cupure logo

El honor en un vis a vis

Doy mi palabra: en la puerta del centro penitenciario de Soto del Real, el pasado jueves, sentí una mezcla de sensaciones: pena, patetismo, vergüenza, repugnancia y ejemplaridad. Pena. Por un pobre hombre. Un desgraciado en el sentido literal de la palabra. Me lo imaginé ante el funcionario de prisiones quitándose el cinturón, dándole el teléfono móvil, recogiendo el 'kit' de higiene. Y me dio lástima por su propia y buscada humillación. Patetismo. Sin un duro (eso dice), sin tener dónde ir. Y solo: «Estoy solo, no tengo a nadie». ¿De verdad nadie del Gobierno, ninguno de los altos cargos del ministerio, de su escolta o de su secretaría, nadie del Grupo Parlamentario Socialista o del personal de la sede del... Ver Más

Comentarios

Opiniones