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Zuckerberg fabricará material militar junto a un ingeniero apartado en 2017 por financiar propaganda tóxica trumpista

Zuckerberg fabricará material militar junto a un ingeniero apartado en 2017 por financiar propaganda tóxica trumpista
Meta se alía con el fundador de Oculus, que salió de la empresa tras un escándalo político, para fabricar un casco con inteligencia artificial para el ejército estadounidense Silicon Valley se rinde al negocio del armamento “Meta es una empresa muy diferente a la que me despidió hace nueve años”, dice Palmer Luckey. Los “izquierdistas radicales desquiciados” que, según él, “conspiraron” hasta lograr que fuera apartado por Mark Zuckerberg, “ya no están en la empresa; algunos se fueron por su propia voluntad y otros fueron despedidos”. Por tanto, no hay motivo para que no pueda firmar la paz con su antiguo jefe para fabricar material militar juntos. Un acuerdo que da idea de cuánto están cambiando los tiempos tanto en Silicon Valley como en la corporación de redes sociales. Meta, que hasta ahora había rechazado entrar de lleno en el negocio del armamento (aunque sí permitía el uso de su inteligencia artificial en aplicaciones militares desde 2024) ha firmado una alianza con Anduril, la empresa de Luckey, para producir un casco balístico de nueva generación para el ejército estadounidense. Denominado “Ojo de águila”, el sistema quiere dotar a los soldados de visión, percepción audición “sobrehumanas”, además de permitirles comunicarse con sistemas autónomos, como drones. Anduril es una especializada en drones de combate, sistemas de vigilancia autónomos o vehículos submarinos que se ha convertido en contratista habitual el Pentágono. Luckey la fundó en 2017 justo después de tener que abandonar Facebook. Pionero trumpista Es un reencuentro por el que pocos habrían apostado en 2016. Entonces Palmer Luckey, de 24 años, era uno de los emprendedores menores de 40 años más ricos del valle, según Forbes. Era el fundador de Oculus, una compañía de realidad virtual, que había vendido en 2014 a Facebook por 2.000 millones de dólares y un buen paquete de acciones. Oculus se convirtió en el primer paso de la compañía de Zuckerberg hacia lo que más tarde llamaría “metaverso”, y Luckey era uno de los ingenieros clave en esa transformación. Hasta que llegó la carrera presidencial y Luckey se convirtió en uno de los primeros desarrolladores abiertamente trumpistas de Silicon Valley. Una situación excepcional en una industria donde otros jóvenes líderes, como Sam Altman (hoy CEO de OpenAI), se ponían al frente de las manifestaciones contra las políticas del republicano y las grandes empresas financiaban la campaña de Hillary Clinton. Solo Peter Thiel había dado ese paso. Sin embargo, Luckey fue un paso más allá al financiar al grupo conocido como “Nimble America”. Esta organización se presentó como una iniciativa ciudadana a favor de Donald Trump, pero en realidad operaba como un grupo de propaganda anónima especializado en difundir mensajes tóxicos, memes ofensivos y teorías conspirativas en redes sociales como Reddit y Facebook. Su objetivo era llevar el “shitposting” a favor de Trump que ganaba peso en Internet (las publicaciones deliberadamente provocativas u ofensivas que pretenden trolear o crear controversia) al mundo real. En la práctica, sus acciones incluyeron la desinformación y contenidos abiertamente racistas y misóginos. Luckey apoyó al grupo en secreto, pero su identidad salió a la luz después de la contratación de una valla publicitaria que llamaba “criminal” a Clinton en Cleveland. El joven desarrollador se disculpó por el impacto de sus acciones en su empresa, pero no por el fondo de los mensajes de Nimble America. “Lamento profundamente que mis acciones estén afectando negativamente a la percepción que se tiene de Oculus y sus socios. Las recientes noticias sobre mí no representan fielmente mis puntos de vista”, escribió en Facebook: “Contribuí con 10.000 dólares a Nimble