cupure logo
quedellosporconparaunasánchezlasfeijóo

Feijóo denuncia "violencia política" en La Vuelta tras obviar las agresiones a Sánchez y los ataques a sedes de partidos

Feijóo denuncia "violencia política" en La Vuelta tras obviar las agresiones a Sánchez y los ataques a sedes de partidos
El líder del PP trata ahora de situarse entre los "extremos" después de haber llamado "galgo de Paiporta" al presidente y celebrar que "ya no puede salir a la calle", además de obviar los ataques a sedes del PSOE y de Podemos y el acoso en casa de Pablo Iglesias e Irene MonteroFeijóo equipara el asesinato de Charlie Kirk con las protestas de la Vuelta y las tilda de “violencia política” “Quien falla al jefe del Estado es quien le abandona en Paiporta en plena dana”. Así se refirió Alberto Núñez Feijóo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado 5 de septiembre. El líder del PP intentaba justificar su plante al rey y señalar a Sánchez, quien en noviembre de 2024 fue agredido en la localidad valenciana afectada por la tromba de agua que mató a 228 personas. Sus escoltas se lo llevaron y el PP comenzó a llamar “galgo de Paiporta” al presidente. No ha pasado un año y ahora Feijóo alerta contra la “polarización” y la “violencia política”, término que aplica por igual al asesinato de Charlie Kirk y al boicot a La Vuelta. Feijóo arrancó este nuevo curso político con un discurso duro a lomos de la bronca que provocó la oleada de incendios forestales que arrasó más de 400.000 hectáreas este verano. Para evadir su propia responsabilidad en las comunidades donde gobierna, el PP arremetió contra la directora de Protección Civil, Virginia Barcones, a la que llegó a llamar “pirómana”. En apenas dos semanas, el líder del PP ha relacionado inmigración y delincuencia, ha reclamado ser “ecuánimes y ponderados” con Israel, mientras niega que esté ejecutando un genocidio en Gaza. También se ha ausentado del inicio del año judicial que preside Felipe VI. Pero este lunes, Feijóo quiso volver a ser el líder que apuesta por el “centro reformista”. El jefe de filas del PP pretende situarse entre los “extremos”, convertirse en la referencia de quienes quieren un gobierno moderado, huir de la “polaridad” que, dice, provocan el Gobierno y Vox, cada uno desde un lado. “Exigir respeto y convivencia es puro sentido común, y es lo que hará el PP”, dijo este lunes ante la Junta Directiva Nacional, el mayor órgano entre congresos, y ante el cual hizo un discurso en el que situó al mismo nivel el asesinato del activista ultra Charlie Kirk, la matanza de más de 60.000 personas en Gaza o el boicot a La Vuelta, que este domingo supuso la cancelación de su última etapa. Todo es “violencia política” al mismo nivel. “Como no tienen proyecto, se agarran a lo único que les queda, dividir a la sociedad”, afirmó el líder que no hace ni una semana había hecho suyo el “me gusta la fruta” que la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, acuñó para llamar “hijo de puta” a Pedro Sánchez. Ni el PP ni el propio Feijóo se desdijeron tras haber calificado a Sánchez como “galgo de Paiporta”, una expresión que ha pronunciado el propio Feijóo, Isabel Díaz Ayuso, y muchos otros voceros del partido, en referencia al día en que se produjo un intento de agresión al presidente durante una visita junto a los reyes a Paiporta. De la misma factoría salieron otros insultos, como “ratonera de Paiporta”, dirigido a la delegada del Gobierno en la Comunitat, Pilar Bernabé, o “caniche de Gandía” a la ministra Diana Morant. Los insultos deshumanizantes que repite su partido contra el presidente nunca provocaron las quejas de Feijóo, que decidió ascender en el último congreso a Miguel Tellado, el dirigente junto con Ayuso, que utiliza el lenguaje más agresivo contra los miembros del Gobierno. En el PP tampoco se han denunciado, siquiera políticamente, las decenas de manifestaciones que la ultraderecha ha convocado ante la sede federal del PSOE, en la madrileña calle de Ferraz. En las navidades de 2023 a 2024, los ultras apalearon un muñeco que imitaba a Pedro Sánchez. Desde el PP, solo Rafael Hernando salió a la palestra para arremeter contra los socialistas. Pocos días después, los mismos manifestantes mantearon muñecos de Sánchez y de Carles Puigdemont al grito de “1, 2, 3, colgado de los pies”. Este mismo verano, desde el PP de Madrid se han jaleado los insultos al presidente del Gobierno que jóvenes de derechas han popularizado en conciertos por toda España. Silencio ante el acoso a Iglesias y Montero El PP llegó a convocar una manifestación en la misma calle Ferraz de forma paralela a las concentraciones ultras que, día tras día, asediaban la principal sede socialista en plena negociación de la ley de amnistía. Si en 2004 el PP consideró “ilegítimas e ilegales” las protestas frente a la sede de la calle de Génova contra las mentiras en atentados del 11M, 20 años después se limitaron a señalar que “es normal que la gente esté indignada”. Desde el PP tampoco se ha calificado de “violencia política” los ataques contra sedes del PSOE que se han sucedido este verano. En Cantabria, los atacantes usaron cócteles molotov. Uno de ellos era hijo de una alcaldesa del PP.  Pero tampoco se tildó así el ataque con explosivos contra las sedes de Podemos en Cartagena (Murcia) ni de IU en León, ejecutados por una misma persona. Ni siquiera cuando un exmilitar se grabó a sí mismo disparando en una galería de tiro de Málaga contra fotografías con los rostros de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias o Pablo Echenique. El hombre fue absuelto. En el caso del ex vicepresidente del Gobierno y exlíder de Podemos, desde el PP nunca se tildó de “violencia política” el acoso sistemático y sostenido en el tiempo del que fueron objeto tanto él como su pareja, la por entonces ministra de Igualdad, Irene Montero, junto a sus tres hijos pequeños.  Durante cerca de dos años, decenas de ultras acosaron a la familia en su casa sin que jueces ni policías lo evitaran. Cuando Iglesias abandonó el Gobierno, se terminó el asedio. Durante el juicio al ultra acusado de instigar el acoso, la pareja fue víctima de insultos. “Quien siembra vientos, recoge tempestades”, lo justificó entonces Miguel Tellado cuando era portavoz del PP. Tras ser ascendido a número dos por Feijóo, en el inicio del curso político, el secretario general del PP volvió a las andadas en un acto en Pamplona: “Aquí podemos empezar a cavar la fosa donde reposarán los restos de un Gobierno que nunca debió haber existido”. Feijóo nunca ha afeado las palabras de Tellado. Tampoco se ha escuchado una condena suya a los ataques que han sufrido decenas de sedes socialistas o antes de Podemos e IU. El líder del PP aseguró en un acto junto a Ayuso este mismo mes: “A este Gobierno solo le mueve el miedo. El miedo a la justicia a los socios y a la mayoría del pueblo”. La presidenta madrileña no se quedó rezagada: “Necesita tener un país invivible, porque él ya no puede vivir en él”.  Apenas unas horas después, el asesinato de Charlie Kirk motivó una oleada de solidaridad desde el PP español con el activista y amigo de Donald Trump. “Uno de los nuestros”, como le llegaron a definir las Nuevas Generaciones de Ayuso.  Este lunes, Feijóo dijo querer huir de esos discursos. Fue en la misma intervención en la que habló de “desinfectar”. Se refería de nuevo al Gobierno de Pedro Sánchez.

Comentarios

Noticias similares

Noticias políticas