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Corea del Norte se lanza a la caza del turista ruso para eludir el aislamiento y reforzar la alianza estratégica con Moscú

Corea del Norte se lanza a la caza del turista ruso para eludir el aislamiento y reforzar la alianza estratégica con Moscú
Un complejo hotelero inspirado en Benidorm es la gran apuesta de Kim Jong Un para atraer a visitantes rusos, que son sometidos al control constante de las autoridades norcoreanasCorea del Norte muestra imágenes de Kim Jong Un rindiendo homenaje a soldados fallecidos en Ucrania Los periodistas rusos que visitaron el recién estrenado complejo turístico de lujo de Wonsan-Kalma, en Corea del Norte, se fijaron en un detalle curioso: al llegar por la mañana, una pareja de norcoreanos estaba jugando al billar. A la hora de comer, el hombre y la mujer no habían abandonado su actividad, y al atardecer, seguían pegados a la mesa. Solo cuando la mayoría de periodistas se retiraron a sus habitaciones, pasadas las 02:00 de la madrugada, la pareja pareció irse. Sin embargo, a las 08:00 de la mañana del día siguiente, puntuales, volvían a estar en el mismo lugar. Tal y como relatan las crónicas de Kommersant y RBK, que sugieren directamente que la pareja eran figurantes, otros fueron menos afortunados: algunos tuvieron que tumbarse en la playa todo el día bajo un sol abrasador. También hubo quienes se pasaron horas sentados en bancos fumando un cigarro tras otro, tomando una cerveza que nunca se vaciaba en una terraza o quienes, tras entregar un ramo de flores al ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, se vistieron de turistas y desfilaron por delante del séquito oficial. Curiosamente, algunos de los casuales veraneantes norcoreanos hablaban ruso. El complejo hotelero es la principal apuesta de Kim Jong Un para atraer a visitantes rusos. El régimen de Pyongyang, sancionado y todavía más aislado después de la COVID, busca en Moscú su salvación para relanzar el turismo internacional, casi inexistente desde la pandemia del coronavirus, y consolidar todavía más la alianza estratégica con Rusia desde el inicio de la guerra en Ucrania. Un resort inspirado en Benidorm El complejo de Wonsan-Kalma fue inaugurado el pasado junio por el líder norcoreano, que lo describió como “un destino turístico y cultural de clase mundial”. Tiene capacidad para 20.000 personas y la ambición de las autoridades es que acoja a un millón de huéspedes al año. Cuenta con más de cuarenta hoteles, un parque de atracciones, un parque acuático, academia de paracaidismo, cine y minigolf, entre otros. Se empezó a construir en 2018 y, según la BBC, un año antes, una delegación norcoreana visitó Benidorm para tomar notas de cara al futuro proyecto. Miembros de la comitiva española que recibieron a los norcoreanos explican que constaba de “políticos de alto rango y muchos arquitectos”. Les mostraron un parque temático, hoteles rascacielos y el puerto deportivo. El medio británico se hace eco de la preocupación de Naciones Unidas por el empleo de trabajadores en pésimas condiciones laborales para construir el complejo. Se trata de las llamadas “brigadas de choque”, obreros que hacen jornadas de 24 horas sin apenas comida ni medidas de seguridad. “Algunas personas murieron mientras trabajábamos y las autoridades no se hicieron responsables”, cuenta una operaria que huyó a Corea del Sur. Esa misma persona afirma que el Gobierno derribó las casas de los vecinos que vivían en el terrero donde estaba planeado levantar el resort, a menudo sin compensación. El empuje decisivo del Kremlin A finales de 2018, alrededor del 80% del proyecto estaba terminado, según una investigación de la empresa surcoreana SI Analytics, pero hasta junio de 2024 no se aceleró la fase final de las obras. El desencadenante fue la histórica cumbre entre Vladímir Putin y Kim Jong Un en Pyongyang, en la primera visita oficial del presidente ruso a la capital norcoreana en un cuarto de siglo. En la reunión de alto nivel, Putin prometió que animaría a los rusos a viajar a los centros de vacaciones de Corea del Norte. Justo un año después, el ministro de Exteriores ruso era recibido con honores en el flamante conjunto hotelero. “Nuestros amigos norcoreanos han expresado su interés en alojar a más rusos en el maravilloso complejo turístico de Wonsan y en otros complejos de la República Democrática Popular de Corea”, afirmó Lavrov a los periodistas de su comitiva. Y, aparentemente, el régimen de Kim Jong Un ha fiado sus expectativas de éxito a los clientes rusos. La BBC rastreó ofertas de agencias de viajes chinas para el resort norcoreano y no encontró ninguna, a pesar de que, históricamente, Pekín ha sido y es el mayor sostén turístico de Pyongyang. En cambio, hasta tres paquetes de turoperadores rusos incluían una estancia en Wonsan-Kalma. Seguimiento y control de las comunicaciones Los primeros turistas rusos que a principios del pasado julio se alojaron en el complejo coincidieron con Lavrov y los medios afines al Kremlin. Eran un grupo de trece personas que habían pagado el equivalente a unos 1.600 euros por una semana en Corea del Norte, un precio bastante por encima del salario medio ruso, y que iban a pasar tres días en el resort. El viaje fue accidentado: no pudieron volar desde la capital hasta Wonsan, pero les habilitaron un tren para ellos solos. Una vez en el hotel, tal y como relataron a la cadena oficial rusa RT, les advirtieron de que no podrían enviar correos electrónicos desde su