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La desinformación cuesta vidas

La desinformación cuesta vidas
En este día que se premia la paz con mentiras, constatamos las prioridades que mueven algunas políticas. Para Moreno Bonilla, privatizar la sanidad y preservar su carrera. ¿Y para los ciudadanos? La desinformación lleva a elecciones que dañan a todosLa opositora venezolana María Corina Machado se lleva el Nobel de la Paz que ansiaba Trump La plaga de la desinformación avanza a un ritmo tan desenfrenado que, los menos prevenidos, pueden llegar a equivocar el suelo que pisan. Arenas movedizas que se los traguen, confundiéndolas por tierra firme porque así se lo dijo alguien. Puede servir la metáfora para advertir de los daños reales que causa la desinformación a quienes la creen, pero también a cuantos somos víctimas de elecciones de estas personas que condicionan la vida de todos. El crecimiento de esas mentiras camufladas de verdad, de noticias, invade ya casi todo lo fundamental en las sociedades. Conocíamos este viernes el Premio Nobel de la Paz rodeado de gran expectación dado que lo exigía Donald Trump. El Comité noruego del Nobel se lo ha concedido a la opositora venezolana María Corina Machado. Me dirán, con razón, que este Nobel en concreto está muy desprestigiado desde que lo recibiera Henry Kissinger, pero al menos no mentían al otorgarlo. En aquel caso lo justificaron por el acuerdo de paz que puso fin a la participación directa de Estados Unidos en la Guerra de Vietnam en 1973. De hecho, fue galardonado también Le Duc Tho, líder de Vietnam del norte, quien, por cierto, lo rechazó. No mentía el jurado, pero no era toda la verdad. Estados Unidos había perdido la guerra desde hacía mucho tiempo, y firmar el fin era su mejor salida. Pero faltaba sobre todo el papel de Kissinger como motor de golpes de Estado en Latinoamérica que costaron muchas vidas La argumentación del Nobel para Corina Machado puede ofrecer alguna interpretación dudosa -desde posiciones progresistas- de si la ultraderecha “promociona los derechos democráticos” -en absoluto en mi opinión-. Pero es radicalmente falso el segundo argumento para premiarla nada menos que con el Nobel de la paz: “su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”. Esta líder ultra ha pedido a Trump que invada Venezuela y derribar al gobierno y hace años se lo pidió a Netanyahu. El Nobel esta vez ha ido muy lejos en su opción política, dado que califica al gobierno actual de dictadura y asocia a Machado con la democracia. A pesar del poco prestigio ya de este galardón, ha despertado el entusiasmo de las derechas-ultra-derechas (Feijóo, el primero) y puede dar alas a esa invasión a Venezuela y su petróleo que Trump desea, saltándose las reglas del derecho internacional.  Costaría vidas o quebrantos varios. El escándalo del cribado del cáncer en las mamografías de la sanidad andaluza escala peldaños en la desinformación también. Lo primero, en la táctica del PP, es negar, pero cuando ya se saben los estragos causados, las mamas amputadas, las muertes que relatan familiares de las víctimas, lo siguiente es evadir culpas y cargárselas a otros. Y así Moreno Bonilla avanzó que usaban un protocolo de la hoy vicepresidenta del gobierno, María Jesús Montero, cuando era consejera de Sanidad de la Junta de Andalucía, hace 13 años. ABC acudió prestó a llevar el bulo en su portada. El PP al completo y la plaga de tertulianos de derechas “compraron” de inmediato el bulo y ya no se han descabalgado de él. Ya no importa mentir, si la idea se incrusta en la mente de los votantes. ¿Desde que se fue Montero, hace 13 años, han estado sin informar de las mamografías que mostraban signos positivos de cáncer? Es mentira. Pero reinciden en ella torpemente. Hoy que confirmamos que Miguel Ángel Rodriguez confesó el bulo sobre el inexistente pacto de la Fiscalía con el novio de Ayuso y sobre todo que se le había negado por orden