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El arquitecto Cerdán y el juez perplejo porque no encuentra el dinero

El arquitecto Cerdán y el juez perplejo porque no encuentra el dinero
Cerdán se presenta en el Tribunal Supremo con el argumento que menos conviene al PSOE: todo es una persecución por su importante labor en el partido. El juez Puente confiesa que le resulta extraño que no haya salido más dinero en presuntos sobornosEl juez envía a prisión a Santos Cerdán tras su declaración en el Supremo Mes y medio después de que Pedro Sánchez mostrara en público su solidaridad con Santos Cerdán, el agraciado por el abrazo presidencial entró en la prisión de Soto del Real en un coche de la Guardia Civil. No fue solo un mensaje. Sánchez invitó a cenar en Moncloa junto a su esposa al hombre al que había convertido en 'número tres' del PSOE. Ahora, el presidente estará pensando en esa conversación, en la que seguro que fueron numerosos los gestos de apoyo, y se sentirá el hombre más tonto del mundo. Como decía la canción de Javier Krahe, “y yo allí con mi flor como un gilipollas, madre”. El juez Leopoldo Puente dio una semana más a Cerdán para su declaración y que así su nuevo abogado se pusiera al día con el sumario. Llegó el lunes y no hubo mucho margen para el enigma. Tras cuatro horas de declaración, el fiscal pidió su ingreso en prisión. El juez lo certificó, convencido de que el navarro ocupaba la cúspide de la presunta organización criminal. Existen “notabilísimos indicios” de su participación, escribió el magistrado del Tribunal Supremo, y además había “una relación vertical, de cierta preeminencia” en la que Cerdán estaba arriba y José Luis Ábalos y Koldo García por debajo. Cerdán era la persona que recibía los “premios económicos, comisiones o mordidas” de las empresas que recibían adjudicaciones de obras públicas, según el juez, que luego repartía entre sus socios. Sobre la cantidad económica que pudieron obtener Ábalos y García, el auto no es muy preciso, básicamente porque Puente no lo sabe. Lo escribe en condicional. Podría estar en torno a cinco millones de euros al aplicar un porcentaje del 1% a las obras que aparecen citadas en las grabaciones, pero en otro momento menciona que las pruebas existentes solo indican como hipótesis una cifra inferior, un millón. Es bastante impreciso en este punto. Ahí aparece una frase muy reveladora sobre lo que el juez sabe que aún no sabe y que es más una deducción que una afirmación. Es una especie de comparación con otros casos de corrupción relacionados con adjudicaciones de obras públicas: “El botín indiciariamente obtenido por, o comprometido para, los Sres. Ábalos y García representa un porcentaje insólitamente mínimo en el marco de esta clase de operaciones delictivas”. Parece que el juez Puente esperaba más y que está algo decepcionado con lo revelado por la instrucción. Lo malo para Cerdán, y también para el Gobierno y el PSOE, es que robar poco no es una atenuante y continúa siendo un delito. O puede ser que a la instrucción del caso le reste mucho tiempo, quizá años de trabajo. Es indudable que las grabaciones hechas por Koldo García de las conversaciones con los otros dos implicados son las que han precipitado los acontecimientos despejando muchas de las dudas que pudieran tener el juez y el fiscal. Aunque las presuntas mordidas sean “un porcentaje insólitamente mínimo” de lo que esperaba el magistrado. Cerdán solo respondió en su declaración a las preguntas que le hizo su abogado. Es algo a lo que tiene derecho y es bastante normal en los momentos iniciales de la instrucción. Incluso podría no haber abierto la boca para no cometer el error de intentar demostrar su inocencia en vez de esperar a que sean otros los que se busquen la vida intentando probar su culpabilidad. En su testimonio, negó haber cometido ninguna ilegalidad ni haber utilizado dinero de sobornos para financiar al partido. Si ha hablado en el Tribunal Supremo ha sido porque quería colar un mensaje político. Se ha presentado como víctima de una persecución provocada por el papel importante que tuvo en distintas negociaciones en nombre del PSOE. En una frase que no va a gustar nada en su antiguo partido, Cerdán afirmó que él fue el “arquitecto fundamental” en la formación de “gobiernos progresistas” y de un momento clave de la historia reciente, la moción de censura que Sánchez presentó contra Mariano Rajoy en 2018. Específicamente, se refirió a la negociación con el PNV, que fue el último partido que aceptó votar a favor de la moción. Todo es lo que al PSOE le gustaría que quedará en un segundo plano, o que simplemente desapareciera, lo que es imposible a estas alturas. Solo hay que ver lo que dijo la vicepresidenta María Jesús Montero: “Esto ya es un asunto de una persona que no tiene que ver con el partido socialista”. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, sonó igual: “Ese señor ya no pertenece al PSOE”. Inevitablemente, recuerda al célebre “ese señor del que usted me habla” de Rajoy cuando le preguntaron por Luis Bárcenas. Aunque solo sea por una cuestión estética, los socialistas deberían evitar esa fórmula retórica que no sirve para ocultar nada en el mundo real. El ingreso de Cerdán en prisión redujo a la nada el impacto de la noticia que ocupó el tiempo de Pedro Sánchez. Estaba en Sevilla con el rey y diez ministros en la inauguración de la IV Conferencia Internacional de la ONU sobre Financiación para el Desarrollo. Tuvo que responder a una pregunta sobre el caso de Cerdán en la rueda de prensa con el secretario general de Naciones Unidas. Pareció satisfecho al afirmar que el partido ha cumplido rápidamente con lo que debía hacer. “El PSOE actuó de manera contundente desde el primer momento, se han asumido responsabilidades, se ha apartado a Santos Cerdán del Partido Socialista, y ahora es el momento de la justicia”. Al menos, él sí mencionó a Cerdán por su nombre, no como otros. El ingreso en prisión de Cerdán incide en el aspecto más preocupante para el futuro del Gobierno. Está en manos de decisiones judiciales y de avances de la investigación que podrían incluir nuevas grabaciones. En otras palabras, ha perdido el control de los acontecimientos. En este contexto, resulta divertido –en el sentido perverso que pueda tener el término– que la derecha siga clamando que vivimos en una autocracia o vamos camino de ella mientras el Gobierno aspira a controlar la justicia. Lo que ocurre es lo contrario. El Gobierno no tiene mayoría en el Congreso, no tiene presupuestos para este año, su presidente está a merced de lo que declaren Cerdán, Ábalos y Koldo, y su reputación depende de una instrucción judicial que de momento ya ha llevado a la cárcel al que era el número dos del partido. Todo es bastante delirante en el panorama político de Madrid, pero como mínimo ha conseguido crear algo original: la dictadura que no dicta nada.
eldiario
hace alrededor de 14 horas
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