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La guerra en Ucrania se había convertido en un escenario de ciencia ficción. Hasta que Rusia ha sacado su caballería

La guerra en Ucrania se había convertido en un escenario de ciencia ficción. Hasta que Rusia ha sacado su caballería
En el mes de junio unas imágenes ponían de relieve una peligrosa evolución de las tácticas de asalto, una donde el ejército ruso comenzó a utilizar motocicletas como herramienta principal para avanzar hacia las líneas ucranianas, en un intento de eludir la destrucción de sus blindados modernos ante el poder de los drones. Ahora, la guerra electrónica en Ucrania ha convertido cada innovación tecnológica en un arma con los días contados. ¿Solución? El regreso de la caballería. Un regreso simbólico. Sí, la guerra en Ucrania, caracterizada por un despliegue masivo de drones, artillería de precisión y guerra electrónica, ha llevado al ejército ruso a explorar soluciones de apariencia arcaica: la reintroducción de caballos en el campo de batalla. Lo que comenzó como improvisaciones con burros y caballos para transportar suministros en el frente ha evolucionado hacia entrenamientos formales de unidades de asalto montadas, según informó el diario Kommersant.La idea refleja, en gran medida, el punto muerto al que han llegado las tecnologías modernas en un frente saturado de interferencias electrónicas, donde incluso los sistemas más sofisticados se han visto limitados, obligando a recurrir a métodos básicos que evocan las guerras del pasado. En Xataka En su misión por seguir los movimientos de Corea del Norte, Corea del Sur ha decidido apostar por un radar volante avanzado Entrenamientos y tácticas. En la región de Donetsk, el comandante de la unidad “Storm” de la 9ª Brigada ha organizado entrenamientos a caballo para tropas de asalto. Los ejercicios, grabados en video y difundidos en canales progubernamentales como “WarGonzo”, muestran a soldados galopando por campos abiertos, algunos compartiendo montura: uno controla al animal y el otro se prepara para abrir fuego. El planteamiento es que, una vez alcanzado el objetivo, ambos combatientes desmonten y avancen a pie contra la posición enemiga. Las pruebas también buscan que los caballos se acostumbren al ruido de disparos y explosiones, minimizando el riesgo de que se asusten en combate. Sus supuestas ventajas incluyen la capacidad de moverse de noche, acelerar sin necesidad de carreteras y, según los mandos rusos, guiarse por instinto para evitar minas. Limitaciones y simbolismo. A pesar de estas virtudes, el uso de caballos plantea importantes inconvenientes: su peso puede detonar minas antipersona, requieren alimentación y cuidados constantes, y tienen una capacidad de carga muy inferior a la de los vehículos blindados.  Por ello, incluso Kommersant subraya que la caballería difícilmente se desplegará a gran escala y que la medida es, ante todo, un gesto simbólico en un conflicto que, pese a ser escenario de tecnologías punteras, ha obligado a las partes a recurrir también a soluciones rudimentarias, desde líneas telefónicas analógicas hasta animales de carga. La estampa de soldados rusos a caballo contrasta con el relato oficial de innovación tecnológica y pone en evidencia el desgaste material y táctico de la campaña. Brigada de Caballería de las SS en Rusia, 1941 El recurso vintage. El recurso a caballos no es el primer intento ruso de emplear alternativas poco convencionales en el frente. Lo hemos contado antes: se han documentado unidades en motocicletas, quads, e incluso e-scooters y monociclos eléctricos, con resultados desiguales.  En particular, las brigadas de motociclistas destinadas a evadir drones ucranianos han sufrido bajas masivas: la exposición en campo abierto y la ausencia de cobertura las convirtió en blanco fácil, con la mayoría de los motoristas eliminados antes de alcanzar sus objetivos. La apuesta por la caballería refleja la misma lógica: soluciones rápidas y de bajo coste frente a un enemigo con ventaja tecnológica, aunque sin garantías de eficacia real en combate. Estancamiento militar. El contexto de este regreso equino es el estancamiento de la ofensiva rusa. Entre el 20 y el 30 de septiembre, Moscú solo logró avanzar 29 km cuadrados, y aunque en el conjunto del mes sumó 447, la mayor parte de las ganancias se produjeron en zonas rurales poco disputadas.  En Donetsk, donde se concentra la unidad “Storm”, Rusia apenas ganó 181 kilómetros cuadrados, uno de sus registros más bajos en un año. El frente lleva semanas prácticamente congelado, lo que ha obligado al Kremlin a recurrir a medidas propagandísticas para mostrar dinamismo, mientras Ucrania reconoce dificultades, pero mantiene la resistencia en núcleos clave como Pokrovsk y Dobropillia. Ecos del siglo XX. El regreso de los caballos al campo de batalla no es un fenómeno exclusivo de la guerra en Ucrania. Durante la Segunda Guerra Mundial, tanto Alemania como la Unión Soviética emplearon caballería en operaciones de patrulla y apoyo logístico, mientras Polonia fue duramente estigmatizada por las célebres cargas de jinetes contra tanques en 1939, un mito parcialmente exagerado pero que mostró la obsolescencia de la caballería clásica frente a la mecanización. En la Unión Soviética, sin embargo, unidades montadas se usaron de forma efectiva en entornos boscosos y en la lucha antipartisana, donde su movilidad ofrecía ventajas que los vehículos no podían igualar. En conflictos posteriores, los caballos reaparecieron en guerras de baja intensidad o en escenarios de difícil acceso. La resistencia afgana contra la invasión soviética en los años ochenta dependía en gran medida de caballos y mulas para transportar armas en terreno montañoso. Paradójicamente, tras el 11-S, las fuerzas especiales estadounidenses desplegadas en Afganistán recurrieron a caballos para moverse junto a sus aliados locales, una imagen que se convirtió en símbolo del choque entre la guerra tecnológica del siglo XXI y la geografía indomable del Hindu Kush. En Xataka Hay rascacielos tan monstruosamente altos en China que ha surgido un nuevo empleo: los que llevan el almuerzo a las últimas plantas La paradoja. La imagen de soldados rusos galopando entre drones y artillería resume la paradoja de la guerra en Ucrania: en un conflicto convertido en escaparate de innovaciones militares (enjambres de drones, inteligencia artificial aplicada al combate, armas hipersónicas y guerra electrónica), la fatiga de materiales y el bloqueo táctico han devuelto al campo de batalla herramientas propias de otra era. Si bien es improbable que la caballería moderna cambie el curso de la contienda, su mera reaparición es un poderoso símbolo de hasta qué punto la guerra de Ucrania ha tensionado los límites de la tecnología y ha obligado a reimaginar, incluso con medios primitivos, la manera de luchar.Imagen | WarGonzoEn Xataka | Un misil AIM-9X costaba un millón de dólares para derribar un dron ruso. Ucrania ha encontrado la solución por 2.000 dólares En Xataka | En un acuerdo crucial Ucrania le ha dado a EEUU su mejor arma. A cambio ha recibido algo inédito: un mapa para tumbar a Rusia  - La noticia La guerra en Ucrania se había convertido en un escenario de ciencia ficción. Hasta que Rusia ha sacado su caballería fue publicada originalmente en Xataka por Miguel Jorge .

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