le aplaudieron. En cambio, otros días se pueden analizar con racionalidad sus decisiones, como si fueran un partido anclado al mundo real. Desde esta lógica política, Junts ha decidido romper con el Gobierno, porque sufre el mismo fenómeno que todos los partidos conservadores de Europa: la ultraderecha que linda con ellos les empieza a poner nerviosos. Qué fenómenos subterráneos no estarán ocurriendo en toda España cuando, al mismo tiempo, Vox condiciona la estrategia del PP, y Aliança Catalana, la de Junts.  Muchos votantes han empezado a mirar a AC como un partido en alza. Y ojo, porque también lo hacen cuadros de Junts, que han empezado a fugarse hacia su derecha. Se baraja que AC podría presentar candidatura local hasta en 300 municipios catalanes. Aquí es donde se escinde la cosa. Los que quieren que Junts sea un partido real barajan opinan que AC tiene más cuerpo. Los que siguen en Junts por las endorfinas que se liberan siendo groupie, aceptan con normalidad vivir entregados a resolver el tema penal de una sola persona.  No pocos alcaldes se han rebelado: no se les percibe suficientemente de derechas si siguen votando con un Gobierno que se llama progresista, ergo les perjudica. Han ido a ver a Carles Puigdemont y él ha alumbrado este engendro tan suyo: ‘rompo pero me quedo’, que rima con ‘me independizo pero no me voy’. ¿Cómo no va a tener fans este arte? Si Vox acusa por nada al PP de pactar con el PSOE, imagino cómo se llena de razón Silvia Orriols cuando acusa a Junts de lo mismo. Urge poner distancia con la izquierda, y eso significa echarse a la derecha. Le está sucediendo a Junts estos días: los groupies se conjuran para que su líder vuelva a casa; los políticos quieren no irse a casa ellos.  Otro fenómeno de fondo conecta a Puigdemont con la política muy española y mucho española. Lo veremos hoy en su máxima expresión, como hace un año, en Valencia. Me refiero a la irresponsabilidad política absoluta pavimentada con rostro de cemento armado.  Cuando Sílvia Orriols aboga por romper con Madrid y declarar la independencia unilateral pone a Junts en evidencia. Puigdemont se ausentó en el momento más importante de su vida política. Ocho años después, nadie en Junts ha explicado por qué el procés fracasó y en qué se equivocaron al arrastrar a la sociedad catalana a la demencia y la división.  Explicarlo significaría asumir responsabilidades políticas de aquel fracaso y, sí, Puigdemont tendría que marcharse a casa de una vez. Como no ha abordado esos errores, Sílvia Orriols tiene el campo libre para tacharlos de traidores a la causa (más o menos como ellos hicieron con ERC mucho tiempo). Hoy veremos la irrresponsabilidad política de Mazón en la misma frecuencia de onda: también se ausentó en el momento más importante de su vida política. No es que no haya explicado dónde estuvo, es que no puede explicar su incuria. Ni siquiera lo intenta, porque -este con 229 muertos a sus espaldas, que no es una diferencia menor- no hay nada que justifique que un gobernante no esté preocupándose de que sus ciudadanos no se ahoguen en medio del fenómeno meteorológico más extremo del siglo en su comunidad. El procés no mató a nadie, pero indujo a Cataluña a una década de estancamiento. Mientras no asuma alguien ese error, los políticos y los groupies de Junts se sentirán a la vez atraídos y repelidos por el fenómeno Orriols. Al fin y al cabo es la misma inflamación nacionalista de odio al diferente y complejo de superioridad. Solo un poco más grande.
eldiario
hace alrededor de 10 horas
Compartir enlace
Leer mas >>

Comentarios

Opiniones