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He probado un robot cortacésped autónomo de 2.800 euros. Imagino que así se siente tener una mansión

He probado un robot cortacésped autónomo de 2.800 euros. Imagino que así se siente tener una mansión
Lo he dicho en varias ocasiones en algún que otro análisis: una de las cosas chulas que tiene este trabajo es que, de vez en cuando, se pone frente a ti la oportunidad de probar cosas que, en otro contexto, solo podrías ver en un escaparate o en la web de una empresa. Por ejemplo, el televisor The Sero, un monitor QD-OLED de 1.200 euros, una consola con palanca como PlayDate o, en este caso, un dispositivo tan curioso como el Dreame Roboticmower A2. ¿Y qué es el Dreame Roboticmower A2? Un robot cortacésped autónomo de 2.800 euros lanzado hace apenas unas semanas por la compañía china Dreame. Ya conocemos a la marca de otros productos, como los robots aspiradores o las aspiradoras de mano, pero con este producto ha ido un paso más allá. Imagina un robot aspirador, pero armado con cuchillas giratorias. Eso es, más o menos, este robot que lleva ya varios días dando vueltas por el jardín. Tras haberlo probado, esta ha sido mi experiencia. Ficha técnica del Dreame Roboticmower A2 Dreame Roboticmower A2 dimensiones y peso Robot: 666 x 444 x 273 cm - 16,3 kilos Base: 778 x 490 x 309 cm - 3,3 kilos Mapeado y navegación OmniSense 2.0 Cámara con IA evasión de obstáculos LiDAR 3D Visión por IA capacidad de corte 3.000 m² Altura de corte 3-7 centímetros Eficiencia de corte Modo Estándar: 1000m²/24h Modo Estándar: 2000m²/24h Anchura de corte 22 centímetros Rendimiento en pendientes Hasta 26,5º (50%) sistema de tracción Motor de buje 2x ruedas batería 5 Ah Carga: 3A nivel de ruido Hasta 55 dB resistencia al agua IPX6 otros Doble mapa Gestión multizona Modos de corte Módulo de enlace Modo guardián precio 2.799 euros Dreame A2 Cortacésped Robótico, Configuración Automática de Límites, Mapeo de Doble Fusión y Evitación de Obstáculos por OmniSense 2.0, Sistema de Corte EdgeMaster, para Pendientes de hasta 26,5° Hoy en Amazon — 2.299,00 € Dreame — 2.799,00 € * Algún precio puede haber cambiado desde la última revisión Un robot en el jardín Ni la base ni el robot pasan precisamente desapercibidos en el jardín | Imagen: Xataka La instalación. Empecemos por el principio. Como todo robot de este tipo, el sistema consta de dos partes: la base y el robot. La base tiene un cepillo superior para limpiar el LiDAR, los puertos de carga y la entrada del robot. Tenemos que colocarla sobre el césped, dejar al menos un metro por cada lado y dentro del rango de la red WiFi, lo que para mí ya supone un obstáculo porque cada jardín es un mundo. En el mío no tengo enchufes exteriores, así que he tenido que ponerla pegada al camino entre el césped y el porche y tirar el cable a través de dicho camino y dicho porche hasta dentro de casa. Por suerte, el cable es larguísimo. Para mantenerla estable hay que atornillarla al suelo. En la caja vienen unos tornillos de plástico y una llave allen, también de plástico, que debemos usar para fijar la base al césped. Hay que pensar bien dónde la vamos a colocar, porque el robot no cortará en los alrededores de la base y la zona de césped sobre la que la coloquemos se acabará secando. Los tornillos son de plástico, pero aguantan bien la torsión y se quedan bien fijos | Imagen: Xataka Algo que también me habría gustado es que la base tuviera algún tipo de capota para evitar que el robot esté más expuesto de la cuenta a la lluvia o al sol. Vivo en Córdoba, el verano se acerca y no me hace especial gracia tener un robot con una batería expuesto a los 45ºC que puede haber en agosto. Tampoco lo he mantenido expuesto durante los días de lluvia por una cuestión de precaución, pero aquí destacar que el robot tiene resistencia IPX6. El robot. Se trata de un dispositivo de 16,3 kilos que mide más de medio metro de largo, cerca de medio metro de ancho y cuya altura roza los 30 centímetros. En la parte