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Sumar cambia la estrategia y apunta a Podemos por su oposición al Gobierno

Sumar cambia la estrategia y apunta a Podemos por su oposición al Gobierno
La coalición criticó con dureza esta semana el pulso del partido de Ione Belarra, que estuvo a punto de tumbar dos iniciativas importantes para el Ejecutivo: el decreto del embargo de armas a Israel y la ley de movilidad sostenible El Gobierno salva dos votaciones clave y gana oxígeno tras la presión hasta el último momento de Podemos Sumar ha dado un giro en su relación con Podemos. Una norma no escrita desde el inicio de la legislatura, cuando el partido de Ione Belarra rompió la coalición del 23J, aconsejaba no confrontarlos, obviar sus movimientos. Pero en el inicio del curso, una reflexión compartida entre las diferentes fuerzas del espacio plurinacional alumbró un cambio de estrategia y desde entonces sus dirigentes y diputados han comenzado a señalar a la formación por su oposición al Gobierno.  “Vamos a estar de un lado los que decimos que se está produciendo un genocidio y quien vote en contra estará del lado oscuro de la historia”, advertía este martes la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, a las puertas de que se debatiese el embargo de armas a Israel contra el que Podemos había lanzado todo tipo de críticas. El partido acabó apoyando la medida, pero horas antes de la votación nadie descartaba que sus cuatro diputados tumbasen el decreto. “Votar en contra es apoyar a los genocidas. No hay espacio posible para ponerse de perfil”, afirmaba un día antes la líder de Movimiento Sumar, Lara Hernández.  Podemos llevó esta semana hasta el límite su estrategia de presión al Gobierno. Además del decreto, el Congreso votaba la ley de movilidad sostenible, una asignatura pendiente desde la pasada legislatura con una gran cantidad de medidas sobre descarbonización e impulso del transporte público. Ninguna de las dos iniciativas contaba con el visto bueno de los cuatro diputados de Podemos, claves para una mayoría favorable en las votaciones.  El decreto del embargo de armas era para el partido ya no insuficiente sino directamente un coladero que, según sus argumentos, iba a quedar en nada. Por eso habían presionado al Gobierno desde su aprobación en el Consejo de Ministros para que lo retirase y presentase uno “real y efectivo”. Finalmente, terminaron apoyándolo, bajo el argumento de que no querían ser “excusa” para que el Ejecutivo se niegue a dar más pasos a partir de ahora.  Para la ley de movilidad sostenible, también insuficiente a sus ojos, Podemos pedía al Gobierno un compromiso para paralizar las obras de ampliación del aeropuerto de El Prat y del puerto de València. El dirigente de Compromís y diputado de Sumar, Alberto Ibáñez, les reprochó esas exigencias durante el debate de la ley: “No va a haber esta legislatura ni ampliación de El Prat ni del Puerto de València, así que calma”. “Esta ley no es del ministerio, ni del Gobierno, ni del PSOE”, les recordó. Podemos terminó absteniéndose y facilitando también la aprobación de la ley tras un acuerdo a última hora con el Ministerio de Transportes. En un comunicado, el departamento que dirige Óscar Puente establecía que el acuerdo recogía mayores exigencias medioambientales para las obras de El Prat y dejaba por escrito que la ampliación no entraría dentro del plan DORA III, que termina en 2031. Podemos aseguró que habían arrancado el compromiso al Gobierno para paralizar esas obras hasta ese año, pero desde el ministerio socialista recordaron que eso ya estaba en las previsiones.  Ese argumento fue el que usó el ministro de Cultura y portavoz de Movimiento Sumar, Ernest Urtasun, para reprochar a Podemos su negociación. “Hemos conocido también el acuerdo alcanzado entre el Ministerio de Transportes y el Grupo Parlamentario de Podemos, con cinco puntos realmente que no aportan mucho porque son cinco puntos que ya estaban anunciados”, dijo, en declaraciones a los medios tras la votación. “El problema no es ponerle condiciones a la ampliación de El Prat, lo que hay que hacer es pararla”, añadió.  