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Salud mental, menores y redes sociales: “Es como una ruleta, no sabes qué le va a tocar a tu hijo”

Salud mental, menores y redes sociales: “Es como una ruleta, no sabes qué le va a tocar a tu hijo”
Los expertos correlacionan directamente el (mal) uso de Internet con el explosivo aumento de las enfermedades de salud mental en la infancia y la adolescenciaEl año que quebró la salud mental de los niños y los adolescentes 'L.' tiene 8 años y ya ha tenido tres teléfonos. En el móvil que lleva a todas partes no tiene acceso a Internet, solo videojuegos. Sin embargo, en su tablet, de la que disfruta en casa o de camino al colegio, sí tiene. Su aplicación favorita es YouTube. “Sus padres configuraron la versión para niños, pero ella sabe desactivarla”, cuenta su tía. Hasta hace poco, también tenía Tiktok en el móvil, hasta que se dieron cuenta de que el contenido de esta app no era apropiado para niños. Sin embargo, en YouTube existe un tipo de formato muy similar: los shorts, donde aparece prácticamente el mismo tipo de vídeos. “Sí que podría estar viendo contenido no adecuado allí”, dice su tía.  Al ser preguntada por su influencer favorita, ella habla de una chica de 17 años que en dos de sus últimos vídeos baila de forma insinuante al son de canciones que dicen cosas como: ‘Siempre que como, elijo la banana’ o ‘Le digo que le meta y que la someta, que rompa la loseta y se comprometa bien duro’. Un reciente informe, publicado por la iniciativa sin ánimo de lucro Cyber Guardians, titulado Healthier Digital Lives (Vidas digitales más saludables), condensa todos los problemas de salud mental que ya está acarreando el manejo temprano e intensivo de smartphones y tabletas, el acceso sin restricciones a Internet de alta velocidad, y el uso de “plataformas diseñadas para maximizar el tiempo de uso juvenil y captar su atención y datos”. El crecimiento de las enfermedades mentales en jóvenes “Las enfermedades mentales en jóvenes de hasta 20 años en España, a partir de 2012, han sufrido un ascenso explosivo, en especial en niñas. Ese ascenso culmina durante los meses inmediatamente posteriores al inicio de la pandemia de Covid-19, registrándose los máximos de la serie histórica con un +300% de crecimiento en comparación a 1997”, dice el informe. “Aunque uno intente ponerse límites, las redes sociales son demasiado absorbentes” Verónica — 18 años Verónica (18 años) cuenta que hubo una etapa de su vida en la que, efectivamente, el uso de redes sociales influyó en su salud mental por el tipo de contenido que favorecen. Ella y sus amigos tratan de ponerse límites para moderar su uso, pero piensa que “aunque uno lo intente, las redes sociales son demasiado absorbentes”. Siente frustración por esto. Se trata, expone, de una “sensación de pérdida de control”. A partir de 2012 se evidencia también un cambio de tendencia en los patrones de suicidios en adolescentes, incrementándose. “Es relevante destacar que la tradicional predominancia del suicidio entre varones ha desaparecido en 2021, cuando casi se iguala la efectividad en cometer suicidios entre chicos y chicas de entre 15 y 20 años”, profundiza el estudio. El informe correlaciona directamente todos estos datos con el (mal) uso de Internet y las redes sociales: “Se muestra con claridad que no es fruto de un mayor número de diagnósticos médicos debidos a una mayor concienciación o sensibilización social y médica”. Un problema de salud pública “Tenemos un problema de salud pública ahora mismo”, sostenía Pilar Serrano, presidenta de la Asociación Madrileña de Salud Pública (AMaSaP), en un evento organizado en Caixaforum Madrid por The Conversation España. Ante esta situación, familias, profesionales de la salud, y centros educativos, sienten que los niños y adolescentes se les escapan de las manos. “Es como una ruleta. No sabes qué podría tocarle a tu hijo: si que deje de hacer deporte, que tenga acceso al porno, que se aísle, que le hagan cyberbullying, que sea él el que lo haga, que le acosen sexualmente, que sea él el que acose… La tecnología no es inocua para los menores”, defendía María Gijón, de la asociación Adolescencia Libre de Móviles, durante el encuentro. Es como una ruleta. No sabes qué podría tocarle a tu hijo: si que deje de hacer deporte, que tenga acceso al porno, que se aísle… María Gijón — Adolescencia libre de móviles “Se pone mucho el foco en los propios menores y en sus familias, pero la solución fundamental tiene que venir desde el diseño de la tecnología. Cuando pensamos en una tecnología que proteja a los menores, tiene que ser una que les proteja por diseño y por defecto”, señalaba Marta Beltrán, jefa del Área Científica de la Agencia Española de Protección de Datos e investigadora de la Universidad Rey Juan Carlos. Y