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Un registro de pacientes del cáncer más común en hombres para averiguar por qué algunos se extienden y otros no

La doctora Isabel Mendizabal, del centro de investigación CIC bioGUNE de Bizkaia, analiza bases de datos masivas con información sobre cada célula involucrada en el cáncer de próstata para predecir su desarrollo en un proyecto financiado por la Fundación CRIS contra el cáncer Así empezó el cribado de cáncer más antiguo: “El cura avisaba en misa para que las mujeres vinieran al mamógrafo” El cáncer de próstata es el tumor más frecuente en hombres. Uno de cada ocho varones sufrirá la enfermedad. La mayoría de los casos se identifican pronto, en estadios iniciales, y pueden curarse. Sin embargo, uno de cada diez ya tiene metástasis cuando llega el diagnóstico y un 30% de los pacientes que tuvieron éxito con el primer tratamiento –a base de cirugía, quimioterapia o radioterapia– recaen un tiempo después. Averiguar por qué algunas células tumorales vuelven a aparecer, se expanden y crean una metástasis es uno de los grandes interrogantes en este tipo de cáncer, cuya supervivencia es casi del 90%. La doctora Isabel Mendizabal y su equipo del centro de investigación CIC bioGUNE, en Bizkaia, llevan años trabajando para predecir el futuro utilizando la programación informática para analizar ingentes cantidades de información sobre las células que componen los tumores. Se valen de un banco de muestras de 2.000 pacientes con cáncer de próstata, algunos seguidos desde hace una década, fruto de la colaboración con el hospital de Basurto y otros centros como el Vall D'Hebron (Barcelona) o el hospital Morales Meseguer (Murcia). Son datos con un “gigantesco valor” para la investigación, explica Mendizabal. “En el momento del diagnóstico ya lo tiene, pero mucho más saber cómo ha evolucionado porque puedes ir atrás y coger la muestra de hace diez años sabiendo que ya ha tenido una progresión muy agresiva. ¿Qué tenía inicialmente que pueda conducir a esa evolución? ¿Algo era diferente?”, señala la investigadora en conversación con elDiario.es. La bioinformática trata de entender la enfermedad a través del análisis de grandes cantidades de datos muy finos, casi célula a célula, para identificar mecanismos moleculares que marcan cómo progresan los tumores. La Fundación CRIS contra el Cáncer financia este proyecto desde 2021. Un análisis célula a célula La tecnología, asegura Mendizabal, “permite obtener un perfil de cada una de las células cuando hasta hace diez años teníamos que mirar el tumor como un conjunto. ”Si antes lo veíamos como un batido, ahora podemos diferenciar cada fruta. Estamos hablando de miles y miles de células que permiten generar bases de datos enormes que sin técnicas informáticas no podríamos procesar“, continúa. A partir de estas técnicas, los investigadores pueden acercarse a entender cómo las células cancerosas secuestran a las de su alrededor y manipulan el sistema inmune para su beneficio. Para no morir. En el pasado el paradigma era diferente: se pensaba que la célula cancerosa era un poco independiente y la agresividad le venía de dentro. Ahora, la ciencia sabe que la relación con el entorno es clave para entender la evolución. Un artículo reciente firmado por Mendizabal, entre otros investigadores, y publicado en la revista Genome Biology revela conexiones propias del cáncer de próstata metastásico que, junto con otras moléculas claves, podría servir para predecir en el futuro –o al menos aproximarse– qué pacientes son más susceptibles de acabar desarrollando metástasis y así ajustar los tratamientos para evitarlo. “El estudio da una caracterización muy exhaustiva de este grupo de pacientes”, sostiene la autora. Investigaciones como esta han permitido multiplicar por tres la supervivencia de los pacientes diagnosticados en los últimos 15 años, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). “Mientras que, en 2005, con opciones limitadas a la quimioterapia, la mediana de supervivencia se situaba entre 12 y 18 meses, en la actualidad puede superar los 40 meses, gracias a avances tan relevantes como los ensayos clínicos que combinan inhibidores de PARP con tratamientos hormonales (talazoparib y enzalutamida)”. La enfermedad se ha logrado cronificar hasta 45 meses en pacientes con mal pronóstico. Sin cribado, al menos de momento España no tiene un cribado de cáncer de próstata, como pasa con los tumores de colon o mama. El Consejo de Europa recomendó a finales de 2022 a los estados miembro que estudiaran ampliar algunos cribados de cáncer, entre ellos el de próstata. Este escenario se había descartado en 2011, tras una evaluación española, pero en 2024 y siguiendo el mandato europeo, el Ministerio de Sanidad solicitó un informe para volver a valorarlo sobre el que de momento no hay noticias. A muchos hombres les cuesta acudir al médico ante la sospecha de que algo no va bien porque “aún hay estigma sobre este cáncer”: por sus síntomas –puede haber disfunción eréctil, cambiar el volumen de la eyaculación o experimentar cambios al orinar– como por las consecuencias. La prueba incluye un tacto rectal y “muchas veces son las mujeres las que se acercan a informar de que sus parejas tienen síntomas”, dice Mendizabal. Hay mucho por hacer en concienciación. “Igual que a las mujeres les daba vergüenza descubrirse un pecho en los años sesenta, ahora pasa con los hombres”, dice Antonio Llombart, patólogo y presidente del Comité Técnico de la Junta Provincial de Valencia de la Asociación Española contra el Cáncer. Se estima que a lo largo de este año se diagnosticará a 32.188 hombres.

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