cupure logo
quelosdelporparaconsánchezlaspsoeuna

Sánchez emprende con el "ánimo, Alberto" y el choque con Ayuso por sus guerras culturales una ofensiva para minar el liderazgo de Feijóo

El presidente llega al otoño recompuesto del golpe que supuso la entrada en prisión de su último secretario de Organización y dispuesto a ir al choque ideológico ante el nuevo ciclo electoral que arrancará en marzo en Castilla y Léon Feijóo anuncia que citará a Sánchez en la comisión de investigación del 'caso Koldo' en octubre y él responde: “Ánimo, Alberto” A veces, en política con las expresiones más célebres pasa como con las victorias y las derrotas. Las primeras tienen 100 padres y las segundas suelen ser huérfanas. Si la frase es redonda, hay disputa sobre la autoría y si es desafortunada, nadie sabe de qué pluma salió o de quién fue la idea. La de esta semana ha sido, sin duda, la de “ánimo, Alberto” con la que el presidente del Gobierno despachó al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, cuando le anunció, solemne, durante la sesión de control, que le llamaría a comparecer ante la comisión del Senado que investiga la trama de corrupción Ábalos/Koldo/Aldama. En esta ocasión, la atribución no es de ningún spin doctor, sino del mismísimo Pedro Sánchez. Así lo confirman en su gabinete, donde todas las fuentes coinciden en que la expresión no estaba escrita entre los apuntes que los asesores del presidente le prepararon para su respuesta parlamentaria. Lo que sí estaba en el guion era que la primera respuesta de Sánchez fuera larga y se centrara en lo que sus asesores llaman “las cosas del comer”, esto es, en la gestión de los servicios públicos.  “Sabíamos que el líder de la oposición bombardearía, como es habitual, con un listado de mentiras, falsedades y medias verdades salpimentadas con insultos varios: que si Ábalos, que si los soles, que si las chistorras, que si la prostitución, que si las cuentas bancarias del PSOE, que si el presidente está pringado…”, relata una fuente del gabinete presidencial. En efecto, Feijóo cumplió con las expectativas de los socialistas, pero Sánchez, lejos de entrar al trapo, respondió con la última polémica de la sanidad pública que ha dejado a más de 2.000 mujeres sin diagnóstico sobre el cáncer de mama en Andalucía y con la negativa de Ayuso a garantizar el derecho al aborto en la Comunidad de Madrid. En realidad, Juan Manuel Moreno e Isabel Díaz Ayuso habían dejado durante la semana en una difícil situación a Feijóo, a quien el remate le llegó con ese “ánimo, Alberto” que le espetó Sánchez en su última respuesta después de ignorar la catarata de improperios que vertió sobre él y sorprenderse de lo que en la Moncloa leyeron como “un aplauso norcoreano” de la bancada popular “a un líder cuestionado”. “En esta ocasión lo teníamos fácil [añaden desde La Moncloa], pero la decisión del presidente de improvisar ese final que nadie le sugirió ni escribió ha servido para poner en evidencia no solo el padecimiento de Feijóo por la pinza Moreno-Ayuso, sino también para menospreciar la última ocurrencia de la estrategia del líder de la oposición”.  La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, junto a la consejera de Sanidad, Fátima Matute. En la misma línea apunta otro miembro del Gobierno, para quien no hay proporcionalidad entre una comparecencia en el Senado y la supuesta gravísima situación que según denuncia el PP padece una España “que un día se rompe y al siguiente es una narco dictadura”. En efecto, Feijóo ha tardado más de año y medio en llamar a Sánchez a la comisión de investigación del Senado, después de que se hayan celebrado ya, y no con demasiado éxito de crítica o público, otras 84 comparecencias. Por allí han pasado varios ministros, la presidenta del Congreso, varios exaltos cargos del Ministerio de Transportes, presidentes de empresas públicas, responsables de órganos fiscalizadores y ahora será el turno de Sánchez, que será el primer presidente en ejercicio que acudirá ante una comisión de investigación por un caso de corrupción.  