No es habitual escuchar a Urtasun con críticas tan marcadas a otras formaciones políticas y menos a Podemos. Pero la ampliación de El Prat es un asunto sensible para Catalunya en Comú, el partido del que también forma parte y que ha hecho bandera en campaña de su oposición al proyecto. Fuentes de esa formación criticaron el acuerdo con Transportes, primero porque colocara la ampliación del aeropuerto como parte de la negociación cuando no se había tratado dentro de la ley. Y criticaron que, además de no arrancar compromisos al Gobierno, firmasen un pacto “que asume la ampliación” y se limita a “reducir su impacto ambiental”.  Diferentes voces de Sumar también criticaron públicamente la semana anterior la posición de Podemos al tumbar la ley de Junts y el PSOE para traspasar las competencias de inmigración a Catalunya. Los cuatro votos del partido eran determinantes de nuevo para que saliese adelante el texto y aquella vez, tal y como habían adelantado, rechazaron la ley. Entre las críticas y la llamada a la unidad Podemos, sin embargo, no ha tumbado hasta ahora muchas votaciones importantes al Gobierno. Sí ha elegido elementos negociadores para conseguir algunos cambios en medidas concretas a lo largo de la legislatura. Pero lo han hecho al mismo tiempo que elevaba el tono contra los partidos del Ejecutivo y en concreto contra un Partido Socialista al que incluso equiparan al PP en aspectos como la política exterior o la connivencia con la corrupción entre sus filas.  No ha habido ningún detonante, pero diferentes fuentes del espacio político articulado alrededor de Sumar coinciden en que ha habido un cambio en la actitud hacia el partido de Belarra. Si antes se optaba por el silencio, desde hace unas semanas “se perdieron los miramientos y se confronta más explícitamente”, según traslada un diputado del grupo parlamentario. “Hay un cambio de actitud respecto al silencio precedente”, anota. Otro miembro del grupo coincide en el cambio de actitud. No hay directrices en este sentido pero sí una reflexión compartida, que se ha abordado en las primeras reuniones del grupo después del verano, sobre la necesidad de criticar “ciertas actitudes”.  Los partidos de Sumar se mueven en una disyuntiva. Por un lado, las principales fuerzas como Izquierda Unida, los comuns o Movimiento Sumar siguen manteniendo la mano tendida a Podemos para confluir en los próximos procesos electorales, en Andalucía y Castilla y León, que están a la vuelta de la esquina, pero también en las generales. Pero al mismo tiempo observan con hastío la estrategia del partido de confrontación total con el Gobierno, con ellos y los pasos que han dado por ejemplo en Andalucía, que apuntan a que prefieren concurrir en solitario antes que en una coalición como la que se está conformando. Por eso algunos dirigentes, en línea con la reflexión dentro del grupo parlamentario, empiezan a marcar distancias y a pensar en líneas temporales para decidir sobre una futura alianza electoral. Es un equilibrio difícil que ya generó fisuras hace unos meses, cuando la ministra de Sanidad y líder de Más Madrid, Mónica García, decidió responder directamente al choque de Podemos. “Estamos hartos de que nos den lecciones, nos critiquen, nos insulten y se vayan cada vez pareciendo más a lo que pretende el Partido Popular, que es echar a este Gobierno para presentarse ellos como los salvadores del país”, dijo en abril. Fue la reacción a unas palabras de la eurodiputada y ‘número dos’ de Podemos, Irene Montero, con las que había situado a la ministra en la órbita del PSOE. “Yo estoy un poquito harta ya de que me diga el señor Pablo Iglesias y la señora [Irene] Montero lo que tenemos que hacer”, se quejó García.  En aquel momento aquella respuesta no sentó del todo bien en el resto de formaciones de Sumar, que en aquel momento todavía optaban por el silencio hacia Podemos. Yolanda Díaz, de hecho, había cerrado la asamblea de Movimiento Sumar escasas semanas atrás con una llamada a la unidad de todo el espacio político. Pero con el nuevo curso político, dos precampañas electorales y la apertura de calculadoras para las generales, los partidos empiezan a mover sus estrategias. 

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