cupure logo
losquepordelconunalascomoañosmás

Lo que Aitana y Lola Índigo no cuentan cuando dicen que no ganan dinero con sus conciertos en estadios

Lo que Aitana y Lola Índigo no cuentan cuando dicen que no ganan dinero con sus conciertos en estadios
La moda de las actuaciones espectaculares en grandes recintos se ha instaurado este verano en España, a pesar de la anulación del estadio del Real MadridCrónica - Lola Índigo, la novia de una boda en el Metropolitano a la que solo le faltaron buenas canciones Si has asistido a un concierto este verano, hay bastantes posibilidades de que lo hayas disfrutado —o no— desde un estadio. La industria musical, que ya no tiene suficiente con hacer sold out —hay quien ha montado fiestas a 16 euros para escuchar su nuevo disco—, tampoco parece estar ahora satisfecha llevando a cabo espectáculos en arenas o festivales. El último truco para sacarle dinero a la gente pasa por organizar los conciertos en estadios, que se ha convertido en la más reciente tendencia dentro del ámbito nacional. Aitana, Lola Índigo o Dellafuente son algunos de los cantantes que se han apuntado a hacer su show en este recinto. No obstante, lo más llamativo de esta decisión reside en que, según estos artistas, preparan sus conciertos en estadios a sabiendas de que no ganarán dinero con ellos. Así lo hizo conocer Aitana a través de su documental Metamorfosis de Netflix, dirigido por Chloé Wallace, donde confiesa a cámara que no recibirá ningún beneficio económico. Antes de que los problemas de ruido del Bernabéu provocaran la migración de estos espectáculos al Metropolitano, la artista catalana ya señalaba el alto coste de los shows: “El Bernabéu son tres casas. Tres casas que pago yo, más lo que invierte la compañía y más lo que invierten las marcas. Yo no gano nada con el Bernabéu”. Pese a que la intérprete aseguraba que no ganaría nada llenando este estadio, Aitana no tardó en anunciar una segunda fecha aun habiendo declarado en el programa argentino Nadie dice nada, a finales de 2023, que deseaba que fuera un solo evento exclusivo: “Siento que podríamos sacar una segunda fecha, pero no lo quiero hacer. Creo que la gente merece que sea una noche única este año. Así lo hemos vendido de primeras y así quiero disfrutarlo”. La gaditana Lola Índigo, por su parte, comentaba al medio especializado Jenesaispop que, de hacer todo lo que tenía en su cabeza, estaría en “números rojos”, alegando que iba a ser el “día” de su “boda”. Aitana, en el Estadi Olímpic Sin embargo, pese al alto riesgo que siempre conlleva hacer un concierto en un recinto de la magnitud de un estadio, cuando este proyecto sale adelante es porque se tiene confianza suficiente en que habrá un buen resultado, independientemente de lo que suceda finalmente. Así lo afirma a este periódico Áitor Costas, representante musical que trabaja en la producción de grandes conciertos: “Estos artistas cuentan con oficinas de mucha experiencia para asegurarse de que no va a ser un fracaso. Tienen todo demasiado estudiado como para lanzarse a un estadio sin saber si se va a llenar”. Lo que ocurra después puede distar de los planes iniciales, que no son otros que hacer un concierto exitoso. Sobre este mismo punto, Diego Terente Torre, profesional especializado en el sector musical que se encarga de la detección y desarrollo de talento y la explotación internacional de catálogos, agrega que “nadie se mete en el embolado de alquilar un Bernabéu, meter personal, promo y todo lo que conlleva un escenario de esas dimensiones, para hacerlo a pérdidas, y menos cuando muchos de estos artistas hacen dobletes”. Lola Índigo ha tenido tres fechas: una en el Metropolitano de Madrid, otra en La Cartuja de Sevilla y una última en el Estadi Olímpic de Barcelona. Aitana, por su lado, empezó su gira en el Estadi Olímpic y la cerrará con dos shows en el Metropolitano. El doblete en el Metropolitano también se lo adjudicó