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Pymes al límite: una llamada a la acción

España no puede permitirse dar la espalda a su principal activo económico: sus pequeñas y medianas empresas. Hablar del futuro social, territorial y productivo de nuestro país pasa, inevitablemente, por reconocer el papel estratégico que desempeñan las pymes en el presente. Más del 99 por ciento de las empresas españolas son pequeñas o medianas. Y dentro de ese universo el 94 por ciento son microempresas, muchas de ellas con menos de diez trabajadores. Estas empresas sostienen millones de empleos, están presentes en todos los territorios y responden a necesidades reales, muchas veces no cubiertas por los grandes operadores; son nuestros comercios del barrio. Sin embargo, ese papel esencial convive con una realidad preocupante. Las pymes viven hoy una situación de enorme complejidad estructural. Afrontan costes crecientes –fiscales y laborales– y tienen serias dificultades para acceder a financiación en condiciones competitivas. La burocracia y la inestabilidad normativa suponen una carga desproporcionada. Esta acumulación de obstáculos impide a muchas pequeñas empresas desplegar todo su potencial. Y lo más grave: si no se actúa con rapidez y visión estratégica, podemos dejar fuera del crecimiento a una parte muy importante del tejido productivo del país. Desde Cepyme creemos que hay otra forma de hacer política económica. Una que ponga en el centro a las pymes. Una que reconozca su especificidad, sus limitaciones, pero también su capacidad de adaptación e innovación, si se les apoya adecuadamente. Recientemente, en el Foro La Toja, donde participé para debatir sobre crecimiento y prosperidad, quise subrayar cinco palancas que consideramos fundamentales si realmente queremos una economía más competitiva, inclusiva y sostenible. Innovación: disrupción, flexibilidad y capacidad de adaptación definen a buena parte del tejido empresarial más pequeño. Actualizan procesos, mejoran productos, aplican nuevas formas de organización. Pero para innovar, necesitan apoyo real. Instrumentos adaptados, colaboración con universidades y convocatorias accesibles. Instituciones sólidas: estabilidad normativa, seguridad jurídica y una administración ágil son condiciones imprescindibles para que las pequeñas empresas puedan crecer. Evaluar el impacto real que tiene cualquier nueva regulación sobre las pequeñas empresas es obligatorio. Cada trámite innecesario, cada norma contradictoria, es una barrera que frena el crecimiento. Cohesión territorial: las pymes sostienen empleo y actividad en lugares donde no llegan otras empresas. Son clave para fijar población, mantener servicios y ofrecer oportunidades en zonas rurales. Necesitamos incentivos específicos al emprendimiento rural, impulso a la continuidad de empresas familiares y fomento de la colaboración entre pymes para que puedan ganar escala, acceder a licitaciones y aprovechar mejor la tecnología. Sostenibilidad con las pymes, no contra ellas: las pequeñas empresas comparten los valores de sostenibilidad, pero la transición verde no puede hacerse a costa de su supervivencia. Necesitan tiempo, recursos y acompañamiento técnico. Por eso defendemos ayudas específicas para mejorar su eficiencia. No se trata solo de exigir, sino de facilitar en las que las pymes puedan participar. Formación y FP Dual: el capital humano es uno de los grandes retos del presente y el mayor desafío del futuro. En un mundo en cambio permanente, necesitamos formación continua, capacidades digitales, visión emprendedora y competencias transversales. La Formación Profesional Dual representa una palanca extraordinaria para alinear lo que enseñamos con lo que necesitan las empresas. Pero hoy está aún poco implantada en las pymes. Desde Cepyme pedimos que se flexibilicen los programas, que se reduzca la carga administrativa y que se establezcan incentivos concretos para que las pequeñas empresas puedan acoger aprendices sin que ello suponga una carga inasumible. También que se fortalezcan las redes de colaboración entre centros educativos y pymes, especialmente en el ámbito local. Defender a las pymes no es una consigna. Es creer que la prosperidad se construye desde abajo, con miles de empresas que crean empleo, innovan, resisten y transforman su entorno. Para ello, son necesarias reglas claras, menos obstáculos y más oportunidades. Y eso lo seguiremos defendiendo con convicción y con propuestas. Porque el presente de las pymes es el futuro de España.

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