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La interpretación de los tribunales del delito de odio deja barra libre a PP y Vox en sus insultos a Sánchez

La interpretación de los tribunales del delito de odio deja barra libre a PP y Vox en sus insultos a Sánchez
El Supremo no considera delito de odio que Abascal afirmara que “habrá un momento” en el que el pueblo querrá “colgar de los pies” al presidente; la escalada verbal de la derecha se acentúa tras las protestas contra Israel y populares y ultraderecha acusan al Gobierno de ejercer violencia políticaFeijóo acusa a Sánchez de ser “un trilero” con Palestina y el presidente recuerda que la ONU ya habla de genocidio Fue la intervención más aplaudida de la semana en el Congreso. La diputada del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, consiguió que sus compañeros de filas la recompensaran con una larga ovación por acusar directamente al presidente del Gobierno de utilizar a los niños gazatíes asesinados en busca de rédito electoral. Y de ejercer la violencia política para mantenerse en el poder. “Usa los niños de Gaza como escudos electorales. Sin presupuestos, sin mayoría, ya solo les queda la violencia. Lo del domingo fue solo el inicio”, dijo la diputada entre vítores de sus compañeros en referencia a las protestas de la Vuelta ciclista a España. Esa grave acusación no es, ni de lejos, la más ofensiva que se ha pronunciado en el Congreso de los Diputados o en actos de PP y Vox contra Pedro Sánchez, pero resulta paradigmática de una escalada verbal de la oposición contra el líder del Ejecutivo que no tiene, ni se espera que tenga, freno en los juzgados. Esta semana, el Supremo determinó que plantear la hipótesis de “colgar al presidente por los pies”, como hizo el líder de Vox, no es delito de odio ni de injurias. Y en el Partido Socialista admiten, tras fracasar su denuncia, la frustración de no saber ya muy bien cómo defenderse. “La sentencia del Supremo sostiene que, como el clima político es irrespirable, pues alguien tiene derecho a decirte que quiere colgarte por los pies. No sé, a veces tenemos la sensación de que tendremos que lamentar que pase algo muy gordo para que se tomen en serio las claras expresiones de violencia verbal”, apunta un alto dirigente socialista. Lo que ha hecho el tribunal es una interpretación extensiva de la libertad de expresión siguiendo la doctrina de que en el ámbito político la esfera de protección ante insultos y descalificaciones se reduce. En Ferraz, desde la cúpula del partido recuerdan que algunas cosas graves han pasado ya. “Tenemos documentados 245 ataques a sedes socialistas de todo el país durante los dos últimos años. Algunos de ellos con artefactos explosivos, como en Santander. No hemos escuchado nunca ni a Feijóo ni a nadie de su equipo condenar ninguno de ellos ni solidarizarse con nuestra gente. Y ahora resulta que las protestas pacíficas de la Vuelta son 'kale borroka' porque se tiraron vallas. Y que encima es culpa del Gobierno”. Los socialistas llevan meses de denuncias sobre la vandalización de muchas de sus sedes. Un hecho acompasado de una estrategia de desgaste al Gobierno, y a su presidente en particular, cada vez más encendida. “Feijóo y Abascal llaman 'putero' al presidente del Gobierno constantemente. ¿Sabes cuál es el insulto que más aparece en las pintadas de nuestras sedes? Puteros. Así que claro que de sus discursos se deriva la violencia que llevamos sufrida desde hace dos años”, denuncia otra persona de la dirección socialista. Mucha gente en el PSOE admite la dificultad de hacer frente a una estrategia de señalamiento e insultos en la que ciertos sectores de la derecha parece manejarse a placer. La presidenta de la Comunidad de Madrid, por ejemplo, ha logrado hacer tan popular el famoso 'me gusta la fruta' como sinónimo de insulto a Pedro Sánchez (le dijo 'hijo de puta' en el Congreso de los Diputados) que hace un par de semanas le copió el chiste el propio Feijóo y lo utilizó en sus redes sociales el mismo día de su cumpleaños, durante la celebración en un local de A Coruña. Y ese mismo grito se ha convertido hasta en una canción veraniega en algunas discotecas, conciertos y eventos deportivos o taurinos que corean insultos al presidente del Gobierno. “Si lo piensas, no tiene sentido ninguno. Es Ayuso quien lleva a gala una campaña de insulto personal al presidente del Gobierno desde hace dos años y ahora es ella y su partido quienes nos acusan de provocar en España un ambiente guerracivilista o parecido a la guerra de Sarajevo porque un montón de gente ha pedido a Israel que pare el genocidio en Gaza. Es muy irresponsable por su parte, y a nosotros solo nos queda no hacerles el juego y no ponernos nunca a su altura”, razona un diputado del PSOE en el Congreso, que