cupure logo
queunalosparaconcáncermásnutricionistaestápor

Marta venció dos veces la leucemia infantil

Marta venció dos veces la leucemia infantil
Fue diagnosticada con nueve años y recayó en 2022, a los 18, pero pudo salvarse gracias a la donación de su hermano menor. Tuvo que hacer 4º de Primaria y la Selectividad desde el hospital, donde recibió quimioterapiaCuarta entrega - Ana María salvó tres vidas tras su eutanasia Habla rebosante de vitalidad, con el entusiasmo de alguien joven que se agarra a la vida habiéndose asomado al precipicio de una enfermedad grave e imprevista desde la niñez. Incluso cuando recuerda su cáncer hematológico y su trasplante de sangre periférica –comúnmente conocido aún como de médula ósea– dando detalles de su sufrimiento, Marta sorprende por su positivismo y fortaleza. Le diagnosticaron una leucemia aguda linfoblástica con nueve años y recayó en 2022, a los 18. Su hermano Pau, con 14, se convirtió en su donante y salvador, la persona que le ha permitido recuperar sus proyectos vitales, como estudiar en la universidad para ser publicista. En 2024, España alcanzó su cifra récord de trasplantes de progenitores hematopoyéticos (TPH), con 3.844 procedimientos. De todos los casos, 306 fueron realizados en niños y 748 no tenían relación de parentesco, según la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).  Marta Roig siempre había estado sana hasta que en una sesión de fotos, en 2013, se encontró mal súbitamente. Le dolía el abdomen, se le pusieron los labios blancos y tuvo vómitos. Sus padres la llevaron a un hospital privado de Palma, en Mallorca, donde le realizaron multitud de análisis de sangre. “Cada hora me hacían una analítica”, recuerda. Entonces tenía nueve años y ganas de jugar. El diagnóstico fue un mazazo para sus padres. “Sentí que el mundo se me caía, nunca se está preparada para esto. Pasé muchas noches sin dormir, llorando en silencio”, confiesa su madre, María Meliá. La niña fue ingresada en el servicio de oncología infantil del hospital público Son Espases, donde recibió quimioterapia y cursó 4º de Primaria en un aula habilitada en el centro sanitario. Recibiendo enseñanza de materias y dando lecciones de vida. Dos años de lucha. Marta fue diagnosticada de cáncer con nueve años. Ingresó en un hospital público, donde recibió la quimioterapia y cursó 4º de Primaria en un aula habilitada en el centro sanitario En España se diagnostican alrededor de 1.100 casos al año de cáncer en niños hasta 14 años, cifra que sube hasta 1.500 si se suma a adolescentes hasta 18. El 75%-80% se curan, con nulas o mínimas secuelas, según la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas (SEHOP). La leucemia es el más frecuente y supone alrededor del 30% del total.  “No quería ver sufrir a mis padres de nuevo” Tras el primer diagnóstico y tratamiento, Marta pasó siete años bien. “No te dan el alta hasta que transcurren 10, pero yo me sentía curada ya”, explica. Sin embargo, en 2022 empezó a sentirse mal otra vez. “Hacía algunas semanas que había superado la revisión de mi enfermedad, pero yo me encontraba fatal. Fui a Urgencias y me dijeron que tenía gripe, pero yo no podía andar ni comer. Mi madre estaba de viaje y mi mejor amiga tuvo que ducharme”, relata. Exhausta y con pronóstico desgarrador: “Me anunciaron que había un 10% de probabilidad de infección y un 90% de recaída”. Y ganó el porcentaje aplastante y desolador. Y ella sacó fuerzas para dar ánimos a sus padres, aunque en su ingreso aislado se desmoronara decenas de veces.  “No quería verles sufrir de nuevo y les decía que no se preocuparan, que iba a superarlo, pero realmente fue muy duro para mí. Debía tener mucho cuidado para no coger ninguna infección porque podía morir, lo que me obligaba a estar aislada. El día del segundo diagnóstico fue terrible y creo que deben revisarse los protocolos, porque no dejaron que mis padres se quedaran esa noche conmigo por ser mayor de edad, pero con 18 años tú te sientes aún una niña”, expone. “Me acuerdo de estar a las tres de la mañana llorando sola en la habitación del hospital, mientras mis padres dormían en el coche del aparcamiento para estar lo más cerca posible”.  Debía tener mucho cuidado para no coger ninguna infección porque podía morir, lo que me obligaba a estar aislada. Me acuerdo de estar a las tres de la mañana llorando sola en la habitación del hospital, mientras mis padres dormían en el coche del aparcamiento para estar lo más cerca posible Marta Roig — Trasplantada y superviviente de un cáncer infantil Pau, su hermano de 14 años, fue el donante “La recaída fue un golpe brutal. Me sentí inmovilizada y muy triste. Fue revivir el mismo miedo porque ya sabíamos todo lo que venía, aunque al mismo tiempo, pese a la incertidumbre, no era un mundo nuevo para nosotros”, cuenta la madre. De nuevo, quimioterapia durante tres meses para después someterse a trasplante. Las pruebas de compatibilidad descartaron a progenitores por coincidencia y edad, y también a su hermano Miquel, que en ese momento tenía diez años. Pau, con 14, fue el elegido. “No me lo preguntaron, era lo que había que hacer. Al principio tuve miedo, pero al explicarme los médicos en qué consistía, me tranquilicé”, recuerda el hermano menor, que ahora tiene 17 años. 