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El terremoto de Santos Cerdán produce nuevas grietas en la coalición de Sumar

El terremoto de Santos Cerdán produce nuevas grietas en la coalición de Sumar
Las formaciones periféricas del grupo parlamentario empiezan a plantear su salida al grupo mixto para distanciarse del escándalo de corrupción Compromís mantiene su división interna sobre Sumar y Més votará el lunes si sale del grupo en el Congreso El escándalo de Santos Cerdán también puede provocar una nueva crisis en Sumar, el espacio político con el que gobierna el PSOE en coalición. Una parte de Compromís y Més, la formación soberanista de Balears, debaten la próxima semana en sus respectivos órganos de dirección si abandonan el grupo parlamentario para irse al Mixto. La dirección ha tratado estos días de negociar a varias bandas para tratar de evitar la ruptura. El grupo parlamentario que preside Yolanda Díaz se prepara para unos días agitados. La primera fecha clave es el próximo lunes, la reunión del Consell Nacional de Més-Compromís, el antiguo Bloc, la pata soberanista y también mayoritaria de Compromís, que decidirá si se marcha al Grupo Mixto tras unas tensas negociaciones sobre su encaje en Sumar que no han fructificado. Durante la semana, también se reunirá la ejecutiva de Més per Mallorca, que afronta un debate interno sobre si tiene sentido quedarse en un grupo parlamentario que no solo da soporte al Gobierno, sino que cuenta con cinco ministerios. La formación que tiene a Vicenç Vidal como diputado en el Congreso ha pedido estos días a Yolanda Díaz abandonar el Ejecutivo ante el escándalo que salpica al Partido Socialista. En plena crisis, el diputado de Chunta Aragonesista, Jorge Pueyo, también ha deslizado que podría abandonar el grupo. Los motivos de cada una de estas formaciones para abordar la ruptura son diferentes, pero todas están atravesadas por dos razones que han disparado el debate: su carácter territorial y el impacto causado por el caso de corrupción que afecta al hasta hace unos días secretario de Organización socialista. La crisis con Compromís es previa a las noticias sobre el informe de la Guardia Civil, pero su aparición ha complicado las negociaciones. El conflicto comenzó con la negativa de la dirección de Sumar a incorporar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la lista de comparecientes para la comisión de investigación de la DANA, como pedía la formación valenciana. Ese choque abrió un debate más amplio sobre el encaje del partido en el grupo parlamentario: Compromís reclama desde hace tiempo una mayor horizontalidad en la toma de decisiones y acusa a la dirección de haberles sustraído autonomía política en algunas cuestiones de importancia, con la comisión de la DANA como gota final. Pero al abrir la conversación interna sobre cómo debe ser el encaje, la formación valenciana ha quedado dividida en dos posiciones difícilmente reconciliables. Més quiere abandonar el grupo parlamentario y terminar en el Mixto. Iniciativa, mientras tanto, quiere quedarse. Compromís trató de conciliar las dos posturas en una reunión de la dirección la semana pasada en la que se acordó establecer una negociación con Sumar para buscar una vía que garantice a los diputados valencianos mayor autonomía. El grupo parlamentario en estos días llegó a ofrecer la posibilidad de realizar preguntas orales al Gobierno en la sesión de control, una de las demandas en la mesa de negociación. Compromís ya tiene firma para registrar iniciativas y cuenta con una portavocía adjunta en el grupo a pesar de contar con solo dos diputados, por lo que Sumar veía pocas más alternativas para concederles esa autonomía. La oferta del grupo no satisfizo a Més, que se reunió el pasado jueves con el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, el principal interlocutor de Sumar en toda esta crisis. De aquel encuentro tampoco salió ningún acuerdo. Los soberanistas quieren convertir Sumar en un grupo diferente, semejante al Plural que funcionó la legislatura anterior con Junts, Más País o el BNG. Aquel grupo, no obstante, fue fruto de un acuerdo parlamentario entre varias fuerzas sin representación suficiente para tener grupo propio, prácticamente como el Mixto. Sumar, por contra, nació como una coalición electoral para unir a las izquierdas que luego se tradujo en una fuerza parlamentaria con la vocación de conciliar sus diferentes sensibilidades pero también de tener una dirección política clara y consensuada. En Sumar hay diferentes voces que interpretan que el movimiento de Més-Compromís solo tiene sentido si se mira en clave electoral valenciana, con dos años por delante todavía para las autonómicas y la posibilidad del sorpasso al PSOE. Un objetivo que pasa por hacer más oposición