cupure logo
quedellosporconparaunasánchezlasfeijóo

Feijóo hace equilibrios sobre Gaza entre la presión social y el ala dura de Ayuso y Aznar

Feijóo hace equilibrios sobre Gaza entre la presión social y el ala dura de Ayuso y Aznar
El creciente boicot a La Vuelta, que culminó con la anulación de la última etapa entre disturbios, las sanciones anunciadas por Pedro Sánchez y el viaje de Felipe VI a Egipto para defender el Estado palestino dinamitan la estrategia del PP, que solo mantiene Ayuso con el respaldo de AznarFeijóo equipara el asesinato de Charlie Kirk con las protestas de la Vuelta y las tilda de “violencia política” “No podemos ni queremos ser ajenos a la realidad que nos rodea. Así que permitidme que me refiera en primer lugar a la situación que se vive en Palestina y particularmente en la Franja de Gaza, tan próxima a esta tierra, donde nuestros países no se cansan de denunciar el brutal e inaceptable sufrimiento de cientos de miles de personas”. Así se pronunció el jefe del Estado, Felipe de Borbón, el pasado miércoles durante su viaje oficial a Egipto. Ese mismo día, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, hacía equilibrios discursivos y jurídicos para justificar su pasividad ante la agresión militar de Israel que él mismo calificaba de “masacre”. Las palabras del rey no han llegado de la nada. El viaje de Estado de Felipe VI estaba previsto desde febrero, pero no se concretó hasta el pasado 8 de septiembre. Se comunicó el mismo día que Pedro Sánchez anunció una batería de sanciones contra Israel, aún sin aprobar, en respuesta al “genocidio” que está cometiendo en Gaza, en palabras del presidente del Gobierno. Para entonces, el boicot a la principal prueba ciclista de España, La Vuelta, había cogido mucho protagonismo, y había pasado de algo casi anecdótico en las primeras etapas a convertirse en el objeto central del debate político del país hasta la cancelación de la última etapa, el pasado 14 de septiembre. El discurso del jefe del Estado fue revisado por el Gobierno, como es preceptivo. Felipe VI habló ante el presidente de Egipto, Abdulfatah al-Sisi, de la “reconstrucción” de Gaza para que este territorio pueda formar “con Cisjordania y Jerusalén” un “Estado palestino viable que conviva en paz y seguridad con Israel”.  Es relevante, por inusual, la mención expresa a la actual capital de Israel (no reconocida como tal por la mayoría de los países, entre ellos España, ni por la ONU), cuya zona Este debería ser la capital de ese futuro Estado palestino, según pasados acuerdos de paz y las propias resoluciones de Naciones Unidas. En los discursos más recientes de Felipe VI, especialmente desde los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, no incluían esta mención explícita. Está previsto, además, que sea el rey, no Pedro Sánchez, quien el próximo jueves hable en representación del Estado ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Una sesión que estará marcada por la reciente investigación de la propia ONU que da por verificado que existe un genocidio sobre los palestinos. Las palabras del rey no son nuevas y se sitúan en la línea de lo que ha defendido históricamente España. Madrid acogió el siglo pasado algunas de las conferencias de paz más importantes, y tanto Juan Carlos I como los expresidentes Adolfo Suárez, Felipe González y José María Aznar mostraron durante sus mandatos su sintonía con Palestina y su causa, con apoyo expreso a quien fuera su principal referente hasta su muerte, Yasir Arafat. Pero el discurso adquiere un importante significado cuando el genocidio en Gaza se ha convertido en un asunto clave del debate político español. El Gobierno ha ido dando pasos, más o menos audaces, siempre a rebufo de la presión social. El salto cualitativo se ha producido a lo largo del mes de septiembre con el creciente boicot social a La Vuelta, cuya última etapa en Madrid fue suspendida por la presión de los miles de manifestantes que se apostaron en el recorrido con el objetivo de impedir el desarrollo de la prueba ciclista por la presencia de un equipo de Israel. Feijóo: el boicot a La Vuelta es “violencia política” Esta misma presión la han sentido los líderes políticos de la derecha, cuyo discurso se alinea habitualmente con la posición oficial de Israel, especialmente desde los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023. Entonces fue el portavoz nacional, Borja Sémper, quien salió a defender la respuesta de