proseguía: “Es decir, que esté construida para proteger. Hay otro concepto que se está extendiendo mucho que es el de la vulnerabilidad. Nos hace muy vulnerables cómo se diseña la tecnología y el contexto en el que la usamos. La vulnerabilidad, en muchos casos, no es inherente a una persona, sino que se genera por cómo se diseña, se ofrece, se construye la tecnología, y por el contexto en el que se usa. Muchas de esas vulnerabilidades que damos por asumidas se podrían evitar”. Al igual que cada vez que abrimos el grifo, no debemos de preguntarnos si esa agua estará saneada o no, si será potable o no, deberíamos aspirar a que esa fuese también la tónica general de los espacios digitales, resumían. Pero ese horizonte parece no llegar. “Hay mucho dinero detrás de que hagan este uso”, espetaban desde la AMaSaP. La hipersensibilidad en la adolescencia “Está claro que la adolescencia es una etapa de vulnerabilidad porque es cuando se produce el desarrollo cerebral”, ahondó Montserrat Graell, Directora del Servicio de Psiquiatría y Psicología Clínica Infantil y Juvenil del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid. Allí reciben alrededor de 600 ingresos al año y ven más de 2.000 urgencias de casos relacionados con la salud mental en menores. La maduración cerebral que se produce en la adolescencia, explicaba, hace posible, por un lado, la creación de la identidad de cada uno, y por otro, la aparición de un tipo de pensamiento más profundo, creativo, y, por tanto, crítico. En base a ello, sumado a la especial hipersensibilidad social que se tiene a estas edades, “podemos empezar a pensar en qué puede significar una red social para una persona que está en esta situación cerebral”, sostuvo. Sabemos que el usar o no redes sociales hace que existan trayectorias de desarrollo distintas en las personas, siempre salvando las diferencias interindividuales que hay en cada uno de nosotros Montserrat Graell — Directora del Servicio de Psiquiatría y Psicología Clínica Infantil y Juvenil del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid “Sabemos que el usar o no redes sociales hace que existan trayectorias de desarrollo distintas en las personas, siempre salvando las diferencias interindividuales que hay en cada uno de nosotros. A más tiempo de uso —sostiene un estudio en el que se hizo un seguimiento a 8.000 niños y niñas durante varios años—, más probabilidad de tener problemas de salud mental. Vemos que hay una correlación directa entre el uso problemático de las redes sociales y los síntomas depresivos, de ansiedad, somáticos, de TDAH, o trastornos de la conducta”, explicó. Ante este panorama, muchos padres, como los integrantes de Adolescencia Libre de Pantallas, deciden retrasar la entrega del móvil a sus hijos hasta, más o menos, los 16 años. Pero Verónica, recién salida de la adolescencia, explica que en su historia vital “las redes también han tenido un lado positivo”. Le han permitido conectar con personas, ideas, e inspiración que le ha ayudado a crecer: “Hoy, por hoy, creo que me han ayudado a ser la persona que soy y a la que quiero llegar a ser”. Una mirada más interseccional Desde AMaSaP recomiendan poner el acento en “hacer una mirada de conjunto”, ya que, si no, “tendremos soluciones imperfectas, debido a que aquí hay determinantes sociales y estructurales”, como “desigualdades que favorecen que haya niños que no puedan tener un ocio saludable fuera de las pantallas en sus barrios o que sus padres no puedan ejercer ese control parental porque casi nunca están porque tienen jornadas laborales infinitas”.  Tenemos que pensar en la industria tecnológica y hay regulación que tienen que cumplir. Existen herramientas, pero es necesario que la industria cumpla Marta Beltrán — Jefa del Área Científica de la Agencia Española de Protección de Datos e investigadora de la URJC “Estamos llegando a un punto en el que parece que si queremos usar la tecnología y que forme parte de nuestras vidas tenemos que aceptar estos riesgos. Parece que no hay otra manera de diseñar y de usar tecnología, y no: no son riesgos inherentes. Eso implica repensar y un cambio que es el que toda la evidencia dice que tenemos que hacer desde todos los sectores”, apuntaba Beltrán. “Tenemos que pensar en la industria tecnológica y hay regulación que tienen que cumplir, como el Reglamento de Protección de Datos Personales, la Ley General de Comunicación Audiovisual, tenemos el Reglamento de los Servicios Digitales, el Reglamento de Inteligencia Artificial, tenemos ahora un anteproyecto de ley integral para la protección de los menores en línea. Existen herramientas, pero es necesario que la industria cumpla”, resolvió.
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hace alrededor de 12 horas
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