Lo que resulte del interrogatorio que los senadores del PP planteen al jefe de Gobierno está por ver, pero en la Moncloa creen que, aunque el Senado es territorio hostil para los socialistas, puede tener un efecto boomerang contra Feijóo. “Por la falta de preparación que los populares asignados al grupo de trabajo han demostrado en el año y medio que llevan los trabajos. Porque se trata de un puro trámite. Porque Sánchez es de esos políticos que se crece ante las dificultades. Porque el presidente es dialécticamente muy superior a cualquiera de los senadores que integran esa comisión, y porque Feijóo ha tardado tanto en sacarse este último as de la manga consciente de que la jugada era arriesgada”. Estos son los motivos con los que desde el entorno del presidente tratan de no dar demasiada importancia a lo que llaman “el enésimo intento de Génova por llevar las riendas de la conversación pública, algo que no ha conseguido desde que volvió de las vacaciones de verano”, subraya un ministro socialista.  Esto, además del golpe de efecto que el Gobierno ha conseguido esta semana al lograr sacar adelante en el Congreso dos votaciones claves y que hasta en el último momento estuvieron en el aire: el embargo de armas a Israel y la ley de movilidad sostenible por la que España recibirá otros 10.000 millones de euros de los fondos europeos. La jugada no resuelve los problemas de Sánchez, pero sí le permite jugar con la idea de que la legislatura es viable y que llegará a término. El caso es que Sánchez llega al otoño recompuesto del golpe que supuso la entrada en prisión de su último secretario de Organización y dispuesto a ir al choque con el PP. No solo contra Feijóo, sino también contra Ayuso y la gestión de los gobiernos autonómicos de los populares para contraponer dos modelos ideológicos. Así, desde su gabinete afirman que entrará “con determinación y no por votos, sino por convicción moral” en las guerras culturales de la madrileña. Una ofensiva que a nadie se le escapa busca también minar el liderato de un Feijóo sin voz propia y a la baja entre propios y extraños.  La política ha entrado ya de facto en un nuevo ciclo electoral que empezará con las elecciones en Castilla y León y Andalucía en el semestre de 2026 y quién sabe si también en Extremadura y Aragón. Y es en ese marco donde los socialistas entrarán en el cuerpo a cuerpo con datos que pongan de manifiesto el deterioro de los servicios públicos allá donde gobierna la derecha y los efectos que provocan las privatizaciones en servicios esenciales como la sanidad y la educación.  El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, atiende a los medios a su llegada a la clausura de las jornadas del Partido Popular ‘Iniciativa Legislativa del Senado en el Estado de Derecho. El bloqueo de las Proposiciones de Ley del Senado en e El objetivo pasa por no entrar en lo que otro dirigente socialista llama “el fango que esparcen la derecha mediática y política cada día” y sí en la debilidad de un Feijóo ante el que se rebela Ayuso, como se ha visto esta semana cuando la presidenta de Madrid, en contra de la consigna de la calle Génova, reactivó el debate sobre el aborto al declararse en rebeldía con la ley que regula el derecho de las mujeres a interrumpir su embarazo y la obligación de crear un registro de los médicos objetores. “En el fondo, tras la gestión de Andalucía, Madrid o cualquier otro gobierno de la derecha hay un mismo patrón, que es el cuestionamiento de los derechos y el desmantelamiento de los servicios públicos”.  En resumen, que la semana que acaba ha sido, sentencia un ministro, “un desastre para el líder de la oposición que anda buscando debajo de las piedras grabaciones de Koldo”, después de un mes en el que las encuestas más solventes apuntan a un posible sorpasso del PSOE al PP y otro potencial de Vox al PP. Los de Génova han emprendido una curva descendente y que, en el gabinete de Sánchez, consideran que tiene una parte estructural –el trasvase de votos de los conservadores a los ultras “se repite desde Alemania a Portugal pasando por España”– y otra coyuntural, que es el desencanto con Feijóo y su agenda, que cada vez más sigue los pasos de la de Vox, aunque no obtenga resultados.

Comentarios

Noticias similares

Noticias políticas