trasera tiene un asa para transportarlo, en la parte posterior una cámara (con feed en tiempo real) y un sensor LiDAR y, finalmente, en la parte superior, un botón para forzar la parada y una tapa que esconde el panel de control: una pantalla, una rueda y varios botones que, en la práctica, apenas usaremos porque es más cómodo controlarlo desde el móvil. Dreame Roboticmower A2 | Imagen: Xataka En el interior tiene un módulo GPS y 4G llamado Dreame Link, de manera que se conecta a la red de forma autónoma y podemos acceder tanto a su ubicación como a la información en tiempo real aunque esté fuera del alcance de la red WiFi. Se incluyen tres años de datos gratuitos, por cierto. Para moverse, el robot consta de un motor de buje que mueve las dos ruedas traseras. No tiene rueda de giro delantera, por lo que los giros los hace activando solo una rueda. Y finalmente, las cuchillas. El sistema, bautizado como EdgeMaster, consiste en un disco de corte con tres cuchillas intercambiables que se puede extender hacia el lado para apurar mejor los bordes. El dispositivo por debajo recuerda a un cortacésped de toda la vida. Para limpiarlo basta con un buen manguerazo. Las cuchillas son intercambiables y en la caja se incluyen un montón | Imagen: Xataka La configuración. Echar el robot a andar lleva un rato. Una vez instalada la base, cargado, conectado al móvil y actualizado el robot, hay que mapear el jardín. En principio, esto lo hace solo gracias a la cámara, pero no fue mi caso. Mi jardín tiene bordes más irregulares, zonas ligeramente elevadas, aspersores y un par de árboles frutales (un naranjo que da unas naranjas que están de muerte, entre ellos), así que tuve que hacerlo a mano controlando el robot desde el móvil como si de un coche de radiocontrol se tratase guiándolo por los bordes del jardín. Olvidarse de cortar el césped... con matices El robot y su zona de trabajo | Imagen: Xataka El contexto. Me encantaría decir que mi jardín tiene 3.000 metros cuadrados, pero no. La realidad es que el jardín de casa tiene alrededor de 100 metros cuadrados. Hay tres zonas adicionales cerca de la entrada que, como veremos más adelante, se quedan prácticamente sin cortar debido a su escasa superficie y al enorme tamaño del robot. Para el caso, el robot lo he usado en la zona principal cuya superficie es de alrededor de 80 metros cuadrados. El funcionamiento. Echar a andar el robot es muy sencillo. Como si de un robot aspirador se tratase, el dispositivo sale de la base, se ubica y comienza a cortar haciendo líneas rectas. Ahora bien, la gracia está en personalizar un poco el corte. Aunque no hay reglas al respecto, la altura máxima del césped para que se vea cuidado y bonito es de unos cinco centímetros, por lo que ese es el primer parámetro a configurar. Si es el primer corte, recomiendo una pasada a seis centímetros y luego hacer una segunda pasada bajando las cuchillas a cinco centímetros. También podemos configurarlo para que el corte lo haga en trayectos alternos (de izquierda a derecha la primera pasada, de arriba a abajo la segunda) para que no se queden "surcos", o incluso pedirle que nos haga una forma de corazón o de infinito en el césped. Si se me permite la recomendación, activad el recorrido alterno, poned el corte a cinco centímetros y programad el robot para que se active solo. Esa es, en mi opinión, la configuración óptima. El robot se mueve lento. Acostumbrado a los robots aspiradores, este dispositivo se toma las cosas con más calma. ¿Lo bueno? No hace ruido. Las primeras veces me tuve que acercar para asegurarme de que estaba funcionando porque apenas se oye. Y por cierto, el robot llega hasta donde llega. Si tenéis un Amazonas en miniatura en el jardín con hierbas altas, antes de poner el robot convendría darle un repaso a mano y dejar el césped más aceptable. Como los robots aspiradores de casa, este dispositivo es para mantenimiento, no para un cuidado íntegro. Dreame Roboticmower A2 | Imagen: Xataka El resultado. Sorprendentemente