America porque pensé que la organización tenía ideas nuevas sobre cómo comunicarse con los votantes jóvenes mediante el uso de varias vallas publicitarias”. Meta no emitió un comunicado oficial sobre las acciones de Luckey, pero meses después abandonó la empresa. Zuckerberg negó en una comparecencia en el Congreso que su salida tuviera que ver con “sus ideas políticas”, aunque una publicación posterior del Wall Street Journal indicó que ese había sido justo el motivo. El propio Luckey ha abundado en cómo se dio su salida de la organización en el podcast Core Memory, donde ha revelado que Zuckerberg se vio obligado a despedirlo porque buena parte la plantilla, “locos izquierdistas radicales”, se negaban a trabajar con él. “Mark no es el que me despidió directamente. Fue la gente por debajo de él. Mira, no estoy diciendo que no lo aprobara. Pero cuando la gente a la que encargas la toma de decisiones viene y dice, esto es lo que hemos decidido que tenemos que hacer, no hay otra salida para este enorme problema interno y de relaciones públicas. Esto es lo que hay: nuestros empleados están locos, son izquierdistas radicales que van a dimitir en masa si no nos deshacemos de Palmer. ¿Qué vas a hacer realmente?”, afirma. “Un gran estadounidense” Luckey cuenta que el acercamiento a Zuckerberg fue precisamente a raíz del artículo del Wall Street Journal sobre su despido. “El tipo que escribió el artículo contactó a Meta y les pidió un comentario. Creo que esperaba una respuesta de algún lacayo de relaciones públicas. Pero en lugar de eso recibió una respuesta del propio Mark Zuckerberg, diciendo: 'Palmer es un gran americano y Anduril, una gran compañía'. Y estoy muy contento de que estén haciendo cosas para proteger nuestra seguridad nacional”, ha relatado. Ese acercamiento se ha confirmado con el pacto para producir el “Ojo de águila”, según ha explicado Luckey en el podcast. “Meta ha dedicado la última década al desarrollo de IA y Realidad Aumentada para hacer posible la plataforma informática del futuro”, ha declarado Zuckerberg en el comunicado oficial de ambas compañías. “Nos enorgullece colaborar con Anduril para llevar estas tecnologías a los militares estadounidenses que protegen nuestros intereses tanto en el país como en el extranjero”. El líder de Anduril avanza que el consorcio entregará los primeros modelos del casco de nueva generación a finales de este año. Su idea es que sea lo suficientemente asequible para equipar a todas las fuerzas armadas, no solo a unas pocas unidades de élite. Por ello, el esfuerzo de ambas empresas es contener el precio y que se puedan comprar decenas o cientos de miles de unidades. La alianza con Luckey y Anduril profundiza un acercamiento de Zuckerberg al trumpismo que comenzó unas semanas antes de las elecciones de 2024. El magnate realizó varios movimientos para congraciarse con Trump, como fichar a destacados partidarios para la junta directiva de Meta, eliminar a los verificadores que etiquetaban sus bulos o cambiar las normas de moderación de Facebook e Instagram para permitir los comentarios misóginos o ataques al colectivo LGTBI. El negocio militar de Meta Preguntado por este cambio en cuanto a su política militar, el jefe de Tecnología de Meta ha afirmado que “la situación ha cambiado” en Silicon Valley y ha hecho que sea más aceptable para la industria tecnológica apoyar los esfuerzos del ejército estadounidense. Esto ya era “la mayoría silenciosa” del valle, ya que existe “un fundamento patriótico mucho más fuerte del que creo que la gente atribuye a Silicon Valley”, ha afirmado en una entrevista en directo con Bloomberg. El ejecutivo ha recordado que la meca tecnológica estadounidense creció en parte gracias a la inversión militar que ahora vuelve a estar en el foco. “Existe una larga historia aquí a la que esperamos retomar”, ha recalcado. Meta desarrolla varias gafas de realidad aumentada y virtual que ahora servirán de base para su colaboración con Anduril.

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