destaca que el presidente repite desde el inicio de curso político una respuesta a Feijóo en sus cara a cara de los miércoles. “Ustedes han decidido dedicarse a insultar, nosotros a gobernar”, le ha contestado dos semanas consecutivas. “Yo no insulto, la polarización es asimétrica”, dijo el presidente durante su entrevista de inicio de curso en TVE. En las últimas semanas, el Partido Popular se ha referido al presidente del Gobierno como “el galgo de Paiporta”, en referencia a cuando tuvo que abandonar la localidad afectada por la dana por la agresión de unos manifestantes. El propio Feijóo lo acusó también de “vivir de los prostíbulos” y su mano derecha, Miguel Tellado, llegó a llamar a “cavar la fosa en la que reposen los restos” del Ejecutivo. En la concentración ultra de la semana pasada en Madrid organizada por Vox, su líder llamó al público a corear “Pedro Sánchez, chulo de putas”. Para el PSOE, la clave está en que el PP ha decidido hacer seguidismo de la forma de hacer política de la ultraderecha aunque para ello necesite llevarse por delante cualquier regla básica del juego democrático, como no insultarse. “Hay un intento de proteger a Feijóo de esas forma de hacer política para hacer ver que él en realidad no es así. Pero es él quien elige que personas como Ester Muñoz, Miguel Tellado, Jaime de los Santos o Cayetana Álvarez de Toledo lleven la voz cantante en su partido. Pone a los más 'hooligans' a decir barbaridades. Y luego intentan caricaturizar a la izquierda como violenta”, sostienen en Ferraz. Tras el asesinato del polémico ultraderechista Charlie Kirk en Estados Unidos, el número 2 del Partido Popular, Miguel Tellado, intentó caricaturizar la actitud de la izquierda respecto a la violencia. “¿Qué pasaría en España si una persona de ultraderecha asesinara a tiros a un activista de izquierdas? ¿Qué pasaría si un ciudadano español de piel blanca asesinara a una mujer de procedencia extranjera y otro color de piel?”. Delito de odio La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo rechazó esta semana la querella por delito de odio, injurias y amenazas que interpuso el PSOE contra Abascal por haber afirmado en una entrevista en el periódico argentino Clarín que “habrá un momento” en el que el pueblo querrá “colgar de los pies” a Sánchez. La resolución establece que las expresiones del líder de extrema derecha ponen de manifiesto “una frontal y radical oposición tanto a la persona de Sánchez como a su gestión política”, pero no tienen la entidad como para considerarlas delito, tal y como defendían los socialistas. El Supremo es muy restrictivo a la hora de considerar a los políticos como sujetos pasivos protegidos por el delito de odio. La jurisprudencia del alto tribunal exige que las manifestaciones realizadas impliquen un “peligro cierto” de generar un clima de violencia o hostilidad que se pueda concretar en “actos específicos de violencia, odio y discriminación” a determinados grupos. Y en esos grupos, según la doctrina, se encuentran minorías y grupos tradicionalmente oprimidos y vulnerables. En este caso, los jueces argumentan que “no resulta posible trazar un pronóstico de que la conducta” de Abascal haya generado un “riesgo significativo” para el jefe del Ejecutivo o el partido del que es secretario general y concluyen que teniendo en cuenta los fundamentos del “pluralismo político” no pueden ponerse “límites penales” a los discursos de los representantes públicos electos que pretendan cuestionar y deslegitimar la gestión política del Gobierno y de su presidente por muy “descarnados”, “exagerados” u “odiosos” que sean. El fiscal de Sala de Delitos de Odio, Miguel Ángel Aguilar, explica en una entrevista en elDiario.es que, en la investigación de este tipo de delitos, lo primero que hay que valorar es el contexto en el que se producen las manifestaciones para ver si tienen impacto en la sociedad. “También es muy importante tener en cuenta el perfil de la persona que divulga ese tipo de hechos y si es un discurso de odio que se va repitiendo o son comentarios puntuales y espontáneos fruto de una reacción emocional. Otros elementos son la capacidad de liderazgo y penetración social o el contexto específico de las palabras”. Pero resulta clave, además, el hecho de que la jurisprudencia protege especialmente las opiniones expresadas en el ámbito político por muy ofensivas y desagradables que puedan resultar. En el caso de los cargos públicos se debe hacer una ponderación muy exhaustiva entre los derechos en colisión —libertad de expresión o ideológica y prohibición de la discriminación o el libre desarrollo de la personalidad—, pues entran en juego otros derechos constitucionales como el de pluralismo político y la participación política.

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