cuenta personal, sino desde la dirección del establecimiento, y de que la Policía tendría acceso a sus mensajes. Una de las turistas, la bloguera Daria Zubkova, narró al canal de televisión cómo durante toda la estancia hubo personas siguiendo a los integrantes del grupo. “Te acompañan a todas partes, incluso a la playa”, aseguró, a la vez que dio por sentado que habían sido víctimas de escuchas telefónicas. “Lo más probable es que pasara, pero no teníamos miedo porque no dijimos nada por lo cual nos fueran a regañar”, añadió. Turistas nacionales visitan la playa en la zona turística costera de Wonsan-Kalma Las estrictas medidas de seguridad son habituales, según relatan otros turistas rusos que han viajado al país asiático durante 2025. En un artículo en el Baikal Journal, una periodista explica que los guardias fronterizos inspeccionan los libros que los visitantes traen consigo para impedir la entrada de literatura extranjera sobre Corea del Norte o libros religiosos. Los forasteros no tienen permitido comprar al lado de los norcoreanos, sino que los llevan a tiendas especiales para adquirir regalos. Tampoco pueden adentrarse en la ciudad de Wonsan, sino que deben permanecer en el recinto hotelero. Una apuesta condenada al fracaso Los expertos ponen en duda el éxito del proyecto a causa de todas estas restricciones, sumadas a los precios elevados de los paquetes y a los impedimentos para llegar al país. En declaraciones a la BBC, Andréi Lankov, especialista en relaciones ruso-norcoreanas de la Universidad Kookmin de Seúl, ve “muy poco probable” que Wonsan-Kalma se convierta en un destino “realmente popular” entre los visitantes rusos. “Los turistas rusos pueden ir fácilmente a lugares como Turquía, Egipto, Tailandia y Vietnam, muy superiores a todo lo que Corea del Norte puede desarrollar. Los estándares de servicio son mucho más altos y no están bajo constante supervisión”, asegura. Según Rosstat, la agencia estatal de estadística rusa, solo 881 turistas rusos visitaron Corea del Norte en 2024, aunque varios medios elevan la cifra hasta los 1.500. El gobierno de Primorie, la región rusa fronteriza con Corea del Norte, pronosticó que 10.000 rusos viajarían al país vecino en 2025, una cifra que parece lejos de alcanzarse. Para mejorar las conexiones entre Rusia y Corea del Norte, el 27 de julio se realizó el primer vuelo comercial entre Moscú y Pyongyang en más de 30 años. La ruta funcionará una vez al mes y el pasaje cuesta alrededor de unos 480 euros. La ayuda militar norcoreana, clave en Ucrania La ruta aérea supone un paso más en la amistad entre ambos países, reforzada desde el arranque de la invasión rusa de Ucrania en 2022. Kim Jong Un se ha convertido en el principal proveedor de armas de Putin. Vladimir Putin y Kim Jong Un, brindan durante una recepción en la Casa de Recepción Mongnangwan en Pyongyang La inteligencia de Corea del Sur señala que el régimen norcoreano ha enviado a Moscú más de 12 millones de proyectiles para tanques y cañones. Según afirma a Bloomberg el jefe de los espías ucranianos, Corea del Norte suministra a Rusia el 40% de todas las municiones que su ejército utiliza en la guerra; Kiev también ha confirmado que el Kremlin ha disparado misiles de fabricación norcoreana contra sus ciudades. A diferencia del acuerdo de asociación rusoiraní, el compromiso firmado en 2024 por Putin y Kim Jong Un incluye una cláusula de defensa mutua si una de las dos partes es atacada. Corea del Sur cifra en 13.000 los soldados norcoreanos que han llegado a Rusia para luchar contra Ucrania desde octubre de 2024. La inmensa mayoría fueron destinados a Kursk, entonces ocupada por las tropas ucranianas, y se calcula que miles de soldados norcoreanos han muerto en combate. A cambio de su asistencia, Corea del Norte ha ingresado más de 17.000 millones de euros, según cálculos del grupo de análisis surcoreano KIDA. Moscú también ha enviado a su aliado alimentos, materias primas y tecnología militar esquivando las sanciones internacionales. Entre marzo y noviembre de 2024, una investigación de la BBC concluyó que Pyonyang había importado cerca de un millón de barriles de crudo procedentes de Rusia, el doble de lo permitido por la ONU para frenar el desarrollo del programa nuclear norcoreano. El Kremlin también ha compartido tecnología relativa a drones y misiles de defensa antiaérea con el régimen de Kim Jong Un, tal y como alertó Shin Wonsik, principal asesor de seguridad surcoreano. Unidos contra Occidente La alianza ruso-norcoreana atraviesa el mejor momento de su historia y simboliza la ruptura de Putin con Occidente En octubre se cumplirán 15 años del anuncio del entonces presidente ruso, Dmitri Medvédev –hoy una de las voces más furibundas del antieuropeísmo–, que indicaba los deseos del Kremlin de ir en una dirección radicalmente opuesta a la actual. “Hemos acordado que, con la ayuda de Francia y Alemania, elaboraremos una hoja de ruta para la transición hacia un régimen sin visados con la Unión Europea”, tuiteaba Medvédev. Hoy, mientras Moscú y Pyongyang recuperan su conexión aérea, interrumpida durante más de tres décadas, es imposible volar de manera directa a Rusia desde la UE y viceversa. Uno de los turistas rusos que visitó Corea del Norte en enero recuerda que los guías locales compusieron una canción para amenizar los viajes en autobús. Su estribillo decía así: “Estaremos juntos, el mundo será feliz, Kim Jong Un - Putin, Putin - Kim Jong Un”.

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