cupure logo
dellossánchezeurovisiónleónrtvetrumpantisemitismounaque

La jaula del ego

La jaula del ego
Frank Cuesta se fabricó un personaje a la medida de los tiempos que corren: un tipo deslenguado, un tosco Ace Ventura legitimador del racismo y de la misoginia, un aventurero cañí más centrado en fagocitar polémicas en sus redes sociales que en el bienestar animal del que hacía gala. Y el personaje le terminó engullendo Durante muchos años Frank Cuesta se fabricó un personaje a la medida de los tiempos que corren: un tipo deslenguado, de calculada irreverencia, un tosco Ace Ventura legitimador del racismo y de la misoginia, un aventurero cañí más centrado en fagocitar polémicas en sus redes sociales que en el bienestar animal del que hacía gala. Y el personaje le terminó engullendo. Porque Frank Cuesta pertenece a la intersección de dos mundos, el real y el cibernético, en el que es fácil perderse si no tienes contención.  Son perfiles que, en un determinado momento, cuando ya tienen un buen número de seguidores, comienzan a verter calculados comentarios de carácter político para seguir sumando alcance. Comentarios como, y cito textualmente de sus vídeos en redes sociales: “El feminismo no quiere balances, sino que lo que quiere es destruir al hombre. A mí me importan una mierda todas estas locas, todas estas cornudas, todas estas gordas, feas, asquerosas y amargadas. Los chavales tienen miedo, cada vez más miedo, y la gente va a tener más miedo. A ver quién cojones de entrenador coge la Selección Española o un equipo cuando han cogido ahora tanta fuerza las agrupaciones estas de jugadoras. A mí las campeonas del Mundo me parecen, no una banda de retrasadas, gente que no saben lo que han hecho, de cobardes” o “Parece que hay que comerle el culo al moro, parece que hay que comerle el culo al moro. Europa se está islamizando y todas estas charos que ahora dicen déjalos que entren lo van a sufrir en su familia. Y obviamente las feas y asquerosas y gordas no los van a sufrir porque a ver quién coño les va a tocar el culo, pero muy pronto va a empezar a haber muchos más casos, que los hay en España ya, que se tapa quién ha hecho esta violación, se tapa porque son moros”.  Cuesta no es un pobre trol disfuncional, en absoluto. Ha recibido recompensas, también económicas, por su discurso. Ha sumado muchos seguidores por sus mensajes de odio. No hace falta recordar cómo Isabel Díaz Ayuso se fue el pasado mes de diciembre hasta su santuario tailandés supongo que por el mismo motivo por el que apoya a otros personajes similares: porque atizan públicamente a Pedro Sánchez. Suficiente. Una Ayuso que, por cierto, justo horas después del vídeo de confesión descubría una placa con la que se renombra al Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) como Félix Rodríguez de la Fuente. Menudo timing. Dale cinco meses menos e igual tendríamos en la Comunidad de Madrid el Centro de Recuperación de Animales Silvestres Frank Cuesta.  El aventurero está, desde principios del mes de marzo, en libertad bajo fianza tras ser acusado en el Tribunal Provincial de Kanchanaburi por supuesta posesión ilegal de animales salvajes protegidos. Y a raíz de esta situación judicial y de varias confesiones de su excolaborador, la pasada semana reconocía en un vídeo (que luego rectificó) que lo suyo era un papelón, que nunca ha rescatado animales y que su supuesto santuario en Tailandia es en realidad una granja donde los animales fueron comprados. “He sido un personaje y poco a poco se me ha ido yendo de las manos por un grave problema que tengo de mitomanía y ego”, decía en ese vídeo de confesión, o pseudo confesión, o confesión a medias. Esto lo podría haber firmado Frank Cuesta o cualquier otro perfil digital similar. Cuando el ego es tan grande que te termina engullendo en una suerte de autocanibalismo animal.
eldiario
hace alrededor de 13 horas
Compartir enlace
Leer mas >>

Comentarios

Opiniones