Israel. Sémper, fuera de la primera línea de forma temporal por cuestiones de salud, fue quien puso el rostro cuando el Gobierno de Netanyahu inició su ofensiva sobre Gaza, que incluyó el bombardeo de escuelas, hospitales, convoyes humanitarios e, incluso, de soldados españoles en misión de paz de la ONU en el sur del Líbano. El aumento de las víctimas civiles, los vídeos que mostraban la matanza deliberada de periodistas, cooperantes, personal de la ONU, niños, ancianos y civiles en general motivaron un silencio calculado en el PP. Los de Feijóo optaron por rebajar al máximo su exposición mediática ante una ofensiva militar que ha empujado a renacer en todo el mundo un movimiento de apoyo a Palestina y de denuncia del “apartheid” de Israel que había languidecido. La postura del PP choca con una mayoría social en España que se sitúa habitualmente del lado palestino en un conflicto que parece inacabable después de ocho décadas consecutivas de muerte y destrucción. Las pocas encuestas que hoy recogen expresamente preguntas sobre la situación en Gaza lo señalan con ahínco: un 82% de los españoles consideran que Israel está cometiendo un genocidio. Las protestas sociales y la incesante cascada de muertes que se ve cada día por televisión y en redes sociales ha llevado la cuestión palestina a la centralidad política, y no precisamente en el sentido que ha promovido el PP. Por eso, los de Feijóo se han visto obligados a modular su mensaje casi cada día. El líder del PP arrancó septiembre centrado en atacar al Gobierno por la gestión de los incendios forestales y con ataques a las personas migrantes, pero evitando las referencias a Israel y Gaza. En el inicio del curso político en Madrid fue Isabel Díaz Ayuso quien abordó la cuestión para, ni más ni menos, comparar el entonces incipiente bloqueo a La Vuelta con los atentados terroristas contra atletas israelíes durante los Juegos Olímpicos de Munich de 1972. Eso fue un viernes. Al lunes siguiente, Feijóo sí abordó la cuestión para pedir ser “ecuánimes y ponderados” con las acciones de Netanyahu. El líder del PP dijo que “lo que está haciendo Israel con la población civil de Gaza es inadmisible”, pero reprochó que Pedro Sánchez no hable “de los secuestrados”, de “los túneles bajo hospitales y los colegios” o del uso de niños como “escudos humanos”. “Hamás es el principal problema”, aseguró el mismo día que Sánchez anunciaba una batería de sanciones a Israel que Feijóo despreció. Unos días después, tras el asesinato del activista ultra Charlie Kirk, el líder del PP aseguró: “Da exactamente igual si la violencia la sufre un norteamericano o una mujer afgana. Da igual que lo sufran inocentes en Gaza o en Venezuela. El deber de un demócrata es alzar la voz y condenar la violencia siempre”. Los estrategas del PP intentaron así subsumir el genocidio de Gaza en el mismo saco que toda la violencia mundial. Feijóo acusó al Gobierno de promover la “violencia política” contra quienes piensan diferente y de taparlo bajo la acusación de ser “ultras”. Unos días antes, su secretario general, Miguel Tellado, dijo en Pamplona que ahí mismo comenzaban a “cavar la fosa donde reposarán los restos de un Gobierno que nunca debió haber existido”. Era el viernes 12. El domingo 14 se produjo el boicot a la última etapa de La Vuelta en Madrid, lo que motivó un recrudecimiento de los ataques del PP contra el Gobierno por haber supuestamente alentado las protestas y no haber permitido a la Policía Nacional impedir que los manifestantes cumplieran sus objetivos. En un discurso ante la Junta Directiva Nacional del PP, máximo órgano del partido entre congresos, Feijóo equiparó el asesinato de Kirk con los disturbios del día anterior en Madrid. Y equiparó ambos hechos bajo la misma etiqueta: “violencia política”. De nuevo, Feijóo habló de la ofensiva militar de Israel que ha provocado, al menos, 63.000 víctimas mortales como “lo que ocurre en Gaza”. “Se puede condenar y se debe condenar, pero no así”, aseguró el líder del PP sobre el boicot deportivo. “Barbarie”, “masacre”... y negación del “genocidio” Feijóo y los demás portavoces del PP han usado diferentes calificativos para hablar de las acciones militares de Israel en Gaza. El líder ha hablado de “barbarie”, una palabra que también ha empleado, por ejemplo, la presidenta de Extremadura, María Guardiola.  