Dellafuente, cantante que no se ha pronunciado sobre si gana o pierde dinero con estos conciertos y el único que ha vendido todas las entradas. A diferencia de él, ni Aitana ni Lola Índigo han conseguido colgar el cartel de sold out en las paradas actuales de su gira por estadios, pues elDiario.es ha podido comprobar que seguían quedando entradas minutos antes de cada uno de sus espectáculos programados. No obstante, como sí hiciera en el Santiago Bernabéu antes de que se cancelara, Aitana todavía tiene tiempo de lograr el sold out con sus shows en el Metropolitano de los próximos 30 y 31 de julio. Una inversión que puede merecer la pena A pesar de que es difícil imaginar que un artista sea capaz de proponerse una hazaña de esta índole creyendo de primeras que no podrá venderlo todo, y que hasta acabará realmente en números rojos, el reto no deja de ser mayúsculo. Patri Aragoneses, directora de la agencia ARA Music Group y promotora de conciertos, informa que, aunque normalmente se gana, hay veces que se pierde: “En conciertos grandes de estadios puedes ganar mucho más, pero también puedes arruinarte de por vida”. Aun con esto, todo genera muchos ingresos, ya no solo con la venta de entradas, también en recaudación de derechos de autor mediante la SGAE. Esta entidad demandó recientemente a la promotora Last Tour por no abonar las cantidades derivadas de derechos de autor desde 2022, que suponían más de cuatro millones de euros, la mitad perteneciente a los ingresos de los dos conciertos de Taylor Swift en Madrid. Lo que se monta para hacer un Metropolitano no se monta en cualquier otro sitio, destinando un presupuesto infinitamente superior, pero “se gana dinero porque al final se venden las entradas”, como sostiene Patri Aragoneses. De ahí la importancia de una buena taquilla, ya que cuando no se obtienen las cifras esperadas, los artistas se ven obligados a emplear otras tácticas. Aunque se desconoce si la venta de entradas de Lola Índigo ha cumplido con sus expectativas, la cantante intentó llenar el Estadio Olímpico de Montjuïc ofreciendo boletos con una oferta de 4x2 a 23 euros por persona. “Indignante cuanto menos”, contestaba un usuario en redes sociales a alguien que afirmaba haber comprado dos entradas para pista a un precio más caro del que después valía comprar cuatro. Las declaraciones de Aitana y Lola Índigo acerca de que no ganan dinero con estos shows sorprenden, además, porque llegaron incluso antes de su celebración. “Cuando haces un Bernabéu, tienes un mercado donde acotas los riesgos”, cuenta Diego Terente Torre. “Siempre puede pasar algo, pero nadie se tira a la piscina de hacer un Bernabéu sin saber que más o menos lo va a salvar”, apunta. Pero Lola Índigo optó por hablar de manera reiterada en entrevistas sobre los costes: “Vamos a meter una torre de 27 metros de alto. Es caro como para tener que hipotecarse de por vida, pero por suerte hay gente que me apoya”. Aitana siguió sus pasos, enfatizando que “no hay forma de pillar rentabilidad a eso”: “De hecho, sale de mi dinero y de la discográfica pagar mis estadios”. Lola Índigo, en el Metropolitano Si bien hay artistas internacionales que aprovechan un estadio para aglutinar al mayor número de personas posible porque al día siguiente estarán tocando en otro país, la propuesta en España carece de sentido porque el cantante puede girar por el resto de ciudades, así que no hay necesidad de preparar un enorme espectáculo para 50.000 asistentes. Además, al ser un show pensado para estadios, no se puede reutilizar para arenas o palacios deportivos. Sin embargo, sea cual sea la cifra definitiva de billetes que Aitana o Lola Índigo se lleven al bolsillo tras estos estadios, hay detrás una intención de elevar su estatus. “Monto un show de la leche, pero luego me van a contratar en todos los festivales donde evidentemente yo no puedo llevar este show porque es un festival”, señala Patri Aragoneses. Parte de la inversión