bueno. El césped queda cortado a una altura uniforme y no hemos apreciado "calvas" ni zonas cortadas de menos. Incluso en zonas en las que la superficie es poco uniforme el robot ha sabido comportarse. En recortar 80 metros cuadrados de césped ha tardado alrededor de una hora, que no está nada mal. Como decíamos antes, no hace ruido y la navegación es completamente autónoma, aunque he echado en falta que el robot "se atreva", entre comillas, un poco más. Ahora volvemos a esto. El dispositivo detecta y llega bien a casi todos los bordes, pero si, como en mi caso, tenemos aspersores o un sistema de riego que sobresalga, es posible que las zonas inmediatas a su alrededor se queden sin cortar. Nada grave, pero sí a considerar. También hay que tener en cuenta que el robot no aspira ni recoge el césped cortado, sino que lo deja en el suelo. ¿Eso qué quiere decir? Que se secará y acabará amarilleando. Así pues, lo que nos ahorramos en recortar el césped lo tendremos que invertir en, si queremos, recoger los restos con un rastrillo. Los bordes también los deja bien | Imagen: Xataka En cualquier caso, el funcionamiento es realmente bueno y las cosas negativas que vamos a mencionar a continuación son, en mi opinión, aspectos que pueden solucionarse vía software. Lo negativo. Lo primero, y lo que más me ha llamado la atención, es que el robot se ciñe a los muros del mapa que hemos creado a rajatabla. No se adelanta lo más mínimo. Cuando creé el mapa del jardín (recordatorio: tuve que hacerlo a mano) evité acercar el robot a los bordes más de la cuenta para no rayarlo y, de paso, ver si después, con el uso y como sucede con los robots aspiradores, el robot iría puliendo el mapa. No es así. La zona más cercana al borde no se mapeó bien al principio y el robot, a pesar de toda la tecnología que tiene, bajo ningún concepto se acerca para apurar el recorte | Imagen: Xataka Si una zona se queda si mapear, como el borde cercano al muro que puede verse en algunas fotos, el robot no se aventurará a ella. A pesar de tener una cámara y un LiDAR, el robot no parece entender que tiene margen para acercarse un poquito más. Eso, en la práctica, se traduce en que un mapa mal creado o con errores tendrá esos errores para siempre. Es como si un robot aspirador se negase a aspirar por debajo de una mesa cuando hemos retirado las sillas. El segundo punto negativo es que el robot no funciona si las zonas de césped son pequeñas. Necesita una superficie mínima para poder moverse con soltura en línea recta. De no ser así, y dado su tamaño, lo que hará será pivotar sobre sí mismo y hacer un recorte pobre que apenas se nota. En resumen: las zonas más pequeñas habrá que seguir cortándolas a mano. En zonas como esta el robot no hace nada. Le falta espacio y apenas puede maniobrar | Imagen: Xataka Lo tercero es, como mencionábamos antes, que no se incluya una capota para la base. Aunque el robot aguanta el sol y tiene resistencia IPX6 (por lo que puedes regar el jardín con manguera o aspersores y que el robot se moje, sin problema), habría estado bien tener un sistema que lo protegiera del sol y del relente. De hecho, hace apenas unos días el robot me mandó una notificación avisando de que la batería estaba caliente. Estábamos a 28-30ºC y lo dicho, vivo en Córdoba y lo peor está por llegar. Eh, ojo, ahí hay un árbol (o alguien) Dreame Roboticmower A2 | Imagen: Xataka Cuidado, un perro. Antes de concluir, conviene mencionar que el robot tiene un sistema de detección de obstáculos sobresaliente. Mediante un LiDAR y una cámara potenciada por IA el robot es capaz de detectar y evitar animales, personas y objetos de diferentes tamaños. Eso está genial si tenemos animales en casa o si dejamos la manguera tirada por el suelo. Además, nos va mostrando en el mapa dónde están esos obstáculos en tiempo real. Sobra decir que es posible acceder al feed de vídeo de la cámara en tiempo real, hacer fotos, grabar vídeo y controlar el robot de manera remota, así como hablar a través de su altavoz. Todo