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LA IA da otro acelerón a la formación flexible y a medida

El avance de la tecnología no solo ha modificado los contenidos de la educación superior, sino también su método. En los programas de máster, la digitalización se ha consolidado como una herramienta clave para ofrecer una enseñanza más flexible, adaptada al ritmo y las necesidades del alumno. Plataformas virtuales, seguimiento personalizado y modelos híbridos conviven ya con la docencia tradicional en un intento por responder a un perfil de estudiante cada vez más diverso y exigente. En instituciones como el IESE, «esta transformación ha dado lugar a una redefinición profunda de los métodos docentes», según Francesco Giacalone, experto en innovación educativa . El uso de clases híbridas, «con sesiones en directo y contenidos asíncronos, permite a los alumnos compaginar sus estudios con la vida laboral sin perder exigencia académica». Giacalone destaca además la capacidad de las plataformas para ajustar ejercicios al ritmo de cada alumno «y acercar la formación al entorno profesional mediante simulaciones y entornos digitales inmersivos». Samer Ajour El-Zein, vicedecano de programas de grado e investigación en EAE Business School, observa que el uso de tecnologías cloud ha ampliado el acceso a la formación ejecutiva, permitiendo que alumnos de distintas zonas horarias participen en dinámicas colaborativas y redes de mentoría empresarial. Añade que los sistemas adaptativos han afinado la alineación entre aprendizaje y resultados. No obstante, identifica retos pendientes: desde la capacitación del profesorado hasta la fiabilidad de las evaluaciones en entornos no presenciales. Desde UNIE Universidad, el profesor Fernando Villar considera que el verdadero valor de la tecnología no reside solo en el acceso remoto, sino en su capacidad para afinar el seguimiento del alumno y fomentar una implicación más activa. Las metodologías colaborativas y las rutinas de pensamiento, integradas en plataformas digitales, fortalecen competencias como la autonomía o la reflexión crítica, y muchos estudiantes terminan trasladando ese enfoque a su actividad profesional. María García-Feijoo, vicedecana de innovación en Deusto Business School, sostiene que «la inteligencia artificial está revolucionando el aprendizaje de másteres. Modelos generativos como ChatGPT, Gemini o Copilot ya se utilizan para crear materiales, automatizar correcciones y adaptar los contenidos al perfil del estudiante con una rapidez antes impensable». Añade que «el análisis predictivo puede anticipar dificultades académicas y mejorar la gestión de los programas». En titulaciones técnicas o científicas, el uso de big data y simulaciones inmersivas «está enriqueciendo la experiencia práctica». Considera que lo que hasta hace poco eran herramientas accesorias «hoy forman parte del núcleo pedagógico de muchos másteres». En Advantere School of Management, la formación presencial se apoya en soluciones digitales que enriquecen la experiencia en el aula. Jaime Castelló, director académico, explica que utilizan «simulaciones empresariales, cuestionarios interactivos y dinámicas de 'peer instruction' apoyadas en plataformas como Vevox o Mentimeter». Además, exploran el uso de IA generativa en asignaturas como Marketing, «donde los estudiantes crean avatares de clientes para poner a prueba sus planes, lo que permite ofrecer una retroalimentación más afinada y justa». Según Castelló, la tecnología no ha cambiado el rol del docente en Advantere, ya centrado en el 'learning by doing', « pero sí ha aumentado su capacidad para diseñar experiencias más útiles y evaluar con mayor precisión. El profesor no es reemplazado, sino potenciado. En ese contexto, la IA se convierte en una aliada que amplifica la efectividad del acompañamiento sin alterar la esencia de la enseñanza basada en la práctica». En el Grupo Educativo UAX , la inteligencia artificial se ha convertido en el eje de un modelo educativo hiperpersonalizado, especialmente en programas online. Raúl Hernández, director general de formación online, indica que sus sistemas ajustan dinámicamente los contenidos y el nivel de dificultad al perfil del alumno. «Con herramientas de generación audiovisual mediante texto y avatares, el equipo docente puede producir materiales de calidad de forma ágil y mantenerlos siempre actualizados», afirma. Hernández remarca también el valor de tecnologías como la realidad virtual o háptica para simular contextos complejos, desde emergencias clínicas hasta dinámicas de aula. Esto permite prácticas inmersivas desde cualquier lugar, eliminando barreras geográficas. La formación online, bien diseñada, ya no es una alternativa de segunda: es una vía potente para ofrecer experiencias educativas conectadas con la realidad profesional. Para Giacalone, del IESE, l a IA generativa ha supuesto un punto de inflexión en los másteres. Herramientas como ChatGPT funcionan como asistentes que resuelven dudas, corrigen textos o ayudan a estructurar ideas, ofreciendo acompañamiento continuo al alumno. Al mismo tiempo, permiten al profesorado liberar tiempo, automatizar tareas y centrarse más en lo humano: pensamiento crítico, creatividad o trabajo en equipo. Cree que, cuando se implementa con criterio, la IA no solo amplía capacidades, sino que impulsa una pedagogía más eficaz y transformadora. Ahora bien, la tecnología no garantiza por sí sola mejores resultados. Fernando Villar, de UNIE Universidad, advierte del «peligro de confundir innovación con novedad». A su entender, «la clave está en un uso estratégico, alineado con los objetivos formativos y las expectativas del alumnado». Aplicada con criterio, puede mejorar la comprensión, facilitar la transferencia al mundo real y reforzar la motivación. Pero también «exige revisar metodologías y formas de evaluación, especialmente con la irrupción de la inteligencia artificial, que redefine tareas, actividades y criterios de aprendizaje. Para ello -señala-, es fundamental dotar tanto a docentes como a estudiantes de competencias digitales sólidas que eviten un uso superficial o distorsionado de estas herramientas». Ese mismo enfoque crítico es el que guía a EAE Business School en su integración digital. Samer Ajour El-Zein pone el acento en las brechas de acceso: «No todos los estudiantes cuentan con conexión estable o dispositivos adecuados, lo que puede limitar el impacto de las metodologías tecnológicas». Por eso, indica, el centro ha reforzado el acompañamiento con recursos audiovisuales accesibles y tutorías semanales. A medio plazo, considera que el reto «está en consolidar una infraestructura robusta, formar al profesorado de forma continua y diseñar políticas inclusivas. Solo así, insiste, podrá hablarse de una digitalización educativa verdaderamente transformadora y equitativa. Pero ese horizonte aún exige tiempo, inversión y una integración consciente de la tecnología en cada contexto». Sobre ese terreno común, la tecnología ha dejado de marcar una única dirección para convertirse en un ecosistema de posibilidades que obliga a repensar cómo se enseña y cómo se aprende en los másteres. Cada escuela avanza a su ritmo, combinando recursos digitales, inteligencia artificial y metodologías activas para adaptarse a un alumnado más diverso, conectado y exigente. Pero más allá de las herramientas, lo que verdaderamente transforma la educación es su integración inteligente en experiencias pedagógicas más ricas, inclusivas y orientadas a la práctica real. La revolución no está en la tecnología en sí, sino en el propósito con que se utiliza: formar profesionales más críticos, autónomos y preparados para un mundo en constante cambio.
abc.es
hace alrededor de 6 horas
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