Pero en el PP rechazan expresamente el uso de la palabra “genocidio”, aunque la ONU ya lo haya empleado varias veces desde 2024, la última tras una investigación no vinculante que ha certificado que es eso lo que Israel hace al pueblo palestino de Gaza. La portavoz parlamentaria, Ester Muñoz, despreció esta misma semana el referido informe como la opinión “de tres personas” y aseguró que “genocidio” es un término jurídico que solo la Corte Penal Internacional puede determinar.  Este tribunal, cuya creación estuvo auspiciada por la propia ONU, investiga formalmente por “genocidio” a Israel desde 2024, y ha emitido órdenes de detención contra Netanyahu y miembros de su Gobierno por crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra. Preguntada varias veces qué haría el PP de estar en el Gobierno, Muñoz aseguró que su partido “siempre cumple las resoluciones de los jueces”. El miércoles, en la sesión de control al Gobierno, Feijóo acusó a Sánchez de “trilero” con los palestinos. Pero sacó una nueva palabra a la palestra para definir “lo que está haciendo Israel en Gaza”: “masacre”. Incluso Ayuso se ha visto obligada a mostrar dosis de compasión con los palestinos pese a mantener una cerrada defensa de Israel y sin reducir sus ataques al Ejecutivo central.  Mientras el Gobierno de Madrid veta símbolos y actividades de apoyo a Palestina en colegios e institutos, o mientras el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, se desmarca de la línea oficial y asegura que “no hay un genocidio” en Gaza, la presidenta madrileña aseguró que el boicot a La Vuelta era “preguerracivilista” En esa misma declaración insistió en señalar como ‘kale borroka’ las manifestaciones contra la participación de Israel en La Vuelta, acusó al Gobierno de “blanquear a Hamás”, además de decir que “el drama de Oriente Próximo es un drama de siglos”. Pero Ayuso puso a sus asesores a buscar algún dato con el que contraatacar. Primero acusó a Sánchez de “firmar contratos con empresas israelíes por valor de 400 millones en materia de seguridad y defensa”. Y añadió: “Nosotros, desde la Comunidad de Madrid, con respecto a la población gazatí hemos atendido a 2.907 personas, 383 en urgencias. Acogido a 60 niños en nuestros colegios. 90 personas como demandantes de empleo o también hemos atendido a 304 en los distintos servicios para la búsqueda de un puesto de trabajo”. A preguntas de los periodistas, Ayuso se refirió a las palabras del rey en Egipto. “Hay una crisis humanitaria”, concedió. “Hay muchas personas desplazadas, miles de personas que están siendo asesinadas, efectivamente”, añadió. Eso sí: la presidenta de Madrid dijo que “el conflicto está de la mano de Hamás”.  Aznar solo concede “conmoverse” con Gaza La semana concluyó con Feijóo compartiendo estrado con el expresidente José María Aznar en la clausura del Campus Faes, la fundación que lidera. En la inauguración del miércoles, el propio Aznar dijo que si Israel pierde “lo que está haciendo” en Gaza se pondría “el mundo occidental al borde de la derrota total”. 48 horas después, ante Feijóo, Aznar intentó justificar sus propias palabras y aseguró que “un gobernante responsable tiene la obligación siempre de analizar el contexto estratégico” y que “nunca debería entender la política exterior como una escapatoria de sus problemas internos o como un espejo donde ensayar poses morales”. El expresidente se preguntó: “¿Cómo no puede uno conmoverse ante el sufrimiento humano?”. Fue su única concesión. El expresidente del Gobierno aplicó luego una de sus habituales adversativas: “Pero nadie tiene derecho a manipular los sentimientos de la gente para huir de las propias responsabilidades. La política internacional no es cuestión de emociones ni de sentimientos, sino de realidades”. El acto lo cerró Feijóo, quien volvió a referirse a la ofensiva militar de Israel como una “masacre”. Eso sí: primero arremetió contra Sánchez y contra el Gobierno, a quienes acusó de “condenar al pueblo israelí”: “No es normal que un presidente llame al boicot de un evento deportivo internacional que se celebra en su país. No es normal que el presidente de un país democrático y europeo reciba la felicitación de un grupo terrorista. Hamás, y menos aún que no se desmarque de ello. No es normal que se condene al pueblo israelí que todavía espera la liberación de sus rehenes inocentes y que se deba recordar que representa la única democracia vigente en Oriente Medio. Y no es normal que se utilice la masacre en Gaza para deshumanizar a sus rivales políticos”.

Comentarios

Noticias similares

Noticias políticas