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Consejos vendo y para mí no tengo

Consejos vendo y para mí no tengo
Feijóo se erige en azote de la corrupción y paladín de la moral ante los últimos datos del caso Ábalos el día que una veintena de investigados por la Gürtel son juzgados por la Audiencia Nacional. Corría 2009 cuando estalló el caso y el entonces presidente de la Xunta decía: “Los informes policiales no son sentencias judiciales”La confesión del contable de la Gürtel: “Yo registraba los fondos cuyo origen eran comisiones ilegales” a los políticos del PP Con los recuerdos pasa lo que con los móviles: que uno borra lo que le interesa, no le es útil o le trae a la memoria lo peor de sí mismo. Un ejercicio baldío porque en política, como en la vida, el pasado siempre vuelve. Aunque se disfrace, se oculte o se olvide, regresa de forma inoportuna cuando uno menos lo espera.  Andan estos días el PP y sus voceros, con ayuda de algunos togados, revisando las cuentas del PSOE en busca de un dato, un descuadre, un gasto, un sobre o un auto judicial que permita hablar de caja B, de financiación ilegal o de sobresueldos para igualar el caso Ábalos/Koldo/Cerdán con la Gürtel. Y ¡zas! lo encontraron: “Liquidaciones a las que no ha accedido aún la UCO prueban que Koldo recibió al menos 7.088 euros más de lo que Ferraz certificó en 2017 y 2018. Una cifra que sumada a los 20.791 euros de descuadre entre lo declarado por el PSOE y los indicios hallados en el móvil de Koldo García ascendería ya al menos 27.879 euros, solo en los pagos en sobre realizados al ex asesor de Ábalos.  Ahí lo tienen. ¡Pillados! Sobran las pesquisas, los juicios y las sentencias. Los titulares lo dicen todo. Y las declaraciones políticas abundan en ello. “Cada euro que gestiona un gobierno viene del esfuerzo de alguien, algo que merece respeto, rigor y decencia”, ha dicho el nuevo azote de la corrupción en que se ha convertido Alberto Núñez Feijóo. Hablaba, claro, de forma implícita sobre el pago en metálico con el que Ferraz abonaba algunos gastos de su personal político y administrativo. El mismo procedimiento, primitivo sí, pero que también usa el Senado, los Ministerios y hasta Mazón, que abonó una comida de más de 800 euros primero por transferencia y, después, porque no se acordaba de haber saldado la deuda, en efectivo y a tocateja.  El caso es que el magistrado del Tribunal Supremo Leopoldo Puente ha citado como testigos al exgerente del PSOE Mariano Moreno y a la trabajadora de la Secretaría de Organización del partido Celia Rodríguez para aclarar los citados pagos en metálico. Pero el PP y sus terminales mediáticas ya lo saben todo: un descuadre de 27.000 euros es igual a financiación ilegal, a caja B y a sobresueldos. Feijóo ha dicho que “no hay mayor inmoralidad en política que castigar al que cumple y beneficiar a quien abusa” y que “la corrupción no solo roba dinero, sino también energía moral”. Podría haber elegido otro día, repasar la hemeroteca o echar un vistazo a la agenda judicial para no hacer el ridículo una vez más porque hablar de corruptos y de moral el mismo día que la Gürtel vuelve a los tribunales de justicia no es muy inteligente ni muy oportuno. Es más bien una dosis de recuerdo de lo que hicieron el PP y muchos de sus dirigentes con el dinero público. 16 años de investigación, 22 sentencias, 94 condenados y 750 años de prisión para los implicados, pero aún se permiten consejos. Desde este lunes se sientan en el banquillo de la Audiencia Nacional por la conocida como “pieza principal” el cabecilla de la trama, Francisco Correa, y una veintena de investigados. Se les juzga por delitos contra la Hacienda Pública, fraude fiscal, blanqueo de capitales, falsedad documental y asociación ilícita. Una extensa red de corrupción que manipuló concursos públicos entre los años 1999 y 2009 para lucrarse gracias a precios desproporcionados, partidas duplicadas o gastos inexistentes y en la que participaron en mayor o menor medida personas vinculadas al PP, como el extesorero del partido, Luis Bárcenas, varios alcaldes y varios consejeros de la Comunidad de Madrid y Valencia.  Pero, lo que supuso un antes y un después para el Partido Popular fue la investigación de una 'caja B', con la que también se habría financiado ilegalmente la sede del partido en la calle Génova. La Audiencia Nacional consideró además en 2018 “plenamente acreditada” la contabilidad paralela y sentenció al partido a pagar 245.000 euros de multa como persona jurídica por haberse lucrado de las comisiones y los regalos de la Gürtel, como viajes, fiestas o celebraciones. Bárcenas, por su parte, fue condenado por falsedad contable y fraude fiscal. En otra sentencia sobre las obras de la sede 'popular' se certificó una contabilidad paralela manejada por el tesorero. ¿Y qué decía Feijóo entonces, allá por 2009, cuando el escándalo salió a la luz? Lean, lean que no tiene desperdicio: “Cuando se trata de justicia, los políticos debemos hablar poco y atenernos a las decisiones judiciales. Una cosa es un juicio y otra cosa es un prejuicio. Y los juicios y los prejuicios son lo contrario. En un estado de derecho, los juicios tienen que hacerse con la tranquilidad y la independencia judicial, y acatar todas y cada una de las decisiones una vez que estas sean firmes. Un informe policial no es una decisión judicial”.  Consejos vendo...
eldiario
hace alrededor de 5 horas
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