al Gobierno también en el plano estatal. Hay algunos diputados que empiezan incluso a irritarse con la sensación de que las negociaciones no han tenido sentido y que Més ya tenía una decisión tomada. Pero en la formación valenciana rechazan hablar de estrategia electoral y reivindican su “autonomía” como partido político para defender su posición. El Consell Nacional de Més se posicionará este lunes sobre la pregunta formulada por la ejecutiva del partido: si creen que hay que seguir en Sumar o marcharse al Mixto. Es prácticamente seguro que la posición mayoritaria será la de la ruptura, pero los pasos a partir del veredicto son inciertos. Una opción es que la decisión se vuelva a llevar a la dirección de todo Compromís aunque hay quien cree que ese movimiento no tiene sentido, puesto que ese debate ya se dio el lunes. “Acordamos negociar y la negociación no ha funcionado”, resumen fuentes del partido. Si Més opta por la ruptura, Compromís quedará previsiblemente dividido en dos en el Congreso, con Àgueda Micó en el Mixto y Alberto Ibáñez en Sumar. Més per Mallorca quiere que Sumar salga del Gobierno La situación con Més per Mallorca está mucho más vinculada al caso de corrupción en el PSOE. La formación está muy incómoda con la situación en la que deja el escándalo de Santos Cerdán al Gobierno y en concreto a Sumar, con cinco ministros. Aunque la formación no forma parte de ese Ejecutivo, forma parte del grupo parlamentario de Yolanda Díaz. En los últimos días, han trasladado la necesidad de romper la coalición progresista y dejar al PSOE gobernar en solitario, una opción que de momento no comparten las fuerzas políticas mayoritarias. Aunque en Sumar hay dirigentes que no descartan salirse del Gobierno si las noticias judiciales se complican para el PSOE, de momento la decisión consensuada por los principales partidos es la de exigir dentro del Ejecutivo un cambio de rumbo a la legislatura, con una nueva relación entre socios y un impulso decidido a las medidas sociales del acuerdo de investidura. Una tesitura que no comparten en Més por Mallorca, lo que llevó este jueves a su ejecutiva a abordar un profundo debate sobre si tiene sentido seguir en el grupo parlamentario o marcharse. La decisión que salió de esa reunión fue darse más tiempo para pensar, hasta la semana que viene, puesto que la cuestión también suscita cierta división interna. El diputado de Més, Vicenç Vidal, al llevar por primera vez a su partido al Congreso el 23 de julio de 2023, gracias al pacto con Sumar que le garantizó ser cabeza de lista por Balears. En las últimas horas, el diputado de Chunta Aragonesista, Jorge Pueyo, también ha amenazado con abandonar el grupo parlamentario si el PSOE no acepta su plan de lucha contra la corrupción y democratización de “un Estado que viene heredando estas políticas corruptas desde el franquismo y una transición que no castigó estas conductas y, por tanto, las amparó y consolidó”. “Para CHA, todos los escenarios están abiertos”, sostienen fuentes del partido. Una crisis en bucle Sumar puede quedarse en los próximos días sin tres de sus 27 diputados, un nuevo golpe durísimo para el grupo parlamentario y en general para el proyecto que construyó Yolanda Díaz, pero que no ha sabido conducir. Justo estos días se cumplió un año de su dimisión como líder orgánica de la coalición para centrarse en la tarea de Gobierno. El grupo comenzó la legislatura con 31 diputados, pero pronto perdió 5 con la salida de Podemos (recuperaría uno unas semanas más tardes tras la dimisión de Lilith Verstrynge). Y hace apenas unos meses perdió a su portavoz y principal referente político en el Congreso, Íñigo Errejón, envuelto en un escándalo por supuesto acoso sexual. En apenas dos años de legislatura, ha tenido tres portavoces. Y a los problemas del grupo se añaden las dificultades para construir una estructura de decisiones de la coalición que vaya más allá de los partidos. La dimisión de Díaz ha provocado en estos meses, como se quejan diferentes dirigentes del espacio, un vacío de liderazgo a la hora de coordinar la acción política. Los partidos trabajaron a comienzos de año para mejorar la interlocución entre formaciones, con encuentros mensuales y actos conjuntos, pero se han encontrado con muchos problemas a la hora de consensuar posturas comunes en temas delicados como el gasto en defensa o el choque por el envío de armamento a Israel. El grupo confía todavía en salvar esta crisis, aunque la situación con Compromís es la más delicada, con la estabilidad de la propia coalición valenciana en juego. Las próximas horas serán determinantes para el futuro de la coalición de izquierdas que se vuelve a sumir en una crisis interna en el peor momento posible.

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