funciona sorprendentemente bien, aunque la realidad es que se echa en falta que la aplicación vaya algo más fina. En Xataka Las famosas de medio mundo llevan años obsesionadas con una bebida muy extraña: el chupito de césped Recomiendo dejar la detección de obstáculos con LiDAR activada y configurar la altura de evasión en 10 centímetros (cinco si tenemos mascotas). Si desactivamos la detección, es posible que el robot se lance hacia donde no se tiene que lanzar e intente colarse por donde no puede, quedándose atascado. Medidas antirrobo. Un robot de apariencia tan futurista solo en un jardín es un objeto jugoso y por ello tiene algunas protecciones interesantes: alarma antirrobo (el robot se bloquea y suena si alguien lo levanta), alarma de fuera del mapa (el robot se bloquea y suena si se sale de las zonas establecidas, véase el vídeo sobre estas líneas) y la ubicación en tiempo real (accesible desde la app). Pero mi favorito es el modo patrulla. En lugar de tenerlo parado durante la noche o fuera de su horario de funcionamiento, podemos ponerlo a patrullar el jardín. La configuración podría ser más simple, estar más a mano y poderse programar, pero una vez nos hacemos a ella podemos tener a un pequeño guardián en el jardín que se mueva de un punto a otro detectando presencia de personas, avisándonos de las mismas y tomando fotos en zonas concretas, si así lo queremos. Muy útil, sin duda. Solo espero que Dreame trabaje más en esta función, porque es verdaderamente diferencial a pesar de no estar del todo bien implementada. Dreame Roboticmower A2, la opinión de Xataka Dreame Roboticmower A2 | Imagen: Xataka Siendo completamente honesto y con la mano en el corazón, el Dreame Roboticmower A2 es un capricho. A diferencia de un robot aspirador, que es una comodidad más para la casa a un precio que puede ser relativamente bajo (o no, hay de todo), este dispositivo cuesta cerca de 3.000 euros. No está al alcance de todos y, desde mi punto de vista, no merece la pena si tienes un jardín más o menos pequeño como el mío. Ahora bien, la cosa cambia si nos imaginamos la casa de alguien a quien gastarse 3.000 euros le pese poco. Si tenemos no una casa, sino un casoplón con un enorme jardín (pensemos en 500, 1.000 o 2.000 metros cuadrados), entonces es un sí rotundo. Es quitarse una preocupación de la cabeza y un ahorro potencial si pensamos en que, en otro contexto, tendríamos que hacerlo nosotros o contratar a un jardinero. Quizá hasta tendría sentido en una casa de campo o en una urbanización. Pero en un chalet más o menos pequeño con una superficie de césped relativamente reducida es eso: un capricho. Vuelta a la base | Imagen: Xataka A mí, personalmente, me ha encantado usarlo durante estos días. Tengo la impresión de que mi jardín no me permite aprovecharlo al máximo y que un robot de esta categoría en una situación como la mía es matar moscas a cañonazos. Pero sea como fuere, es chulísimo, funciona muy bien y, aunque no es perfecto, es de esos productos que, en otro contexto y con una cifra muy diferente en mi cuenta bancaria, compraría sin duda. Dreame A2 Cortacésped Robótico, Configuración Automática de Límites, Mapeo de Doble Fusión y Evitación de Obstáculos por OmniSense 2.0, Sistema de Corte EdgeMaster, para Pendientes de hasta 26,5° Hoy en Amazon — 2.299,00 € Dreame — 2.799,00 € * Algún precio puede haber cambiado desde la última revisión Imágenes | Xataka En Xataka | Dreame X50 Master, análisis: olvidarse del aspirador durante un mes, y que mantenga la casa limpia, es posible Este dispositivo ha sido cedido para pruebas por parte de Dreame. Puedes consultar cómo hacemos las reviews en Xataka y nuestra política de relaciones con empresas. - La noticia He probado un robot cortacésped autónomo de 2.800 euros. Imagino que así se siente tener una mansión fue publicada originalmente en Xataka por Jose García .
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hace alrededor de 7 horas
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