'No me lo preguntaron, era lo que había que hacer. Al principio tuve miedo, pero al explicarme los médicos en qué consistía, me tranquilicé', comenta Pau, el hermano menor que donó a Marta El hermano menor de Marta, que por aquel entonces tenía 14 años, fue su donante de médula ósea. En ocasiones, los tratamientos se realizan con células del propio paciente, lo que se denomina trasplantes autólogos, que el año pasado fueron 2.246, el 58% del total. Pero, en otros casos, como el de Marta, se requieren células ajenas, lo que se conoce como trasplantes alogénicos. Fue lo que necesitaron 1.598 enfermos, de los que 850 tenían parentesco con el paciente y 748 eran donantes no emparentados, según la ONT. Desde 2005 se han realizado en España cerca de 9.000 trasplantes de donantes no familiares. “El trasplante alogénico es la principal indicación en el caso de la leucemia aguda, pero también para otras neoplasias hematológicas como algunos linfomas y otras enfermedades no malignas, como las hemoglobinopatías, y otras congénitas, especialmente en pediatría”, explica la hematóloga Leyre Bento. “Hay que alabar a toda la gente altruista”, añade, refiriéndose al aumento de donantes, a lo que ha contribuido la sustitución de los procedimientos quirúrgicos para la extracción de médula ósea por la colecta de progenitores hematopoyéticos de sangre periférica. Los trasplantes con células del propio paciente representaron el año pasado el 58% del total en España. En otras ocasiones, como en el caso de Marta, es necesario recurrir a células ajenas “Solo un 30% puede encontrar un donante compatible” Como exponen en la Fundación Josep Carreras, entidad responsable del Registro de Donantes de Médula Ósea (REDMO), “dentro del grupo familiar, los hermanos son los mejores donantes debido a las características hereditarias del sistema mayor de histocompatibilidad humano (HLA)”. “Sin embargo, solo entre un 25% y un 30% de los pacientes tiene la posibilidad de encontrar un donante emparentado compatible”, una situación que agrava el descenso de la natalidad. La alternativa tampoco es fácil, porque las probabilidades de compatibilidad y donación efectiva son muy bajas en el caso de los voluntarios, según la Fundación Josep Carreras, que los cifra en “aproximadamente 1 entre 4.000”. No obstante, las opciones han crecido mucho gracias a la solidaridad de los donantes voluntarios, que en España se cifran en más de 500.000 personas, cinco veces más que en 2012, cuando se puso en marcha el Plan Nacional de Médula Ósea. España cuenta con más de 500.000 donantes voluntarios, una cifra cinco veces más alta que en 2012, cuando se puso en marcha el Plan Nacional de Médula Ósea Además, la esperanza aumenta con el Registro Mundial de Donantes de Médula Ósea (WMDA, por sus siglas en inglés), que agrupa 103 bancos de 56 países con los datos de 41 millones de donantes en todo el mundo y de más de 768.000 unidades de sangre de cordón umbilical (SCU) almacenadas. En el caso de Marta se localizó a dos personas compatibles, “una en Australia y otra en Gran Bretaña”, pero los médicos decidieron finalmente la opción fraternal.  “Tenía miedo por si no iba bien. El novio de una amiga falleció en el trasplante con 21 años. ¡Pero en mi caso funcionó!”, cuenta. “La tasa de mortalidad en el procedimiento puede llegar al 20–30%, por eso es muy importante la selección del donante, que cada vez se hace con parámetros más exigentes, el tipo de acondicionamiento, profilaxis de injerto contra receptor y el tratamiento de soporte para las potenciales complicaciones. Después, el primer año es crucial por el riesgo de recaída y de contraer infecciones o que las células trasplantadas ataquen a las del paciente”, explica la doctora Bento, que trató a Marta y continúa citándola cada seis meses. “Los primeros 15 días post–trasplante son muy delicados y los pacientes deben permanecer aislados como en una burbuja para evitar infecciones”, añade la especialista. Una estrella de TikTok Al decimosexto día la médula de Marta se activó; primera batalla ganada. Aunque después pasó “tres meses muy oscuros”. “Lo difícil es la recuperación. En 15 días perdí diez kilos, no dormía, vomitaba, tenía mucho dolor, no podía andar… y lo peor fue el aislamiento, la imposibilidad de contacto con otras personas. En mi caso, las redes sociales fueron mi salvación emocional”, expone Marta, convertida en influencer con medio millón de seguidores en Tiktok, a los que fue contando su enfermedad y recuperación. @maartaroigg Mi otra rs: maartaroigg Querida yo confío en nosotras, lo estás haciendo bien🫂💘 #camilo #yamisafdie #queridoyo #cancer #fuckcancer #cancersurvivor #quimio ♬ Querida Yo - Yami Safdie & Camilo Su fama involuntaria saltó cuando sus amigas fueron al hospital a celebrar su graduación separadas por ventanas que no pudieron frenar el calor del encuentro. Porque Marta no quiso perder el curso durante su ingreso. Su recaída coincidió con el último examen de 2º de Bachillerato y su tratamiento de quimioterapia con la Selectividad, de la que se examinó desde el hospital. “Me tuvieron que poner bolsas de sangre para poder aguantar”, recuerda. Y ella, siempre brillante en los estudios, obtuvo una nota de doce sobre 14. Ahora cursa 2º de Publicidad y Relaciones Públicas, comparte tiempo con sus amigos y su novio y tiene una agenda repleta de planes. Afronta con optimismo el futuro, una virtud que parece heredada de su madre, que siempre busca el lado positivo: “Estar juntas tanto tiempo nos ha unido mucho. Marta me ha enseñado a ser fuerte, incluso cuando parece imposible”. Familia. Es el apoyo incondicional que ha convertido también a Pau en protagonista de esta historia: “Entender que podía salvarle la vida me hizo sentir muy orgulloso”. Y gracias a él su hermana mantiene la sonrisa. 

Comentarios

Noticias de salud