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El 37% de hombres jóvenes admite haber aprovechado que la otra persona había bebido o tomado drogas para tener sexo

Dos estudios de Fad Juventud confirman lo presente que está el alcohol en las relaciones sexuales de esta edad: siete de cada diez personas de 16 a 29 años ha mantenido sexo bajo sus efectosLa nueva ley para alejar a los menores del alcohol prohíbe el consumo en eventos infantiles y residencias de estudiantes Siete de cada diez personas jóvenes de entre 16 y 29 años ha tenido sexo bajo los efectos del alcohol pese a que tienen la percepción –al menos la mitad de ellos y ellas– de que el consumo de esta sustancia empeora la calidad de las relaciones, según dos investigaciones realizadas por el Centro Reina Sofía de Fad Juventud en colaboración con el Plan Nacional sobre las Drogas y el Ayuntamiento de Madrid. Aunque el alcohol es la droga más frecuente, una de cada tres de las 1.200 personas encuestadas en toda España asegura que ha mantenido relaciones tras consumir cannabis, cocaína, MDMA o popper. Los resultados, que se basan tanto en una encuesta como en grupos de discursión y entrevistas en profundidad, confirman la gran presencia e importancia del alcohol en el contexto del ocio –uno de cada cuatro considera esta sustancia como un elemento clave– pero también en las relaciones sexoafectivas que desembocan de esas salidas. A casi dos de cada diez (17,6%) les compensa emborracharse sin perder el conocimiento por atreverse o divertirse más y un 12,4% asegura que les vale la pena asumir riesgos en las relaciones sexuales. Sin embargo, un 20% se ha arrepentido por no recordar bien lo ocurrido, sentir presión o haberlo hecho con alguien que realmente no deseaban. El consentimiento Los estudios, además, alertan de una “tensión importante entre discurso y práctica” en el consentimiento cuando el alcohol está de por medio. Aunque el 66% de las personas jóvenes aseguran que no intentarían tener sexo con alguien que ha consumido, un 37% de los chicos admiten haberse aprovechado de esta situación para intentar tener sexo o “liarse” con otras pesonas. Entre las chicas el porcentaje se reduce al 22%. “Las mujeres relatan mayor preocupación por situaciones de abuso o vulneración de límites, especialmente cuando hay sustancias de por medio, mientras que los hombres hablan del consentimiento como un proceso de prueba y error que rara vez tiene consecuencias para ellos”, señalan desde Fad Juventud. Mayores riesgos ¿Y cómo se relaciona beber con el riesgo de embarazo o de contraer una infección de transmisión sexual por practicar sexo sin protección? Quienes toman alcohol antes de sus relaciones tienen un mayor porcentaje de embarazos no deseados (20,6%) frente a los que no (4,6%). En el caso de las ITS pasa lo mismo: el 18,7% de las personas que practican sexo bajo los efectos de esta sustancia en muchas ocasiones han tenido varias veces un diagnóstico mientras en el conjunto de la juventud la cifra se queda en un 4,8%. Las consecuencias más graves, sin embargo, aparecen en personas que consumen drogas diferentes al alcohol: una de cada tres ha vivido situaciones de embarazados no deseados o contraído una infección de transmisión sexual. Pese a estos datos, la percepción general del peligro es baja. Aunque la mayoría cree tener un buen nivel de información sobre sexualidad (90%), solo la mitad dice haber recibido una educación sexual adecuada en casa (50,1%) o en su colegio o instituto (45,9%). Aprenden por su cuenta, recurriendo a amistades, redes sociales o internet, según el diagnóstico de Fad Juventud. Específicamente sobre la relación entre consumo y sexo, un 28,4% reconoce que no se siente informado o informada y un 12,8% asegura no tener ninguna noción. Tras los datos hay una queja que se repite: la formación sigue centrada en lo biológico y deja fuera aspectos como el consentimiento. Además, dicen que no se tiene en cuenta la presión todavía de un modelo de amor romántico y cómo choca con la hipersexualización y el fácil acceso a la pornografía. Este combo impacta en cómo viven las relaciones, los roles de género y las expectativas.

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