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Síndrome de coacción

Síndrome de coacción
¡Váyanse a esparragar y pónganse un embudo de aluminio! Cientos de miles de mujeres en todo el mundo somos la prueba de que sus mentiras sólo pretenden presionar y extorsionar con sus pobres argumentos a las mujeres jóvenes llenas de futuro para que anulen su libertadEl PP de Madrid aprueba una propuesta de Vox para obligar a informar a las mujeres sobre un supuesto “síndrome post aborto” Sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios. Como el pecado no está de moda, como casi nadie cree ya en el infierno, ahora nos amenazan con la salud mental y una vida arruinada, que es algo que oprime más el corazón de las nuevas generaciones. El marketing de la represión se moderniza.  Sostienen los militantes contra el aborto posturas tan razonables que precisan basarlas en la coacción y sabido es que los métodos para coaccionar a las mujeres nunca encuentran fin. Son como una rueda del tiempo en la que todo cabe: la ignominia, el pecado, la muerte, la soledad, el infierno, la caída en el abismo, la adicción degenerante y hasta la locura. Tenemos experiencia las mujeres con la amenaza de la locura. Nos la llevan esgrimiendo como un espantajo a lo largo de nuestra vida, lo mismo si te masturbabas, que si eras promiscua y podías enloquecer con la sífilis que si te rebelabas contra una mierda de matrimonio o de vida, todo porque estabas loca o a punto de enloquecer.  Coaccionar a las mujeres para que paran es una constante. Lo sorprendente es que vuelvan a la carga ahora. A cierta edad todo parece tan viejo que sorprende. No, abortar no te vuelve loca ni te arroja en brazos del alcohol ni te impide llevar una vida normal y feliz. Doy fe. Las religiones monoteístas, las importantes, son una pesadilla para la libertad de las mujeres. Lo son en mayor medida cuando se les da ese poder y ese poder tiene en los estados sometidos a la sharia. La sociedad democrática le ha arrebatado a la católica romana muchas de las posibilidades de hacernos daño, pero héteme aquí que los irreductibles ultraortodoxos católicos y sus alianzas estratégicas con los heraldos de los evangélicos más ultras del continente americano han vuelto para atormentarnos con milongas que estaban superadas. Logramos que dejaran de dar la batalla por la prohibición del aborto a cada paso, logramos que no presionaran a las mujeres psicológicamente débiles en el momento de llegar a los centros médicos y ahora, como todo eso está superado, vienen a dar la tabarra con un supuesto síndrome mental que arruinará la vida a la que ose contravenir sus designios.  Lo inexplicable es el papel del PP en esta vaina respaldando a un Almeida incomprensible. No necesitan los votos de los energúmenos de Vox en el ayuntamiento madrileño. No hay polémica en un partido que hace tiempo que se decantó por no restringir opciones morales, por más que les queden creyentes en lo teocrático en sus filas. Los peperos se divorcian y abortan y se casan aunque tengan el mismo sexo. Esas antiguallas ya no parecían piedra de toque de los planes del PP, en el que las corrientes más Mayor Oreja daba la impresión de haber sido arrinconadas poco a poco. Un partido conservador de una democracia occidental no puede tener sesgos teocráticos y estas posturas los tienen: pretenden que la legislación recoja sus creencias y obligue a toda la sociedad a seguirlas. No sé en qué estará pensando Almeida para meterse en este charco. No le va a dar voto ultra y supone una seria advertencia para que las mujeres en general y las mujeres de centroizquierda que se les pudieran arrimar -expulsadas por tanto putero, tanto acosador, tanto fallo de pulsera y tanta basura machista- se lo piensen dos veces. ¿En qué está pensando Feijóo para respaldar tal cosa? Una mujer portavoz, usando el viejo truco de la que la información nunca estorba, asume un respaldo que pasa así de tácito a explícito. La coacción no es información. Las falsedades de Redmadre, asociación caspa y cutre del espectro ultracatólico, no son información. Las mujeres pueden prescindir perfectamente de la presión psicológica intimidatoria que esta peña pretende ejercer sobre las mujeres adultas que han tomado una decisión personal e intransferible. El darle carta de naturaleza legal y política a la coerción aleja a los populares no sólo del sentir mayoritario de la población, que hace mucho que trascendió este debate, sino de cualquier aproximación o trasvase de mujeres progresistas desencantadas con el desempeño poco feminista del gobierno. Un negociazo electoral. Permitir que se muela la cabeza a las mujeres que han decidido abortar con algo que no existe es como permitir que a la entrada de las consultas se les diga a las embarazadas que no tomen paracetamol para no tener niños autistas.  Supongo que se mezclan dos cosas: el meapilismo personal de algunos y la indiferencia conservadora hacia las cuestiones que afectan a las mujeres. Un cargo del PP puede ser católico practicante y ser muy feliz con sus crías y pensar que jamás de los jamases en su casa habría un aborto -y aun así los hay, vaya si los hay- y no por ello tiene que ponerse a los pies de los sectores más recalcitrantes de la Iglesia. Un cargo de PP puede pensar que total, qué más da, si se contentan los voxeros y con eso no pasa nada. Un cargo del PP puede calibrar que aceptando tan dañina estupidez tampoco está haciendo ningún daño y puede que corte la sangría de una pequeña parte de los votos que se les está yendo a Vox. Mentira, los militantes contra el aborto hace tiempo que se les fueron y andan enganchados con Citizen Go o Family Research Council. Encima le han dado la cortina de humo que buscaba Redondo. Mal negocio, Feijóo  Desde esa depresión que nunca detecté, el sentimiento de culpa que nunca tuve, un aislamiento social que no percibí, las imágenes recurrentes que nunca tengo, mis pesadillas inexistentes, ese insomnio de ocho horas de sueño, mi alcoholismo de alguna caña el finde, la anorexia y bulimia de buena comedora, esas disfunciones sexuales tan gozadas, mis no autolesiones y mis nulos problemas psiquiátricos les puedo asegurar con fundamento que tamaña chorrada se encuentra a la altura estratosférica de la manipulación de las chemtrail. ¡Váyanse a esparragar y póngase un embudo de aluminio! Cientos de miles de mujeres en todo el mundo somos la prueba de que sus mentiras sólo pretenden presionar y extorsionar con sus pobres argumentos a las mujeres jóvenes llenas de futuro para que anulen su libertad. Ya no les vale con mixtificar a Dios y ahora mixtifican a la ciencia.  No, abortar no aporta ni un gramo de riesgo a la posibilidad de una feliz vida posterior. Puede que les importune pero es así. Almeida, Feijóo y Ayuso patinan con este asunto que no les llevará a ninguna parte. No se puede estar en misa y repicando y acaban de meter la pata hasta el fondo con una cuestión que ya no era cuestión y que dejaron fuera de su ponencia política adrede. Autozancadillearse es su obsesión y su problema, pero no les pongan zancadillas a las mujeres. Eso tampoco lo perdonan las urnas.

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