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Así es como el ego traicionó al hacker que creó una IA para cometer delitos que triunfaba en España

Así es como el ego traicionó al hacker que creó una IA para cometer delitos que triunfaba en España
Su éxito con una herramienta que facilitaba los ciberataques para novatos le hizo bajar la guardia y dejó pistas que permitieron a los investigadores identificarle El timo del iPhone nuevo: así funciona la estafa que suplanta a las operadoras para cambiar de móvil En el mundo del cibercrimen hay que saber gestionar los fracasos, pero aún más los éxitos. La historia de Xanthorox, una herramienta de inteligencia artificial diseñada para cometer delitos que ganó tracción en los fondos de las redes españolas esta primavera, da buena prueba de ello. La vanidad de su creador a la hora de presumir de una herramienta que le estaba llenando los bolsillos de criptomonedas le llevó a revelar pequeños detalles sobre sus operaciones ante sus seguidores. Un error fatal, ya que esto permitió a los investigadores seguir esas pistas hasta terminar descifrando su identidad. “Empezó a hacer mucho dinero, consiguió fama muy rápido y se le subió a la cabeza”, revela Alejandro Villanueva, analista de inteligencia de la firma de ciberseguridad española Zynap. Junto a su compañera Beatriz Pimienta, son los autores de la investigación que ha seguido el rastro de migas de pan dejadas por el creador de Xanthorox hasta su residencia personal en Bangladesh. Xanthorox es lo que se conoce como una IA sin restricciones. Un modelo generativo como ChatGPT, pero sin los guardarraíles que impiden que estos sistemas se involucren en actividades ilegales. Una “nueva IA para hackers”, presumía su creador, perfeccionada para que ser capaz de ayudar a ciberdelincuentes novatos a diseñar archivos maliciosos, gusanos o infecciones de ransomware, un tipo de ataque que secuestra los archivos informáticos de la víctima hasta que pague un rescate por recuperarlos. El desarrollador de Xanthorox glosaba entre los “casos de éxito” de su sistema las infecciones de este tipo. “El primer ransomware generado por inteligencia artificial”, aseguraba, que permite “eludir todos los antivirus, con un cifrado potente y pesado diseñado para ser rápido, con una penetración profunda en el sistema y un bloqueo de archivos criptográficamente seguro, lo que hace que la recuperación sin la clave privada única del operador sea computacionalmente inviable”. Imagen de la web de Xanthorox donde el autor presume de los ciberataques que se pueden lanzar gracias a ella Estas explicaciones estaban disponibles en una página web accesible para todo el mundo, en anuncios publicados en foros de ciberdelincuentes, en un canal de Telegram público e incluso un canal de YouTube que explica como diseñar este tipo de ciberataques con la herramienta. Todo ello disponible para hackers novatos desde 200 dólares. La demanda aumentó y el hacker empezó a ser menos cuidadoso con la información que compartía. Pero su éxito atrajo miradas indeseadas. La situación llamó la atención de algunos medios de comunicación, que recalcaron como esos 176 euros al cambio eran “todo lo que se necesita” para empezar una carrera como hacker. Cuando la televisión apareció en escena y denominó a Xanthorox como “el ChatGPT diabólico”, el hacker comprendió que todo había ido demasiado lejos. Sin embargo, para entonces ya era tarde. Los expertos en ciberseguridad seguían de cerca la evolución de esta nueva amenaza. “Nosotros monitorizamos la darknet y habíamos visto sus anuncios en los foros. Pero cuando vimos que se empezaban a publicar informaciones tanto en medios nacionales como internacionales nos concentramos en investigar a esta persona”, indica Alejandro Villanueva. Mucho calor en casa Durante los meses que el creador de Xanthorox había hablado sin pudor en canales públicos sobre las capacidades de su herramienta, había ido dejando un rastro que ahora podía ser descifrado. Pistas como que “su casa se estaba calentando por todo el tráfico que generaba su IA”. Un “pecado cardinal” de la ciberseguridad, puesto que dejaba entrever que había instalado los servidores en su propio domicilio, poniendo una señal gigantesca sobre su ubicación real. “La IP estaba geolocalizada en Bangladesh, el desarrollador había dejado expuesto inadvertidamente un router doméstico activo, probablemente el mismo router utilizado para alojar la infraestructura de la herramienta”, explican en el análisis de Zynap: “Sorprendentemente, estaba alojado directamente en una conexión residencial. Un puerto abierto en la misma IP nos llevó a un panel de acceso de un router tp-link residencial, anticuado y potencialmente vulnerable”. No había sido su único error. El hacker había estado usando un puñado muy pequeño de alias tanto en plataformas criminales como personales, como YouTube, Reddit, Minecraft o juegos de ajedrez. “Aunque parezca inofensivo, la reutilización de un nombre de usuario en entornos delictivos y personales creó un solapamiento involuntario, pero rastreable”, detallan los investigadores. Una identidad al descubierto A partir de ahí, el dominó empezó a caer. El rastro terminó por revelar una identidad real: un estudiante de ingeniería informática bangladesí de 23 años, activo desde hacía al menos dos años en distintos foros de venta de malware y ciberataques por encargo. El perfil coincide con las pruebas sobre él que habían podido conseguir los investigadores. A pesar de tener “rodaje”, sus errores eran los de un “novato”, declara Villanueva. Sintiéndose acorralado, el creador de Xanthorox decidió bajar la persiana. Echó el cerrojo al canal de Telegram, eliminó los anuncios y cambió su página web para asegurar que su IA es solo un experimento educativo. Sobre la criptomoneda con la que estaba rentabilizando su creación, dijo que no era suya. “Hemos tenido conocimiento de que circulan acusaciones infundadas y desinformación sobre Xanthorox AI, incluyendo afirmaciones falsas de participación en actividades ilícitas como phishing bancario o la implementación no autorizada de ransomware. Negamos categóricamente estas acusaciones”, dice ahora el portal, que asegura que sus “funciones de detección automatizada supervisarán los intentos de generar contenido dañino o ilegal. A cualquier usuario que intente causar daño o participar en actividades ilegales se le revocará la licencia de forma inmediata y permanente”. “Está intentando cubrirse las espaldas a nivel legal”, detalla Villanueva. Es poco probable que le sirva de algo. “Su modus operandi era el típico de los ciberdelincuentes: cobro con cripto, me publicito solo en canales de dudosa reputación y presumo de los ataques de ransomware”. Una “anécdota” que marca el futuro del cibercrimen Aunque la investigación ha servido para parar los pies a una herramienta de hacking que estaba ganado tracción en España, Villanueva la considera más una “anécdota” por la poca sofisticación del atacante. Sin embargo, se trata de un aviso sobre lo que está por llegar. El hacker utilizó herramientas de código abierto para construir Xanthorox. Esto significa que “cualquiera puede montar algo así con muy pocos conocimientos”, lo que a su vez puede producir una proliferación de las amenazas gracias a las menores barreras técnicas de entrada. “Van a aparecer tantos que desde el punto de vista de la ciberseguridad, no va a quedar otra opción que utilizar estas mismas herramientas y ponerse al día con todo esto”, concluye.
eldiario
hace alrededor de 8 horas
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