que se lleva a cabo con los estadios es el aumento del caché del intérprete, algo con lo que procuran generar beneficios. Si puedes demostrar que el artista mueve 80.000 personas, el caché irá en función de ello. “Solo por eso ya sale rentable, por posicionamiento y para los futuros promotores —que son los que organizan giras—. Si eres la agencia GTS [representa a Aitana, Amaia o Bustamente] y quieres vender el concierto de Lola Índigo a un promotor, ya no le dices que vende 15.000 entradas, sino que vende 80.000”, explica el profesional. Diego Terente Torre también lo achaca a una cuestión de imagen: “Parece que si haces un concierto pequeño se te valora mucho menos que si haces uno de grandes dimensiones, y la gente se lo cree”. Desde que Taylor Swift inaugurara el nuevo Santiago Bernabéu con su histórico The Eras Tour, y a ella la precedieran las sonadas cuatro fechas de Karol G en el recinto, se ha instaurado la moda de dar conciertos en estadios aunque no se tenga una audiencia tan amplia que lo requiera, como sí sería el caso de la compositora estadounidense, quien podría haber llenado tantos estadios Bernabéu como hubiera querido. Mientras que hay artistas que solo son artistas, también hay artistas que son influencers y a los que no les queda otra que simular tener esas cifras, pues existe un interés por estar en primera división y parece que no se está en ella si no se hace un Metropolitano o un Bernabéu. Ni Aitana ni Lola Índigo tienen los números de Swift o Karol G, pero importa aparentarlo. La apuesta por la experiencia única La moda de los conciertos en estadios se debe a un trabajo de años detrás de la idea de marketing de vender la experiencia como un concierto exclusivo para fans. No se trata de un festival, donde actúan muchos artistas, sino que se trata de la noche más grande del cantante que admiras, en la que sabes que habrá un alucinante despliegue audiovisual y de efectos. Esa experiencia, sin embargo, es más difícil de vender en un Movistar Arena —recinto con una capacidad menor—, donde un determinado artista puede haber actuado en otras ocasiones, provocando que haya personas que esta vez prefieran no gastarse su dinero. “Es el cambio de paradigma de las propias compañías, que se dan cuenta de que hay un filón ahí, en vender la experiencia”, añade Áitor Costas. El director creativo de Aitana, Cristian Molina, ya señaló en el documental Metamorfosis que, de cancelarse el Bernabéu —como finalmente sucedió—, descartaría hacer varias fechas en el Movistar Arena, cuando aún se llamaba WiZink Center. “Antes de hacer tres, hago el Estadio Olímpico, en el que te cabe un escenario gigante, que es lo que Aitana necesita ahora. No creo que tres WiZinks nos vayan a reposicionar a nada”, dijo. No obstante, Patri Aragoneses considera un “error” prescindir de estos recintos más pequeños: “Cuando eres un artista que de repente da un salto a un estadio como estos, el año que viene, o te mantienes en ese estadio, o tienes que bajarte a un aforo mucho más pequeño”, algo que termina siendo “contraproducente”. La estrategia de estos artistas de hacer creer que un estadio no es beneficioso para ellos se explica, en parte, porque “la pena vende”, según indica Diego Terente Torre. “En España tenemos una idiosincrasia de que está mal visto ganar dinero”, asegura el profesional. “Tenemos esa pata todavía un poco coja de ver mal que un artista gane dinero por su talento. Se infravalora el arte”, sostiene, razonando que “igual queda un poco pesetero” para los propios artistas afirmar todo lo que se embolsan por sus conciertos. Pese a que probablemente nunca se sepa la cifra exacta que Aitana, Lola Índigo o Dellafuente han ganado con sus shows en los estadios, tan solo el tiempo dirá si los conciertos en estos recintos han sido solo una moda o si se convierten en la norma. Lo que sí está claro, en todo caso, es que la intención siempre ha sido ganar.

Comentarios

Cultura