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¿Hay que aplaudir a los MIR que eligen Medicina de Familia?

¿Hay que aplaudir a los MIR que eligen Medicina de Familia?
Cada semana, nuestro boletín '¡Salud!' te trae las novedades de la actualidad sanitaria y científica que afectan a tu día a díaRecibe el boletín - Te enviamos '¡Salud!' todas las semanas si te suscribes de forma gratuita en este enlace Las sociedades científicas de médicos y médicas de familia tiemblan todos los años más o menos por las mismas fechas: cuando los nuevos MIR eligen especialidad. El proceso ha empezado esta semana –con abrazos, lágrimas y flores en directo tras cuatro años haciéndolo solo online– y durará hasta finales de mes.  Hay algo de injusto con el relato dominante en estos días. La Medicina de Familia se ha quedado como el patito feo de las especialidades al ser la única que deja plazas sin cubrir. Que haya recursos para formar a los residentes y se queden vacantes es muy poco eficiente, pero si rascamos un poco más lo que hay detrás de los números la realidad adquiere otra dimensión. La Medicina de Familia se expande a lo largo y ancho de España por rincones a los que cualquier especialidad hospitalaria nunca llegaría. Ahí está su enorme valor y también su condena. La red de centros de salud es tan amplia que casi un 27% de las plazas MIR disponibles este año son para formar profesionales de familia. 2.508 de 9.007, frente a las 131 que se ofertan en Dermatología –la 'popular' del instituto– o las 55 para Cirugía Plástica, Estética y Reparadora.  60 aspirantes han optado en las primeras tandas por Medicina de Familia y Comunitaria. La especialidad ha sido más escogida que otras muchas, como Psiquiatría (55), Neurología (30), Medicina Intensiva (23) o Cirugía Cardiovascular (7). Pero parece que los periodistas andamos a la búsqueda de esos extraños seres, una especie de working class heroes, que van a pasar los próximos cinco años de su vida aprendiendo en un centro de salud (seguramente) sobrecargado.  La primera plaza MIR en la especialidad se eligió en Soria. La España vaciada. La tercera, en Vallecas, una zona obrera del sur de Madrid. Violeta, una chica madrileña de 24 años, es la dueña de ese puesto y hablamos con ella 24 horas después de tomar la decisión. Durante la entrevista ella misma reflexionaba sobre si debíamos aplaudir a quienes teniendo prácticamente todas las opciones a su alcance eligieron esta. Como es su caso. “Hay un debate sobre eso. De mi turno se aplaudió mucho a la número 11 porque optó por Anatomía Patológica. A mí normal porque ya habían pasado 200 antes y todo el mundo estaba cansado”. Al día siguiente nos intercambiamos unos mensajes y me dijo: “Yo no soy ni una eminencia ni una especialista en el ámbito. Solo he elegido algo porque me gusta”. ¿Hasta qué punto son un referente bueno que puede animar a otros y otras a seguir el mismo camino (se necesita, a juzgar por los números) o socavamos la imagen, ya perjudicada, de quienes eligen el centro de salud frente al hospital? En fin, que me ha hecho pensar esta semana.  María Ferrer-Vidal, superviviente de cáncer mama diagnosticada después de un cribado hace 14 años. Mientras estabas a otras cosas... Dos hospitales españoles han conseguido un hito médico: salvar a una niña con una enfermedad autoinmune usando una terapia CAR. La paciente estaba en una situación muy grave y un año después su dolencia pulmonar sigue en remisión. Hay programas que parece que existen de siempre pero son mucho más recientes de lo que pensamos. El cribado de cáncer de mama se implantó en la sanidad pública hace solo 20 años. Esta es la historia de cómo se llegó hasta aquí (y lo que todavía queda).  Revés en la pelea judicial por la transparencia farmacéutica: la Audiencia Nacional respalda que no se conozca el precio que paga la sanidad pública por los medicamentos innovadores.  ¿Se puede acabar con el tabaquismo solo prohibiendo? El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) organizó el viernes un congreso anual para sentarse a reflexionar en un momento crucial. Tras 15 años sin nuevas regulaciones, el Ministerio de Sanidad ultima una reforma de la ley para restringir los espacios sin humo y algunas medidas para poner coto a los vapeadores, aunque ninguna de ellas todavía está aprobada. Lo que se ha hecho hasta ahora ha dado buenos frutos. El consumo de tabaco ha caído en las tres últimas décadas –eso sí, más en hombres y más en clases acomodadas– pero en los últimos años la curva se ha suavizado e incluso titubeado, a excepción de un descenso brusco en 2023. Sin embargo, los nuevos productos del tabaco –de colores y con sabores– han salido a la caza de las personas más jóvenes, entre quienes tienen un éxito mucho mayor que los cigarrillos tradicionales.  El psicólogo encargado de dar la conferencia inaugural, José Antonio Giménez, ha pasado toda su vida profesional haciendo prevención: o directamente con la comunidad o formando en la universidad a otros especialistas que la harán. En su experiencia, los influencers o las charlas de un día en el instituto ayudan bastante poco y pide tiempo –y recursos– para cambiar las motivaciones que llevan a las personas jóvenes a fumar (o vapear, en la mayor parte de los casos). La prevención, dice, debería empezar en los primeros cursos de infantil para que cuando se ponga nombre a la sustancia se haya aprendido a decir que no.  “Se está dando pasos para empezar a considerar este dispositivo igual que el tabaco en cuanto a prohibiciones, limitaciones, venta... Eso está genial, pero a la vez hay que trabajar con los chavales porque tienen grandes razones para probar estos dispositivos: por imagen, por placer, por evitar el aburrimiento, de abandono de hábito de fumar, por curiosidad, por los sabores, por presión ambiental. Todas estas motivaciones no se trabajan, no se cambian, solo prohibiendo”.  Hasta aquí por hoy. Pasa un bonito fin de semana.  Abrazos, Sofía
eldiario
hace alrededor de 7 horas
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