arriba, y que se atrevió a decir que lo dijo porque “intuyó y corrigió” lo que pasaba, hay que preguntarse por sus repercusiones. Por las mentiras que difundió y le compraron algunos medios. ¿Cómo han influido las trolas y omisiones sobre la presidenta de Madrid en la aceptación de sus acciones políticas? Porque ocurrir han ocurrido cosas indeseables. Y ahí está. Y lo mismo con el resto de presidentes en entredicho. Aún un año después de la DANA en la Comunidad Valenciana y con todo lo que vimos aquel día y los posteriores, con vídeos que delatan su pésima y desvergonzada gestión todavía sale Mazón diciendo “Todo el esfuerzo que ha hecho la Comunitat Valenciana ha sido 'a pulmón' sin ayudas por parte del Gobierno”. Con los millones del dinero de todos que se les ha facilitado, con la UME desde el primer momento que salvó vidas que se hubieran perdido también por la gestión de la Generalitat. Llegados a este punto cabe reflexionar con el caso Mazón si sus votantes no vieron cómo era, si el PP no lo sabía. Porque un sujeto con tal grado de desvergüenza no la improvisa de un día para otro. Para Mazón fue más importante la supuesta comida y sobremesa en el Ventorro que las vidas de sus conciudadanos. Para Ayuso en la pandemia, labrarse un perfil político ultra de confrontación con el gobierno… y los ladrillos del Zendal, que un tratamiento digno para los ancianos enfermos de las residencias. Para Moreno Bonilla, como para Ayuso, privatizar la sanidad con los beneficios que suele reportarles y preservar su carrera política. Podríamos pasar a los servicios de incendios de Castilla y León o de Galicia. Pero lo decisivo es preguntarse cuáles son las prioridades para los ciudadanos. ¿Mantener las carreras de estos políticos con cuanto implica? Son gestiones que ya han costado vidas y salud, y muchos desasosiegos. Entre las hipótesis a barajar, la primera que no están informados adecuadamente; caso de sí cuenten con los datos, que no los creen o que no les importa. El problema es que nos dañan a todos. En Estados Unidos se abordó bastante lo que implicaba volver a votar a Trump, y gran número de personas dijo que su prioridad era la inflación, los precios. Pensaban muchos también que las medidas arbitrarias, brutales contra todo no norteamericano de sangre y piel blanca, no les afectarían a ellos en concreto o sus familias. Se quedaron cortas las previsiones de lo que tramaba semejante sátrapa. Hasta el sarampión han reactivado fundamentado en patrañas. Algunos, muchos, no quieren saben, prefieren creer en bulos, algunos tan mayúsculos que les dirigen directamente a las arenas movedizas y ni se enteran. Muchos parece que ya no saben ni lo que cura ni lo que mata, y la mayoría de ellos votan a la ultraderecha o lo más ultra de la derecha. Manipular sin descanso. Todos los días. Montañas ingentes de portadas, tertulias, convierten en noticias escandalosas y conclusiones rotundas, muchas sin la menor base pero, eso sí, una intencionalidad política neta para debilitar al gobierno. La desinformación es hoy la gran vía de intoxicación  de la democracia, porque es la que hace llegar las insidias de muchas políticas turbias. Ese agobio que sentimos cuando realmente nos anegan por todas las vías es el objetivo buscado para que la verdad no se conozca y no pase factura. Hoy que contemplamos la alegría en la Franja de Gaza, pensamos que ojalá nos pudiéramos embarcar en la euforia que se vive hoy en la franja de Gaza, pero como argumenta Olga Rodríguez “El plan Trump necesita mucha presión global para ser algo más que un alto el fuego”.  En este día que se premia la paz con mentiras, he recibido un regalo en redes que me gustaría compartir con ustedes por lo mucho que define el tiempo actual. “Y comprendió que la guerra era la paz del futuro, lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida”. Es de una canción de Silvio Rodríguez

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